Como todos los pueblos de España, Ciudad
Real desde sus orígenes estaba habitado por cristianos, moros y judíos, que con
arreglo a las leyes entonces en uso, vivian en barrios separados completamente.
Aunque había esta separación, durante el
día se comunicaban entre sí, teniendo su mercado en el centro del pueblo que se
denominaba la Alcaría y Alcaicería y siempre en la plaza pública del Consejo o
Ayuntamiento.
Pero en sus respectivos barrios tenían árabes
y hebreos sus talleres, almacenes y comercios particulares.
En Ciudad Real se conserva el nombre de
la Morería, así como se borró el de los judíos, después de las terribles
matanzas y saqueos que arruinaron completamente el de estos últimos.
La Judería de Villa Real, ya en otro
artículo lo hemos dicho, venía a estar enclavada en casi todo lo que es hoy
barrio de Santiago teniendo por límite la calle de la Mata, cerrando su
comunicación por las calles con verjas, donde empieza la calle llamada en la
actualidad del Compás de Santo Domingo por no haber estado allí el Convento,
que antes fue templo o Sinagoga Mayor de los judíos.
Como consecuencia de las terribles
predicaciones del arcediano de Écija que motivó que las turbas fanatizadas,
prendieran fuego y saquearan las ricas aljamas de Andalucía siendo la principal
la de Sevilla, aquí a la Mancha y a Ciudad Real llego también la ola
incendiaría antisemita y el populoso barrio de los hebreos quedó casi
convertido en cenizas.
Sabido es que al arcediano le fue impuesta
por el arzobispo de Sevilla, graves sanciones como la de prohibirle predicar en
las iglesias, ni hablar a las multitudes. Este sacerdote se llamaba D. Ferrán
Martínez.
El magnánimo San Vicente Ferrer después
de las matanzas y saqueos de Andalucía, recorrió esa región y con su perdón
misericordioso a la desgraciada raza, con sus célebres milagros y palabra
elocuente y persuasiva, llevó a cabo millares de conversiones al cristianismo.
Balcón
de hierro desde donde predicó San Vicente Ferrer en la calle de la Mata en el
siglo XV y que actualmente se encuentra en la finca de Torrecilla
En el año 1411 llegó el Santo a Ciudad
Real por el mes de junio, empezando enseguida sus fructíferas reuniones,
catequizando y salvando de sus errores a la extensa barriada, que se llamó la
Judería.
Es cosa averiguada, que San Vicente
Ferrer predicó en una casa de la calle de la Mata esquina a la de Caldereros, hoy
llamada del Alcázar.
Nosotros hemos conocido esta vetusta
casa de inmenso solar, donde estuvo hace cincuenta años el cuartel de la
Guardia Civil, después el primer Cine que hubo en Ciudad Real y luego se
edificó la Escuela de Nuestra Señora del Prado y en la actualidad se encuentra
el Seminario Menor.
En esa antigua morada, en la fachada
principal hemos visto muchos años antes de las transformaciones enumeradas, el
grandísimo balcón de hierro desde donde predicó el Santo. Hoy está colocado en
la casa de la finca Torrecilla, propiedad del señor Barco.
También había en la puerta un labrado aldabón
o llamador que figuraba una artística torre pues en esa casa habitaron varias
familias nobles entre ellas la de los Torres.
Esta casa que tiene larga fachada a la
del Alcázar, antes Caldereros, tiene una gran portada, con una puerta adornada
con magníficos clavos y arriba un escudo tapado con cal.
En la esquina de este memorable edificio
hemos conocido hace cuarenta años, un hueco u hornacina en la misma muralla,
con un arco en la parte superior donde estuvo la efigie o estatua de San
Vicente Ferrer, sin duda en conmemoración de su estancia en Ciudad Real, que
debió tener enorme resonancia, no solo entre los contemporáneos, sino en las
generaciones siguientes y hasta casi en nuestros días.
Emilio
Bernabeu (Diario Lanza Viernes, 20 de enero de 1950, página 6)
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