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que según el historiador Hermenegildo Gómez Moreno, perteneció a la antigua
Casa de la Moneda de Ciudad Real. Formaba parte del desaparecido Instituto Popular
de la Concepción, se encontraba en la calle Alcázar (antigua Calderos)
La fidelidad y lealtad que siempre
tuvieron los ciudadrrealeños a sus reyes, merecieron de éstos abundantes
privilegios y fundaciones, otorgadas en honra de la ciudad. Una de estas
fundaciones reales, quizás la menos conocida, fue la Real casa de la Moneda,
que existió en Ciudad Real en el siglo XV, creada por el rey don Alfonso en
reconocimiento a los servicios por estos fieles vasallos al hermano del
desgraciado Enrique IV.
El historiador O. Jurado, párroco que
fue de la iglesia de San Pedro, referente a esta fundación dice lo siguiente:
“Para
mayor demostración de su cariño y más autoridad y estimación de la ciudad, puso
en ella el rey, don Alfonso, Casa Real de batir monedas, cuyo edificio existía
por los años 1690, grabadas en piedra que guarnecía las puertas de las reales
armas y las del monedero que las batía en cara. Esta casa está situada,
saliendo de la ciudad por la calle de la Mata, frente al convento de Santo
Domingo, que viene a ser la de los herederos de don José Torres”.
Por este tiempo escribía el P. Jurado
sus apuntes históricos inéditos y, por lo tanto, tuvo que ver por sí mismo el
edificio en donde estuvo la referida Casa de la Moneda. Según la descripción
del citado historiador, no debió ser otra que la correspondiente en la que,
hasta hace poco, estuvo el grupo escolar del Instituto Popular de la
Concepción, Escuela Popular, hoy solares de modernas construcciones.
A las investigaciones del célebre
historiador y canónigo de la iglesia prioral, don Luis Delgado Merchán, debemos
el conocimiento de los documentos hallados en el Archivo General de Sigüenza,
referente a la fundación de esta institución.
Muy interesantes son estos documentos.
Copiamos literalmente el original de don Alfonso con su firma autógrafa fechada
en Segovia, a 16 de octubre del año 1467. Dice así:
“Don
Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Toledo, etcétera:
acatando los muchos e buenos e señalados servicios que la mi Ciudad Real e los
vecinos e moradores della se han fecho e fecen de cada día, mi merced a
voluntad es de enoblecerla, e otros y porque enterado que cumple ay a mi
servicio e a pro e bien común de mis regnos a señoríos segund la comarca e
sitio donde la dicha ciudad está, tengo por bien e es mi merced que agora e de
aquí adelante por siempre jamás en la dicha Ciudad Real aya Casa de Moneda en
que se labren las mis monedas de oro e plata e vellón e otras monedas que yo ha
mandado e mando labrar… e que en la dicha Casa de Moneda de Ciudad Real aya un
tesorero e un escribano, e dos alcaldes, e un aguacile, un talancario, e un
entallador, e dos guardas, e otro tanto de números de oficiales, e obreros, e
monederos, e capataces, como tienen en mi Casa de Moneda de la ciudad de
Cuenca, e que dicha Casa de Moneda de Ciudad Real, e los míos tesoreros e otros
oficiales, e obreros, e monederos, e capataces della, ayan e gozar e le sea
guardados todas las honras, gracias mercedes, privilegios, franqueas,
esenciones, libertades preeminencias, prerrogativas, e todas las otras casas e
cada una dellas que han e deben aber e gozar e deben ser guardadas a las otras
mis Casas de Moneda”.
Sigue, a continuación, ordenando a los
duques, condes, marqueses “rico oomes”
guarden y hagan guardar la real carta de privilegio firmada por el rey en la
ciudad de Segovia, a 16 de octubre de 1467.
Importante documento, uno más que nos
dice la distinción que en otros tiempos gozó Ciudad Real como premio de su
lealtad y fidelidad a la corona.
Hermenegildo
Gómez Moreno (Diario “Lanza” Extra Verano agosto de 1984)
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