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domingo, 18 de mayo de 2014

LA OBRA DEL MES DEL MUSEO DIOCESANO: LA VIRGEN CON NIÑO



La Virgen con el niño es uno de los principales temas de la iconografía cristiana. La primera representación de la Virgen con el Niño puede ser la pintura mural en la Catacumba de Priscila, en Roma, en la que la Virgen sentada amamanta al Niño, que vuelve la cabeza para mirar al espectador. Aunque puede fundarse en los Evangelios, no tiene como fin inmediato visualizar ninguno de sus relatos; sino dar cuenta del papel protagónico de María en la historia de la Salvación, y del hecho central de su maternidad divina y virginal exaltándola y proponiéndola como modelo.

El lienzo representa a la Virgen con el Niño. El pintor cuya autoría es desconocida, representa a la imagen de María que pertenece al modelo del icono de la Glicofilusa (es una palabra compuesta que significa  “la que besa dulcemente al Niño”). La Glicofilusa (la dulce amante) nace a mediados del siglo XIV como una variante de la Madre de Dios Hodigitría Eleousa (misericordiosa), que se distingue por la actitud de ternura entre la Madre y el Hijo y destaca la humanidad de este último. La mejilla de María y la del Niño se tocan suavemente. El Niño sostenido por el brazo derecho de María mira deliciosamente a la Madre; es ella siempre la que muestra a Jesús, el fruto de su vientre.

La obra en su sencillez nos presente a la Virgen de medio cuerpo, vestida con manto rojo, túnica verde y tocado blanco. Entre sus manos entrecruzadas sujeta dulcemente al Niño, sus mejillas se juntan. El Niño, envuelto parcialmente en un paño blanco, extiende su brazo derecho hacia el cuello de su madre. En la mano izquierda sujeta una fruta. Su expresividad se templa por un sentimiento de intimidad serena y contenida, plena de fe sincera.

En primer plano, en la parte inferior, aparece una mesa, sobre la que se dispone un racimo de uvas (izquierda) y un frutero (alegoría de la nueva Eva) a la derecha.

Según el profesor José María Azcárate es una copia de Gerard David, flamenco. El encuadramiento de la ventana se vincula con la escuela veneciana. Gerard David es un pintor flamenco que desarrolla su obra en Brujas. Sus obras más famosas son sus grandes retablos, entre ellos el Bautismo de Cristo, en Brujas, y sobre todo Madonna con Ángeles y Santos, en Ruán. Las características principales de su obra, son su riqueza cromática y el hábil tratamiento de la luz, el volumen y el espacio. En sus últimas obras adoptó un aire más humanizado e intimista en el tratamiento de los temas religiosos, destacando la serenidad y dulzura en los rostros.

Como holandés le preocupan el paisaje  y los efectos de la luz, y es un fiel intérprete de la naturaleza.

Se trata de una obra de esmerada y especial calidad, óleo sobre tabla, siglo XV (finales), 41 X 31 cm. Pertenece al Obispado (Seminario) Ciudad Real.


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