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jueves, 9 de mayo de 2019

BAR LA CAMPANA EN LA CALLE ALARCOS


Vista del interior del Bar La Campana en los años cincuenta del pasado siglo XX. Fotografía de Mercedes Funez Castillo

Uno de los bares míticos de Ciudad Real durante décadas, fue el “Bar La Campana” en la calle Alarcos número 6, que desde la Segunda Republica hasta 1939 se llamó “Avenida de José Maestro” y desde 1939 hasta 1982, recibió el nombre de “Avenida de los Mártires”.

El “Bar La Campana” abrió sus puertas en el año 1947 de la mano de Antonio Delgado Mena, ligado toda su vida al Club Deportivo Manchego, y que tuvo abiertas sus puertas en la calle de Alarcos, hasta finales de 1991.

La desaparecida revista “Bisagra”, publicó el 2 de febrero de 1992, un reportaje sobre el cierre de históricos bares de nuestra ciudad, y lo que a continuación reproduzco, fue lo publicado en relación al “Bar La Campana”:


en el número cuatro de la calle de Alarcos se levantó el bar La Campana, tras haber sido con anterioridad una pastelería conocida como La Campanita y de la que también fuera fundador y propietario el mismo Antonio Delgado Mena. En torno a La Campana estuvo primero la ferretería Alarcos y la relojería Tic-Tac y después el Banco Santander y los almacenes Los Reyes, actualmente también desaparecidos, construyendo un monumental edificio en su lugar, aunque una vez concluidas las obras los tales almacenes continúan existiendo.

Precisamente, el hecho de que estuvieran al lado los almacenes Los Reyes favoreció que La Campana tuviera siempre una considerable cantidad de público, ya que con cualquier motivo, los clientes, los viajantes, ... acudían allí para hacerse su bocadillo o tomarse su caña con tapa. Siempre en La Campana se ha atendido maravillosamente al cliente y en cuanto eras de los fijos no hacía falta ni que pidieras, sabían de antemano lo que querías y lo tenías servido en el mostrador antes de llegar allí.

Un toque de clase

La gente de La Campana solía ser gente con clase y de tendencias más bien conservadoras: empresarios, abogados, funcionarios, etc. Allí se han cerrado muchos negocios, se han conocido gentes, y otras han roto amistades. Lo normal. Pero siempre existió una clase, del propietario y de los empleados, que impregnaba el local ya quienes en él entraban.

El interior del Bar La Campana antes de su cierre en 1991

Los nuevos tiempos han hecho que, aunque siguiera siendo uno de los bares que más y mejor trabajaban, hayan tenido que cerrar sus puertas. Un nuevo edificio, que llegará hasta la esquina de la calle Juan II, se alzará dentro de poco tiempo en los que hasta hace unas fechas estaban en pleno rendimiento La Campana y sigue estando la farmacia de Rasiano Salcedo. Esperemos que aquí, como en el caso del Ideal, sea sólo una muerte para seguir viviendo, aunque ya no tenga la solera que tenía hasta el día de su cierre, finalizando el año capicúa por excelencia 1991 o empezando el olímpico y universalista 1992.

Demolido el viejo edificio de tres plantas que albergó el “Bar La Campana” en el año 1992, se construyó un nuevo edificio de siete plantas con fachada acristalada, que recibió el nombre de “Edificio La Campana”, que abrió sus puertas en 1994.

Edificio La Campana que se levantó sobre el solar del desaparecido bar y abrió sus puertas en 1994

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