Lápida
que se descubrió en 1997, en la calle Cardenal Monescillo, con motivo de la
llegada de la luz a Ciudad Real. Fotografía Alberto Carnicer Mena
La historia comienza el 15 de mayo de
1897. El Ayuntamiento de Ciudad Real concedía licencia al industrial don
Enrique Vargas para instalar una fábrica de luz eléctrica en la capital, en la
calle de la Lanza, semiesquina a la calle Culebra (actual Cardenal Monescillo),
lugar éste en que, pocos meses después, tendría su sede social la empresa “Electro
Manchega”, una Sociedad Anónima, según todos los indicios integrada por
pequeños industriales, que habían sido los pioneros en instalar pequeños
generadores con que atender sus necesidades domésticas e industriales.
La primera fábrica de la luz, construida
en Ciudad Real capital, no estuvo exenta de polémica ya que varias veces los
vecinos presentaron cartas de protesta en el Ayuntamiento, solicitando que la
fábrica cambiase de lugar y se instalará en los extramuros de la ciudad, por
los ruidos y el peligro que representaba. Pero con la instalación de está fábrica
se produciría un hecho cierto, la luz eléctrica se iba a imponer en la ciudad,
ante los ojos de los ciudadanos, estaba claro que la luz de petróleo y de gas
habían fracasado, y todos querían tener una buena iluminación en sus casas y
calles. El día 10 de diciembre de 1903 se firmaba la escritura de contrato para
instalar el alumbrado de energía eléctrica en las calles de Ciudad Real.
La Sociedad Anónima “La Electro Manchega”
se disolvió el 1 de agosto de 1913 al vender todo su capital social a D. Juan
Ayala y Mira, vecino de esta ciudad. Al morir en 1917 D. Juan Ayala, se haría
cargo de todos los derechos su hijo D. Demetrio Ayala López.
Logotipo
del Cien Aniversario de la llegada de la luz a Ciudad Real, que realizó Unión
Fenosa
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