El barrio del Padre Ayala, o Vista Alegre como se le conoce más popularmente, se convertirá en una zona verde en los próximos años. Al menos esa es la intención que la Administración actual prevé para este espacio de Ciudad Real cuando haya concluido el realojo de los vecinos que residen allí. Casi doscientas familias. Las obras de las viviendas que la Junta de Comunidades está construyendo para ellos en otros barrios de la ciudad están ya muy avanzadas y el traslado podrá comenzar a efectuarse por fin a par1ir del próximo año.
El Consejero de Obras Públicas, Aureliano López. anunció el miércoles en su visita a Ciudad Real, que las primeras 36 viviendas que comenzaron a construirse en la barriada de la Granja se terminaran en febrero del año que viene. El Gobierno Regional está construyendo además otras ciento once viviendas para estas personas en el sector 1. Si no surgen impedimentos las obras de éstas concluirán en noviembre. El realojo podrá completarse con la edificación de otras cincuenta casas más. aunque aún no se ha decidido todavía en que terrenos se construirán.
La Junta de Comunidades va a invertir en
estos proyectos 826 millones de pesetas -sin tener en cuenta la construcción de
estas últimas cincuenta viviendas- que servirán para acabar con uno de los
barrios en peor estado de la ciudad. Las viviendas del Padre Ayala no tienen
más de treinta metros cuadrados y en algunas de ellas tienen que convivir O han
convivido familias numerosas. Los vecinos sufren desde hace años una humedad
casi insoportable en sus casas y padecen el acoso de numerosos maleantes que
acampan por la zona.
PROBLEMAS
Aunque la mayoría de las familias están deseando trasladarse a nuevos domicilios, algunas de ellas ya han mostrado sus reservas con el cambio y piden que este se realice completamente gratis. Una posibilidad descartada, si bien el Gobierno Regional estudia todavía el régimen en el que se adjudicarán estas viviendas y los precios que deberán pagarse, en cualquier caso muy inferiores a los de mercado. -menos de 13.000 pesetas deberán parar los vecinos que han conseguido una de las viviendas de las Casas. Se estudia también la indemnización que se ofrecerá por los terrenos de las viviendas desalojadas y que se descontará del precio final de la nueva".
La negativa al traslado de algunas
familias puede ocasionar serios problemas a la ciudad, que tendría que mantener
toda una barriada con pocos vecinos.
Revista “Bisagra”, del 14 al 20 de noviembre de 1993
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