SANTUARIO
DE NUESTRA SEÑORA DE ALARCOS
Entre otros muchos, Ramírez de Arellano (1914),
Inocente Hervás (1914), Bernardo Portuondo (1917), hablan y describen el
Santuario de Ntra. Sra. de Alarcos; pequeña iglesia que, al juzgar por sus
elementos, es una joya del Arte Ojival (siglo X IV), aunque el "templo –dice
Ramírez de Arellano- pertenece a varias épocas. Su primitiva planta debió ser
mucho más pequeña que la actual. Es probable que en el siglo XIII se hiciese allí
una ermita muy reducida,... se deduce esto de la portada principal, que ocupa el
centro del imafronte, la cual está formada por un arco apuntado rodeado de una
ancha
V tosca moldura y cuya altura es poco
más del cuerpo de una persona" (Véase Ciudad Real Artística; pág: 42).
Hoy, el templo de Ntra. Sra. de Alarcos,
se halla en el siguiente estado: Está emplazado en el interior de un amplio
recinto o patio de antiquísimos muros almenados y, por un lado, se halla
adosado a uno de ellos. Y hubo de estar, al juzgar por los restos de murallas
que existen aun alrededor de la colina, dentro de la antigua fortaleza.
Nada más cruzar la puerta que, de
ladrillo rojo al descubierto y con algunos adornos, da acceso al recinto donde
se halla el santuario, frente a nosotros, hay un largo pórtico; sostienen la
cubierta de éste, siete columnas antiquísimas; alguna de ellas octogonales y,
según opinan notables autores, de sabor bizantino; estas poseen capiteles en
tronco de cono invertido (capitel, basa y fuste, se hallan blanqueados). Y, a
nuestra espalda, un gran lienzo de muralla almenada adonde, en un extremo y en
la parte superior, hay parte de edificación en forma de ventanal de doble
hueco; parte accesoria que, al parecer, estuvo dedicada a campanario siglos
pasados.
Cubre el pórtico, una puerta que da acceso
al santuario; embellecido éste por un simple y sencillo arco ojival: Lo forma
una figura de dos arcos que se cortan en un ángulo. La puerta que ocupa el
centro del imafronte, posee las mismas características, aunque es más pequeña.
Y, existe otra puerta y última, sin protección y adorno alguno; ésta da al
exterior del patio.
Se observa en el imafronte, sobre la pequeña
pero atractiva puerta, un extraordinario rosetón que, catalogado hoy de “bellísima
labor mudéjar”; está compuesto por 19 lóbulos y, todo él, se halla cerrado en
un marco rehundido y cuadrado.
Ya en el interior del templo, observamos
que la planta está formada por tres naves y, su forma total, es de una cruz
latina. Dichas naves están separadas por 10 esbeltas columnas que sirven de
soporte a 8 magníficos arcos ojivales que, en su conjunto, embellecen toda la iglesia;
y, estas naves, de altura desigual, la del centro es más alta que las dos
laterales, y, además se halla hoy cubierta por una falsa bóveda (cielo raso de
cañas y yeso); ello desfigura la estructura interna y el encanto de la iglesia,
dado que toda ella está en piedra descubierta.
Las columnas que el santuario posee, se hallan
agrupadas por pares bajo el mismo establecimiento y lisas por la parte del
fuste y, al mismo tiempo, apoyadas sobre una base octogonal a excepción de las
dos del centro (su base, en forma de cruz, tiene esculpidos cada uno de sus
ángulos); sus capiteles, todos ellos tallados, poseen hojas de acanto o
vegetales y caricaturas humanas; ello está esculpido con arte y maestría.
En cuanto a su ábside o capilla central se
refiere, hoy se ve, un pequeño recinto de unos 5 m2, cubierto todo él de cal
(se aprecia aquí elementos de construcción, la cúpula junto con el empleo de
las pechinas); protegido, por su exterior, por un arco de ladrillo rojo al
descubierto con uniformidad. Y, en la cabeza de sus naves laterales, existe una
capillita que la enriquece, en su puerta de ingreso, un bello y extraordinario
arco ojival y, en su techumbre, se ve huella -desgraciadamente escasísima de un
atractivo artesonado); "y en ellas -dice Ramírez de Arellano- hay en un
estado de lamentable ruina, unos artesonados de alfarjes pintados, y al parecer
del siglo XV, según se colige de los adornos mudéjares muy oscuros que aún
duran de su primitiva decoración"... (ob.cit. pág: 43).
Nos hallamos, por último, ante la Imagen
de Ntra. Sra. de Alarcos; imagen popular que goza cada año, en su festividad,
de una extraordinaria devoción por los vecinos de la Capital y de los pueblos,
aldeas, etc., que limitan con el sagrado templo.
De la imagen de Ntra. Sra. de Alarcos, Hervás
y Portuondo (notables Historiadores), vienen a decir por aquellos años que
"es de mármol" y, por sus caracteres en imaginería, data del siglo XV
o principio del XVI, "debiendo -añade Portuondo- por lo tanto haber
existido otra antigua en la primitiva ermita". Desgraciadamente, hoy,
aquella imagen no existe; ella, parece ser, fue destruida o desapareció durante
nuestra última guerra civil.
Los antecedentes que poseemos acerca de
aquel salvaje hecho, es el siguiente: Consultando a varias y distintas personas
antiguas, todas dignas de crédito, expresan unas que "la imagen fue
hundida en el río Guadiana y, otras, que la destruyeron en todos sus
extremos". Posteriormente, aquella imagen, fue sustituida por una de
cemento (sin ningún valor artístico aun se conserva) y, luego, por otra talla
que, en la actualidad, es la que se le rinde culto; su autor, el valenciano
señor Rausell (el mismo autor de las imágenes que faltaban en el retablo de la
hoy Basílica-Catedral de Nuestra Señora del Prado).
Múltiples fueron las gestiones que, por
las Autoridades que regían por aquellos años, se hicieron para conseguir la
última imagen de Ntra. Sra. de Alarcos y, después, de muchos trabajos para tal
fin, consiguióse su adquisición a finales del 1949 y principios del 1950;
sufragó los costes, por entonces gobernador Civil de Ciudad Real, el Excmo. Sr.
D. Jacobo Roldán Losada.
Y, descrita ya la Imagen de Ntra. Sra.
de Alarcos por los dos autores antedichos y coincidentes en este paso, ésta
"se halla en pie; tiene el rostro expresivo y agradable; cubre su cabeza, rica
y bien plegada, con toca; el cuerpo vestido con túnica y manto muy bien plegado
y con elegancia (está vestida a la romana), airosamente recogido por los dos
lados, forman vistosas caldas; sostiene al niño con el brazo izquierdo; y éste
con su mano derecha coge el manto de la madre y en la izquierda tiene un pájaro,
símbolo del alma inocente o del pecador desde los siglos XIII y XIV, en
adelante" (Hervás: "Diccionario Histórico" ..., etc., pág.: 386
- tomo I-3ª.8 Y Portuondo "Catálogo Monumental de la Provincia de Ciudad Real",
pág: 115).
Jorge
Sánchez Lillo. Revista 20.000 Km2. Diputación Provincial de Ciudad Real. Verano,
1978
(1) Martínez Val:
"LA BATALLA DE ALARCOS" (Cdº Inst. Manchegos año 1962) viene a decir que "el Castillo
de Alarcos, comenzado a construir muy poco años antes de la batalla (en 1186),
aunque hubo un momento en que pareció que iba a entregar a la Orden de Santiago, fue por fin entregado
para su defensa a la de Calatrava..."
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