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domingo, 20 de mayo de 2018

ALARCOS: CERRO, BATALLA Y SANTUARIO MARIANO (II)



SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE ALARCOS

Entre otros muchos, Ramírez de Arellano (1914), Inocente Hervás (1914), Bernardo Portuondo (1917), hablan y describen el Santuario de Ntra. Sra. de Alarcos; pequeña iglesia que, al juzgar por sus elementos, es una joya del Arte Ojival (siglo X IV), aunque el "templo –dice Ramírez de Arellano- pertenece a varias épocas. Su primitiva planta debió ser mucho más pequeña que la actual. Es probable que en el siglo XIII se hiciese allí una ermita muy reducida,... se deduce esto de la portada principal, que ocupa el centro del imafronte, la cual está formada por un arco apuntado rodeado de una ancha
V tosca moldura y cuya altura es poco más del cuerpo de una persona" (Véase Ciudad Real Artística; pág: 42).

Hoy, el templo de Ntra. Sra. de Alarcos, se halla en el siguiente estado: Está emplazado en el interior de un amplio recinto o patio de antiquísimos muros almenados y, por un lado, se halla adosado a uno de ellos. Y hubo de estar, al juzgar por los restos de murallas que existen aun alrededor de la colina, dentro de la antigua fortaleza.

Nada más cruzar la puerta que, de ladrillo rojo al descubierto y con algunos adornos, da acceso al recinto donde se halla el santuario, frente a nosotros, hay un largo pórtico; sostienen la cubierta de éste, siete columnas antiquísimas; alguna de ellas octogonales y, según opinan notables autores, de sabor bizantino; estas poseen capiteles en tronco de cono invertido (capitel, basa y fuste, se hallan blanqueados). Y, a nuestra espalda, un gran lienzo de muralla almenada adonde, en un extremo y en la parte superior, hay parte de edificación en forma de ventanal de doble hueco; parte accesoria que, al parecer, estuvo dedicada a campanario siglos pasados.

Cubre el pórtico, una puerta que da acceso al santuario; embellecido éste por un simple y sencillo arco ojival: Lo forma una figura de dos arcos que se cortan en un ángulo. La puerta que ocupa el centro del imafronte, posee las mismas características, aunque es más pequeña. Y, existe otra puerta y última, sin protección y adorno alguno; ésta da al exterior del patio.

Se observa en el imafronte, sobre la pequeña pero atractiva puerta, un extraordinario rosetón que, catalogado hoy de “bellísima labor mudéjar”; está compuesto por 19 lóbulos y, todo él, se halla cerrado en un marco rehundido y cuadrado.

Ya en el interior del templo, observamos que la planta está formada por tres naves y, su forma total, es de una cruz latina. Dichas naves están separadas por 10 esbeltas columnas que sirven de soporte a 8 magníficos arcos ojivales que, en su conjunto, embellecen toda la iglesia; y, estas naves, de altura desigual, la del centro es más alta que las dos laterales, y, además se halla hoy cubierta por una falsa bóveda (cielo raso de cañas y yeso); ello desfigura la estructura interna y el encanto de la iglesia, dado que toda ella está en piedra descubierta.

Las columnas que el santuario posee, se hallan agrupadas por pares bajo el mismo establecimiento y lisas por la parte del fuste y, al mismo tiempo, apoyadas sobre una base octogonal a excepción de las dos del centro (su base, en forma de cruz, tiene esculpidos cada uno de sus ángulos); sus capiteles, todos ellos tallados, poseen hojas de acanto o vegetales y caricaturas humanas; ello está esculpido con arte y maestría.


En cuanto a su ábside o capilla central se refiere, hoy se ve, un pequeño recinto de unos 5 m2, cubierto todo él de cal (se aprecia aquí elementos de construcción, la cúpula junto con el empleo de las pechinas); protegido, por su exterior, por un arco de ladrillo rojo al descubierto con uniformidad. Y, en la cabeza de sus naves laterales, existe una capillita que la enriquece, en su puerta de ingreso, un bello y extraordinario arco ojival y, en su techumbre, se ve huella -desgraciadamente escasísima de un atractivo artesonado); "y en ellas -dice Ramírez de Arellano- hay en un estado de lamentable ruina, unos artesonados de alfarjes pintados, y al parecer del siglo XV, según se colige de los adornos mudéjares muy oscuros que aún duran de su primitiva decoración"... (ob.cit. pág: 43).

Nos hallamos, por último, ante la Imagen de Ntra. Sra. de Alarcos; imagen popular que goza cada año, en su festividad, de una extraordinaria devoción por los vecinos de la Capital y de los pueblos, aldeas, etc., que limitan con el sagrado templo.

De la imagen de Ntra. Sra. de Alarcos, Hervás y Portuondo (notables Historiadores), vienen a decir por aquellos años que "es de mármol" y, por sus caracteres en imaginería, data del siglo XV o principio del XVI, "debiendo -añade Portuondo- por lo tanto haber existido otra antigua en la primitiva ermita". Desgraciadamente, hoy, aquella imagen no existe; ella, parece ser, fue destruida o desapareció durante nuestra última guerra civil.

Los antecedentes que poseemos acerca de aquel salvaje hecho, es el siguiente: Consultando a varias y distintas personas antiguas, todas dignas de crédito, expresan unas que "la imagen fue hundida en el río Guadiana y, otras, que la destruyeron en todos sus extremos". Posteriormente, aquella imagen, fue sustituida por una de cemento (sin ningún valor artístico aun se conserva) y, luego, por otra talla que, en la actualidad, es la que se le rinde culto; su autor, el valenciano señor Rausell (el mismo autor de las imágenes que faltaban en el retablo de la hoy Basílica-Catedral de Nuestra Señora del Prado).

Múltiples fueron las gestiones que, por las Autoridades que regían por aquellos años, se hicieron para conseguir la última imagen de Ntra. Sra. de Alarcos y, después, de muchos trabajos para tal fin, consiguióse su adquisición a finales del 1949 y principios del 1950; sufragó los costes, por entonces gobernador Civil de Ciudad Real, el Excmo. Sr. D. Jacobo Roldán Losada.

Y, descrita ya la Imagen de Ntra. Sra. de Alarcos por los dos autores antedichos y coincidentes en este paso, ésta "se halla en pie; tiene el rostro expresivo y agradable; cubre su cabeza, rica y bien plegada, con toca; el cuerpo vestido con túnica y manto muy bien plegado y con elegancia (está vestida a la romana), airosamente recogido por los dos lados, forman vistosas caldas; sostiene al niño con el brazo izquierdo; y éste con su mano derecha coge el manto de la madre y en la izquierda tiene un pájaro, símbolo del alma inocente o del pecador desde los siglos XIII y XIV, en adelante" (Hervás: "Diccionario Histórico" ..., etc., pág.: 386 - tomo I-3ª.8 Y Portuondo "Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real", pág: 115).

Jorge Sánchez Lillo. Revista 20.000 Km2. Diputación Provincial de Ciudad Real. Verano, 1978

(1) Martínez Val: "LA BATALLA DE ALARCOS" (Cdº Inst. Manchegos  año 1962) viene a decir que "el Castillo de Alarcos, comenzado a construir muy poco años antes de la batalla (en 1186), aunque hubo un momento en que pareció que iba a entregar  a la Orden de Santiago, fue por fin entregado para su defensa a la de Calatrava..."


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