La Biblia nos dice que Santiago era hijo
de Zebedeo y Salomé, y hermano mayor del apóstol Juan. Los evangelios se
refieren a él como “el Mayor” para diferenciarlo del otro Apóstol Santiago
(Santiago Alfeo o Santiago “el Menor”). El y su hermano Juan fueron llamados
por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.
Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a
Galicia, donde se estableció una comunidad cristiana, y luego a la ciudad
romana de Caesar Augusta (actual Zaragoza).
El Apóstol murió asesinado por el rey
Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 AD (día en que la liturgia actual
celebra la Anunciación), apareciendo en los Hechos de los Apóstoles como el primer
apóstol martirizado. La tradición también relata que los discípulos de Santiago
recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de
España), reposando sus restos mortales en la basílica edificada en su honor en
Santiago de Compostela. En España Santiago es uno de los santos más queridos y
venerados; siendo además en América numerosas las ciudades dedicadas al Apóstol
en Cuba, República Dominicana, Chile y otros países.
Santiago el Mayor es, de entre los
apóstoles, el que presenta un interés iconográfico más destacado debido a que
une a su condición de discípulo de Cristo, la de patrón de España, originada
por su intervención milagrosa en la batalla de Clavijo, y a su vinculación por
ello a la Reconquista. A Santiago el Mayor se le representa siempre barbado,
con el cabello cayéndole sobre los hombros, y de mediana edad. Como Apóstol,
como Peregrino y como Caballero, que son reflejo de su triple dimensión
eclesial, popular y política de su culto.
El lienzo de grandes dimensiones
propiedad del Excmo. Cabildo Catedral es anónimo del siglo XVIII y representa a
Santiago como apóstol. Viste túnica de color rojo en alusión a su martirio. Santiago es, asimismo,
Peregrino, porta también el báculo o cayado que potenciaba la idea de la misión
apostólica encargada por Jesús y, además, servía para intensificar la
importancia de Compostela como sede episcopal. Lleva también “la esclavina”
pequeño manto, generalmente de cuero, para cubrir los hombros, protegiendo el
tórax del frío y de la lluvia. Decorada con pequeñas conchas y bordones hechos
de materiales diversos, como emblema de
la caridad comparando sus costillas con los dedos de una mano.
La figura del Apóstol está de pie, entre
dos árboles (palmeras, cipreses) que según un sermón incluido en el propio
Codex Calixtinus se compara a Santiago con la palmera, que simboliza el triunfo
del mártir sobre la muerte, la resurrección de Cristo, la inmortalidad del
alma, la salvación y, sobre todo, como símbolo del Paraíso Celestial. Por otro
lado, el ciprés, árbol que por el constante verdor y por la incorruptibilidad
de su madera, símbolo en la iconografía cristiana de la resurrección y el
paraíso.
Santiago Apóstol ha preparado el camino
para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como “pilar” de nuestra
Iglesia. El es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el
Apóstol de la paz.
Texto: Ana María
Fernández.
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