Ya han comenzado las obras de derribo de uno de los barrios más conocidos de Ciudad Real: Padre Ayala. Probablemente, y si todo se desarrolla dentro de los cauces normales, el próximo lunes los edificios que forman esta barriada serán escombros y pondrán el punto final a una de las historias más complicadas que ha vivido Ciudad Real en los últimos años.
El proceso para desmantelar la barriada
comenzó en el año 1989, pero el papeleo administrativo tuvo como resultado un
importante retraso en el realojo de las familias que allí vivían. Fue en 1996
cuando se marcharon la mayoría de las familias, en concreto 146. Pero aún
quedaban muchos vecinos entre las viejas paredes de los edificios de la
barriada. Estas familias han sido realojadas poco a poco en los últimos meses,
y están habitando en las viviendas sociales de la Junta de Comunidades.
Con los bloques totalmente deshabitados, y
a las 8:00 horas de la mañana de ayer se dio paso a la demolición Padre Ayala.
Algunos miembros del Ayuntamiento de Ciudad Real, quien se va a hacer cargo de
este trabajo, se acercaron a media mañana para supervisar el desarrollo de la demolición.
Día feliz
El alcalde de Ciudad Real, Francisco Gil-Ortega, señaló a pie de obra que "este es un día feliz, porque uno de los problemas endémicos de la ciudad está solucionado", Gil-Ortega explicó que cuando el Partido Popular llegó al Ayuntamiento de Ciudad Real "ya tenía el problema encima de la mesa".
Además, el alcalde de Ciudad Real agregó
que las tres partes implicadas en este proceso de desmantelación de Padre
Ayala, Ayuntamiento, Junta y vecinos estaban muy contentos con el desarrollo,
que a pesar de ser lento "ha sido seguro". El motivo por el
cual se decidió la demolición de esta barriada, indicó Gil-Ortega, "era
buscar unas viviendas dignas para las familias que vivían en Padre Ayala".
"Había familias numerosas - recordó el edil capitalino- que estaban
desarrollando su vida en 36 metros cuadrados".
Por su parte, Javier Laguna, concejal de Bienestar Social, recordó que una de las grandes artífices de la desmantelación de Padre Ayala había sido su compañera Rosa Romero -también presente-o Por último explicó la situación de las últimas familias realojadas. Estas se encuentran en las casas sociales que la Junta ha construido cerca del cementerio. Estas familias no pagarán alquiler hasta que las nuevas viviendas de Padre Ayala estén terminadas, entonces tendrán dos caminos: uno, pagar el alquiler de donde están, o, entrar en la compra de una de las nuevas viviendas sociales, en las mismas condiciones que cualquier persona.
Por último, señalar que las primeras horas
de demolición fueron seguidas por medio centenar de vecinos de Ciudad Real.
Texto: Diario “Lanza”, sábado
1 de septiembre de 2001
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