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domingo, 4 de marzo de 2018

LA COFRADÍA DEL CRUCIFIJO DE SAN PEDRO COMO ORIGEN DE LA SEMANA SANTA DE CIUDAD REAL (IV Y ÚLTIMO)



Durante el siglo XVII hemos constatado en el libro de acuerdos, la existencia de diferentes censos propiedad de la Cofradía. Desgraciadamente no hemos podido encontrar las escrituras de los censos de este siglo XVII pues no se recogen en este libro de acuerdos y tampoco en el archivo provincial, en su sección de protocolos notariales (48). Por tanto los censos que a continuación enumeraremos sólo son reflejados en el libro de asientos y en su mayoría fueron enfitéuticos y redimibles, pues en el siglo XVIII muchos de ellos ya no constan: un censo puesto sobre unas casas de las hijas de Pedrosa (1601) (49), un censo contra Luis Rodríguez de 78 reales, un censo contra Luis de Soto de mil maravedíes anuales, un censo contra Antonio de Arévalo (50), clérigo, que monta setecientas fanegas de cereal anuales (51), un censo perpetuo que paga el clérigo Luis Bastante de once reales anuales, un reconocimiento de deuda contra Blas Martínez, maderero, de treinta y cuatro reales anuales, un censo contra el licenciado Antonio de Fonseca, clérigo, otro censo contra el licenciado Sebastián de Soto, de setecientos maravedíes anuales, una escritura de censo de una casa contra Miguel López Clemente, que lo paga el clérigo Luis Bastante y del que tampoco señala la cantidad (52), una carta de pago contra Agustín Ruiz de Fuenteencalada, un censo contra Sebastián López Alvar de diez y ocho mil maravedíes anuales, un censo contra Miguel López Clemente que hasta ese año lo pagaba un clérigo de ocho reales anuales, un censo contra el clérigo licenciado Beltrán de Soto de veinte reales anuales, un censo contra el clérigo Antonio de Fonseca sobre unas casas que montan ochenta y nueve reales anuales y un censo contra Alonso Martínez y su mujer de seiscientos cuarenta y seis maravedíes anuales pagado por Jerónimo de Alcázar. Según se desprende en el acta del cabildo de seis de abril de 1777 (53), este censo era de la Cofradía de San Bartolomé de los Viejos, el cual dejó de pagarse en algún momento del siglo XVII y hasta 1777 no se supo quién debía hacer efectivo los réditos. Esta escritura de censo pasó a propiedad de la Cofradía del Santo Crucifijo en 1605 cuando la Cofradía de San Bartolomé de los Viejos, sita en la misma parroquia, solicitó su agregación a la primera por falta de cofrades (54).

Otro tipo de ingresos eran los legados, como de Fernando de Aguado. Este en su testamento donó setecientos cuarenta y seis reales (55) a la cofradía, pues parece ser que sentía culpable de la desaparición de dicha cantidad durante su priostazgo. No obstante, esta donación nunca se hizo efectiva, hasta el punto de que el prioste Cristóbal Rodríguez de Sotomayor inició pleiteó contra la esposa e hijo de dicho donante (56):


En Ciudad Real a diez y siete dias del mes de junio de mil y seiscientos y quarenta y tres dias ante mi el escrivano publico pareciero Maria Fernandez viuda de Ferndo Aguado y Bartolome Gomez su hijo vecinos dela ciudad y cada uno por lo que les toca dieron su poder cumplido al dicho Bartolome Gomez y a Juan de Arciniega y a Cristobal Delgado procuradores del numero desta ciudad y a cualquiera de ellos ynsolidum con facultad de enjuiciar, jurar en quienes les parecieren con que lo que uno començare ellotro lo pueda proseguir y acavar especial para los defender en un pleyto y causa que a puesto Cristobal Rodriguez de Sotomayor piostre que dice ser dela cofradia del santo Cristo del señor San Pedro desta ciudad sobre decir le paguen ciertos maravedís que dicen entraron en poder del dicho Fernando de Aguado y del dicho Bartolome Gomez de ciertas limosnas que ofrecieron los soldados de la dicha cofradia para haçer cierto estandarte y por haverse publicado la baxa de la moneda se perdió y consumio la quanttidad.

Desgraciadamente no hemos encontrado más información sobre este pleito, pero al no constatar dicho ingreso en el libro de asientos de la Cofradía, deducimos que ésta nunca llegó a recuperar dicho legado.

Otra manera de obtener recursos era sembrar cereal en tierras comunales. En el cabildo de cuentas de siete de marzo de 1601 (57), se señala que la Cofradía tenía ese año sembrado cereal en el pegujal de la ciudad recibiendo como limosna, una cantidad de cereal que posteriormente se vendía. Realmente daba para poco porque entre pagar el diezmo y los derechos de siembra, la Cofradía se quedaba con escaso cereal. De este modo, a partir de mediados del siglo XVII se dejó de sembrar por su escaso rendimiento y los problemas que conllevaba.

2.- Patrimonio: Podemos estudiarlo gracias a los inventarios y cabildos de cuentas que se reflejan en el libro de asientos. Por lo general era poco valioso, salvo la cera, la vara del prioste y los cuatro pasos de la procesión del Viernes Santo (Oración en el Huerto, Coronación de espinas, Cristo con la cruz a cuestas y Crucifijo). Estos bienes se guardaban en dos arcas grandes cuyas llaves estaban en propiedad de los mayordomos y el prioste.

Probablemente y sin temor a equivocarnos, la propiedad más importante y valiosa de la Cofradía del Santo Cristo fue su propia capilla. Ésta se encontraba justo al lado de la puerta de la umbría, donde actualmente se ubica la Virgen de la Soledad, y existió hasta la reforma de la Parroquia a mediados de la década de 1970. Las primeras noticias que tenemos de este habitáculo son de 1643. El 3 de mayo del citado año (58) el prioste don Cristóbal Rodríguez de Sotomayor, solicitó otros dos años de mandato, pues consideraba prioritario “acomodar capilla en la yglesia para enterramiento de los hermanos y para guardar las ynsignias, estandartes y cera con decencia”.


Así las cosas, en el cabildo de veinte y cuatro de enero de 1644 (59) se comunicó que el vicario y juez visitador del Campo de Calatrava, el señor licenciado Esteban Cavallero había dado licencia para construir la capilla, así como el consentimiento de los curas y beneficiados de San Pedro. El domingo treinta y uno de enero de 1644 (60) se llevó al Santo Cristo en procesión por el interior del templo parroquial hasta su capilla, acompañado de las representaciones eclesiásticas y civiles, amén de los cofrades y devotos de la ciudad.

F. La procesión de Semana Santa: Esta procesión ya no tenía nada que ver con aquella de los disciplinantes. Aún así, debía ser austera y sencilla. Tal y como marcaban las Ordenanzas, la procesión debía iniciarse tras el Sermón de la Pasión. No obstante, la Cofradía determinó salir a las cinco de la mañana (61), aunque en 1601, se decidió hacerlo a las tres (62), constatándose así que la Cofradía procesionaba en lo que ahora denominamos Madrugada del Viernes Santo.

El hábito que debían vestir los cofrades era una túnica de lienzo morado con un capillo redondo del mismo color y unas cuerdas anudadas a la cintura y cuello (63): “Los cofrades vayan con túnicas moradas y con capillo redondo y achas y cruz y una soga a la garganta o sintura”. Se constata la no participación de disciplinantes y una distinción entre los cofrades: los cofrades de luz, en número de doce con hachones de cera delante de cada paso, los cofrades cargados con cruces, sin determinar número, y los cofrades de paso que se distinguían de los demás porque llevaban una cruz dorada bordada en el capillo y portaban las andas sobre sus hombros.

Organizada la Cofradía y sabiendo quiénes y cuántos participaban, ésta salía con sus insignias, acompañada por el clero parroquial haciendo estación en cada una de las iglesias y monasterios de la ciudad. El primer año, la Hermandad procesionó dos Pasos “la Adoración en el Huerto y Cristo Crucificado con Nuestra Señora y San Juan a su lado […]” (64). En el año 1600 (65) la Cofradía adquirió dos imágenes de Cristo y otras dos figuras realizadas en Almagro que costaron ochenta y ocho reales, siendo estas dos figuras, dos sayones flagelantes. En ese año participaron ya tres pasos: la Oración en el Huerto, la Coronación de Espinas y el Santo Cristo. Así las cosas, el número de pasos procesionados fue variando en número durante el siglo XVII, de hecho, en 1653 llegaron a procesionar: un Niño Jesús, la Oración en el Huerto, Jesús con la cruz a cuestas, Flagelación, Coronación, Ecce Homo, Cruz de las Toallas, Cristo de Alonso de Sevilla, Cristo de los Entierros, Cristo de Canillas o el Santo Cristo de la Caridad (66).


Cada paso se encargaba a un cofrade determinado. La labor de los responsables de paso consistía en buscar hermanos o asalariados que cargaran con el citado paso. Además debía buscar otros cofrades que lo alumbraran, así como costear el refresco al concluir la procesión. “el paso de la orazion deel guerto se encarga a Pedro de el Campo, y Pedro blanque. Se alumbren y conviden quien lleve la zera y paso con las quatro achas de la cofradía, quatro que da el señor piostre, y doce que dan los susodichos de limosna (67)”.

3. CONCLUSIONES

A lo largo de este pequeño trabajo de investigación hemos intentado aproximarnos al origen de la Semana Santa de Ciudad Real, a través de una de las cofradías primitivas, el Santo Crucifijo de San Pedro. Creemos que por sus características este trabajo tiene una parte innovadora, la inmersión en fuentes primarias. Por otra parte, también esperamos que esta pequeña aportación haya servido para constatar que el origen de la Semana Santa ciudadrealeña es similar al de otras ciudades españolas.

Lo más destacable y lo que más luz nos ha aportando ha sido este Libro de Asientos de la Cofradía del Santo Crucifijo de San Pedro. Un documento único que sirve para conocer no sólo su historia, sino otros aspectos de la vida cotidiana. Que sepamos sólo esta Cofradía de Ciudad Real tiene documentación de este tipo, de ahí que su fortuito hallazgo y su posterior estudio hayan supuesto que esta comunicación sea novedosa e innovadora.

En síntesis, podemos concluir que:

1. Como en otros lugares del territorio peninsular, en torno a la década de los treinta del siglo XVI ya había procesiones de disciplina en la archidiócesis toledana, de ahí que se pidiera una bula para poder realizar esta práctica. De hecho, la probable fecha fundacional de la Cofradía de la Santa Vera+Cruz sea la ya citada de 1522.

2. Los modelos procesionales, salvo la disciplina pública, fueron asumidos por la Hermandad del Crucifijo de San Pedro, siendo por tanto la heredera de aquella al continuar la práctica de las procesiones de Semana Santa en los siglos posteriores.

3. Estas cofradías surgen como asociaciones de seglares para rendir culto a una Imagen o a una reliquia, perdiéndose el carácter asistencial y hospitalario que anteriormente tenían, quedando únicamente la ayuda al entierro de sus hermanos o familiares. Del mismo modo, al venerar la Santa Cruz como símbolo de la Redención, la Fiesta principal de la Cofradía fue el tres de mayo, día de la Invención de la Cruz, y no el Viernes Santo. Por ello, podemos afirmar que los cofrades de nuestra Hermandad no tenían como principal deseo ser cofrades disciplinantes, sino cofrades que acompañaban al Señor por las calles tras el sermón de la Pasión y asistían a misa el día tres de mayo.


4. Como podemos constatar, el funcionamiento de la Hermandad, a través de los cabildos y las juntas de oficiales ha perdurado hasta el día de hoy, tanto la rutina administrativa, como, salvando las distancias, la forma de procesionar.

5. El patrimonio de la Cofradía estaba acorde con el nivel económico de la ciudad. Sus posesiones, salvo los pasos y poco más, eran escasas y de poco valor, al contrario de lo que sucedía en cofradías de ciudades económicamente más aventajadas.

6. Esta Cofradía era muy heterogénea socialmente, ya que observamos cofrades pertenecientes a los distintos estados. No obstante, es destacable el importante número de hidalgos de la ciudad así como de profesionales liberales, en particular, notarios.

7. La procesión del Viernes Santo por la mañana es, como veremos, la herencia constatable de la labor de esta Cofradía. En 1653, la Hermandad ya procesionó diez pasos. Años después, se desgajarán otras secciones, constituyéndose en cofradías que perviven actualmente. Hoy día, son cuatro, junto a la Hermandad del Cristo del Perdón y de las Aguas las hermandades que componen la Pasionaria de San Pedro, tal y como se hacía en el siglo XVII, aunque ahora cada corporación es independiente.

8. Los primeros hábitos de la Cofradía eran de color morado, siendo en la actualidad dicho color el dominante en las túnicas de la procesión del Viernes Santo.

Es una pena que no conozcamos más documentación como la utilizada para poder averiguar hasta qué punto esta Cofradía influyó en las demás, ya que el modelo de pasionaria se repite en las otras dos antiguas parroquias, Santa María y Santiago años después. Este análisis comparativo nos permitiría estudiar el proceso de asimilación que dio lugar a nuestra Semana Santa tradicional, que, desgraciadamente, ha ido languideciendo durante el siglo XX.

BIBLIOGRAFIA CITADA

Barrieza Sánchez, J.: Cinco de siglos de Cofradías y procesiones. Historia de la Semana Santa de Valladolid. Junta de Cofradías de Semana Santa, Valladolid, 2004.
Benassar, B. y Vicent, B.: España, los Siglos de Oro.Ed. Crítica, Barcelona, 2000. Campos y Fernández de Sevilla, F.J.: La mentalidad en Castilla-La Nueva en el siglo XVI. Ed. Escurialenses (EDES), Madrid, 1986.
Delgado Merchán, L.: Historia documentada de Ciudad Real. La judería, la Inquisición y la Santa Hermandad. C. Real, 2ª edición, 1907.
Golderos Vicario, J.: Ciudad Real, siete siglos a través de sus calles y plazas, 1245-1945, Ayto. de Ciudad Real, Ciudad Real ,1998
López Salazar Perez, J.: Estructuras agrarias y sociedad rural en La Mancha (ss. XVI-XVII).Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real, 1986.
Philips, C.R., Ciudad Real, 1500 1750. Growth, crisis and readjustment in the Spanish economy. Harvard, 1979.
Plaza Sánchez, J.: La Semana Santa de Ciudad Real. Aportación etnográfica a una religiosidad popular. Comisión municipal de Cultura del Ayuntamiento de Ciudad Real, Ciudad Real, 1985.
Portuondo, B.: Catálogo histórico artístico de la Provincia de Ciudad Real, BAM, Ciudad Real, 2007
Rodríguez de Diego, J.L. “Hacia una catalogación y mecanización de un importante fondo documental: los censos”, en Revista Anabad, XXIII (1982), nº3.
Sánchez Herrero, J.: La Semana Santa de Sevilla. Ed. Sílex. Sevilla, 2003.
Torres Jiménez, Mª R.: Religiosidad popular en el Campo de Calatrava. Cofradías y Hospitales de la Edad Media. Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1989.

Francisco José Turrillo Moraga (I.E.S. Alonso Quijano de Argamasilla de Calatrava). I Congreso Nacional Ciudad Real y su provincia.


(48) En el Archivo Histórico provincial sólo hemos encontrado una escritura de censo de esta cofradía firmada en 1729. A pesar de investigar en diversos protocolos no hemos encontrado ninguno más de los que el Libro de Acuerdos hace referencia.
(49) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 16 r.
(50) En el Cabildo de 23 de mayo de 1648, la cuantía económica de este censo es de veinte reales con veinte maravedíes, en AHN, Sección Clero, leg 2895, p.146.
(51) Este censo aparece en el acta de tres de abril de 1631 y se le permutó por veinte y un reales anuales.
(52) Este censo fue redimido, según consta en la escritura pública firmada por el notario Agustín.
(53) Archivo Hermandad Cristo del Perdón, Segundo Libro de Asientos, 1652-1799, pp. 209 r-213v.
(54) AHCP, Segundo Libro de Asientos, 1652-1799, pp. 164 v-169 r y pp. 42 v-43 r.
(55) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 101v.
(56) AHPCR, Sección Protocolos Notariales, legajo 171 bis, pp. 244 r-244 v.
(57) AHN, Sección Clero, leg 2895, pp 16v- 18v.
(58) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 6 r.
(59) AHN, Sección Clero, leg 2895, pp. 103-104v.
(60) AHN, Sección Clero, leg 2895, pp. 105-105v.
(61) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 131 r.
(62) AHN, Sección Clero, leg 2895, pp. 20v-21 r.
(63) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 131 v.
(64) AHN, Sección Clero, leg 2895, p.6 r.
(65) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 14 r.
(66) “La cofradia pidió a Francisco Sanchez cofrade que como piostre quees de la cofradia del santo Cristo de la caridad haga que se traiga el santo Cristo antiguo de la cofradia para que salga en procession”, en AHCP: Segundo Libro de Asientos, 1652-1799, p. 3 r.
(67) AHN, Sección Clero, leg 2895, p. 158 v.

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