Aprovechando los últimos rayos de sol de la tarde, cinco mujeres maduras hablan en la puerta de la calle; más retirados varios hombres se dedican a lo mismo. Son vecinos del barrio del Padre Ayala - más conocido como «Vista Alegre» por su ubicación frente al cementerio-.
El sosiego que hay esa tarde en el barrio se rompe cuando decimos que somos de la prensa y que vamos a hacer un reportaje sobre las viviendas sociales a las que, según parece, pronto van a tener acceso. El tema de la construcción de pisos nuevos que sirvan para realojarles y que abandonen definitivamente sus pobres y viejas viviendas les alborota. Son escépticos y se toman a risa el proyecto de las viviendas sociales: «¿Sabe usted-cuántos años vienen diciéndonos eso? - dice una vecina- pues muchos y todavía estamos esperando». Se mete en la conversación otro vecino del bloque uno, José López Melero, un albañil jubilado que lleva vi viendo en esta calle desde hace más de 30 años: «El Ayuntamiento nos tiene totalmente abandonados, nadie nos hace caso y sólo aparecen por aquí para que Les votemos, luego no se acuerdan».
Cada vez son más los vecinos que participan
en las quejas y enumeran los problemas que tienen a diario con sus poco dignos
habitáculos: «Nos salen grietas en los techos, tenemos goteras, se cuelan en
las casas ratas como perros- dice Pradito Martínez-, los tejados están fatal y
hay que arreglarlos todos los años...»
Todos quieren mostrarnos sus casas, «los cuchitriles donde se tienen que meter familias numerosas», dicen.
Cerca de doscientas familias residen en esta barriada que se inauguró en los años cincuenta. Los pisos tienen poco más de 30 metros cuadrados, «cuando nos las entregaron -explica Natividad Molina- eran como naves, sin casi habitaciones, sólo tenía el interior de la casa tres puertas, en el water no había más que la taza y un pequeño lavabo, el suelo era de baldosas de barro. Ahora los que hemos podido le hemos echado al piso mucho dinero para arreglarlo, pero otras familias los tienen tal como los dieron, sin bañera siquiera». Pese a las reformas para el matrimonio López-Molina, el problema de falta de espacio no puede resolverse, como detalle la nevera la deben tener en el propio dormitorio porque no cabe en ninguna otra habitación de la casa.
Fidela Gómez, una anciana que lleva más de
30 años ocupando los mismos metros cuadrados junto a su familia, padece del
corazón y ha tenido, pensando en su salud, que cubrir con papeles una buena
parte de las paredes de la casa para resguardarse de la humedad. «Antes en
estos pisos no había humedad pero desde que el Ayuntamiento jalbegó por fuera
(que es lo único que ha hecho) empezó a aparecer la humedad.» Fidela no ha
podido en estos 30 años instalar ni una ducha ni una bañera en el aseo, la
cocina está separada del resto de la casa por unas cortinillas porque tampoco
le ha dado el bolsillo para poner puertas.
Ahora que llega el invierno lo que más en vilo tiene a la vecindad es el problema de las goteras. El pánico a que se les cuele en las habitaciones una rata es otra causa de preocupación, «se han comido las ratas las tuberías y hemos tenido que cambiarlas todas -cuenta Pradito Martínez- aunque lo decimos al Ayuntamiento, no vienen a echar veneno con demasiada frecuencia, sólo de vez en cuando».
Otra vecina, madre de tres hijas pequeñas nos muestra su casa y comenta «a ver si esta vez va a resultar verdad que nos dan las viviendas porque a mí me dijeron una vez que yo no la necesitaba porque vieron ésta que la tengo muy arregladita y ordenada, pero ¿qué quieren, que vivamos entre mierda para que nos las den?»
«Vista Alegre» es uno de los
reductos de marginación y pobreza que aún quedan en la ciudad. Incluso el concejal
de Urbanismo y Vivienda, José Cano de Mateo ha dicho que éste es «un barrio
paupérrimo, de otra época». La Concejalía de Bienestar
Social que encabeza Jesús Salcedo dispone de un estudio sobre la situación y
problemática de la vecindad, que tiene un elevado índice de paro y de
analfabetismo. La anterior corporación municipal independiente y la actual
corporación socialista han negociado para conseguir suelo público en el que la
Junta de Comunidades se había comprometido a construir esas prometidas
viviendas sociales, pero hasta hace poco las negociaciones fracasaron.
Impedimentos
En el Plan de Viviendas que la Junta de Comunidades elaboró para 1991-1994 se prevé invertir 9.000 millones de pesetas en la construcción de viviendas socia es. A la provincia de Ciudad Real le corresponden 1.200 cada año, de este porcentaje salían para 1991 las viviendas de promoción social destinadas a realojar a las 200 familias del Padre Ayala. El Ayuntamiento sólo tenía que conseguir a la Junta el suelo público necesario. Con este objetivo se pretendió que los propietarios de los terrenos, situados al lado del cementerio, entre el Camino de la Guija, la Segunda Ronda de circunvalación y el Polígono A-2 llegaran a un acuerdo con el Ayuntamiento con el fin de que cedieran parte de esos terrenos para las viviendas sociales a condición de hacer una modificación en el Plan General de Ordenación Urbana que les permitiera a los propietarios edificar viviendas de promoción privada. «El acuerdo era - explica Cano de Mateo-, «ustedes se quedan con parte de esta zona para su propia promoción privada y ceden al Ayuntamiento este terreno para construir las 200 sociales» Firmaron el convenio todos los propietarios (cinco en total) y el Ayuntamiento. Se aprobó la modificación del plan para esta zona provisionalmente y se mandó a la comisión regional de urbanismo para que la aprobara, pero cuando aún no lo había hecho, uno de los propietarios anuncia verbalmente que no piensa cumplir lo firmado, donde dijo negro dice blanco y lógicamente denunciamos a la Junta este convenio.»
En el último pleno se aprobó la denuncia
del convenio con el fin de que la comisión regional de urbanismo no diera el
visto bueno a esa modificación, «porque no tendría sentido -explica Cano de
Mateo- haber recalificado el suelo aumentando la edificabilidad buscando el
objetivo social de las 200 viviendas y que este objetivo de utilidad pública ya
no se pudiese cumplir». Todo vuelve a quedar como estaba y entre ese todos
los vecinos de «Vista Alegre» que siguen sin casas
nuevas.
Durante la sesión del pleno municipal se llega a decir que el proceso que perseguía ese interés social se ha visto entorpecido por la decisión de uno solo de los propietarios que actuó, en palabras de un miembro de la corporación «con un planteamiento de mala fe». Según Cano de Mateo «la modificación iba a ser rentable para los propietarios de las fincas urbanas pero al final los intereses económicos de un solo propietario -los demás seguían de acuerdo- lo ha echado todo para atrás».
Con todo esto el malo de la película
parece este propietario. Sin embargo este hombre - que no quiere hacer
públicamente declaraciones ni «contrastar su versión con la de los políticos»-
asegura que para él no era tan rentable esa modificación. Heredadas de sus
padres, esas tierras deseadas se cultivan temporalmente desde hace años. Posee
la mayor cantidad de terreno en esa zona, algo más de 20.000 metros cuadrados y
asegura que le parece muy bien que se busque suelo para ubicar las viviendas
social es, pero a él no le ha interesado tanto el acuerdo como a los otros
cuatro propietarios porque no entiende de especulación, de inmobiliarias ni de
constructoras. Ha preferido lo malo conocido.
Ajenos a esta polémica e ignorantes de lo que es un Peri o una modificación parcial del PGOU.; desconocedores de los trámites administrativos y de los convenios y negociaciones, los vecinos de «Vista Alegre» recelan de que se lleven a cabo con prontitud sus viviendas porque sólo juzga n por resultados y éstos hasta el momento no han sido buenos para ellos que continúan en sus deficientes 30 metros cuadrados.
El concejal de Urbanismo explica que el Ayuntamiento ha continuado las gestiones, esta vez dirigiéndose a otras administraciones como la Diputación provincial con la que firmará un convenio a final de este mes de octubre. La finalidad es conseguir ese suelo que necesitan y construir con urgencia una primera fase de 140 viviendas sociales a finales de este año o, como muy tarde, a principios del siguiente. El convenio a firmar entre Ayuntamiento y Diputación consistiría en la cesión gratuita por parte de la Diputación de 15.000 metros cuadrados en el Polígono Uno (donde se encuentra el auditorio municipal y el cuarto instituto de bachillerato) y la cesión de otros 15.000 metros cuadrados para equipamiento y vivienda, esta cesión a cambio del edificio antiguo de Correos, donde la Diputación podría hacer aparcamientos y diversas dependencias.
Si en esta ocasión todo sale conforme a lo
previsto los vecinos de «Vista Alegre» podrán vivir antes de que acabe el 92 en
pisos nuevos situados en la zona del barrio de la Granja.
P.L.G. Revista “Bisagra” Nº 197,
del 6 al 12 de octubre de 1991
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