En otro orden de actuaciones se tiene
previsto la construcción de un mercado de mayoristas que elimine los colapsos
que se producen en el edificio actual. En cuanto a la reforma de determinados
espacios abiertos, entre ellos la Plaza Mayor, se tienen previsto realizar
obras de acondicionamiento en superficie, con terminación en losas de granito adornos
de mármol, una fuente, etc..., "y no se sabe aún si se traerá la estatua
de Alfonso X". Otras obras de consideración se llevarán a cabo en la plaza
de España, frente al cuartel del R.A.I.L., y en la plaza de la Constitución con
objeto de resaltar los edificios de la Diputación Provincial y el de Correos,
abriendo ante ellos un gran espacio libre tratado arquitectónicamente. Especial
mención merece la plaza Mayor, en lo que respecta a su entorno urbanística, ya
que está proyectando reunificar los estilos de las fachadas que forman ese “perdido”
castizo lugar en un mismo modelo estético, manteniendo la base arquitectónica
ya existente y sin producir transformaciones traumáticas en los edificios, con
el objetivo de conjuntar en un solo esquema estético la actual disparidad de
criterios representados. El edificio que ocupa el Ayuntamiento es objeto de
crítica o reconversión que se contemple en el Plan, al ser definido por el
concejal de Urbanismo como “un punto singular y difícil de integrarlo”, por lo
que se ha obviado un posible tratamiento. La posibilidad de derribarlo, si tuviese
un amplio requerimiento popular en tal sentido que obligase a ello, no es considerado
por ninguno de los interlocutores consultados, tanto por parte de los
responsables municipales como del arquitecto José Rivera, para quien “en España
algo así no ha sucedido nunca”; y de igual opinión es Félix Pillet quien aun
rechazando esa hipótesis se plantea que “al menos se le podría desmochar de
todo el ornato a la nórdica de sus fachadas, y manteniendo el armazón sustituir
aquélla por paneles de espejos en los que reflejaría toda la plaza”.
UN “OLVIDO” DE 300.000 METROS
CUADRADOS
El Plan General de Ordenación Urbana no
incluye la reserva de terrenos para el futuro, campus universitario de Ciudad
Real, por lo que habrá que proceder a su reforma al tiempo que el Ayuntamiento
vaya adquiriendo suelo para este fin. El Ministerio de Educación y Ciencia, por
su parte, ha ofrecido ya, para este año la construcción de tres edificios, con
un total de 13.100 metros cuadrados de edificación. Para este proyecto
inminente la Corporación municipal ofrece más de 300.000 metros cuadrados en la
zona anexa y exterior al actual campus, pero que no han sido catalogados para
este fin ni reservados en el “planning” de la reforma urbanística.
El decano de la Facultad de Letras, Félix Pillet, cree que «hubo en su momento un diálogo de sordos entre la Universidad y el Ayuntamiento. Nosotros consideramos que éste debía adelantarse a la jugada ofreciendo el terreno, pero decía que lo ofrecía cuando supiese qué edificios vendrían. Y por su parte el Ministerio hablaba: denme primero el terreno y luego les daré los edificios...». Durante el período en el que el PGOU se encontraba en su fase de reflexión pública, los responsables universitarios no presentaron ninguna reclamación, “porque en ese momento no sabíamos dónde iba a ir el campus...; confiábamos en que podría hacerse en posibles zonas de expansión contiguas a la actualmente existente, como podía ser el cuartel si se marchaban los militares...”.
La realidad es que en una reunión celebrada el siete de marzo de 1986, y asistiendo a ella un representante del Ayuntamiento, éste se comprometió a “la reserva del suelo urbano Que deberá ser contemplada en el próximo Plan General de Urbanismo de esta ciudad», tal y como se recoge por escrito en el acta de aquel encuentro. Se han comprobado posteriormente que las necesidades universitarias superan las previsiones o suposiciones que ambas partes hicieron, y esto obligará a reformar el futuro nuevo Plan.
Este Plan de Urbanismo que mañana puede estar definitivamente aprobado "no es ninguna panacea; no es borrón y cuenta nueva», según lo juzga el arquitecto José Rivero. Se observa la existencia de debate público en la calle y entre los ciudadanos de Ciudad Real sobre cómo ven ellos esta urbe y qué les gustaría que fuese, a pesar de que los técnicos hablen' de «reconstrucción» y de que el Plan, para sus promotores, consiste en lograr que la gente vive en un determinado sitio no se vea desplazada de su hábitat, o que a falta de señales de identidad propia, recuperar las posibles o bien sustituirlas por otras nuevas señas que le den carácter. Ciudad Real pretende ser, al menos así lo aseguran los responsables municipales, una ciudad que sea cómoda y en la que la gente se encuentre a gusto. Urbanísticamente esto, hoy, no parece posible de conseguir en una medida aceptable, pues incluso estéticamente 'no parece por sus habitantes, sino sencillamente sufrible. El Plan viene a resolver deficiencias y a reajustar el modelo de crecimiento, aunque su análisis es juzgado por uno de los consultados por este reportaje de que no es «el chocolate del loro». «Saber crecer» debería ser la consigna de Ciudad Real en el terreno urbanístico, a pesar de todo el caótico legado que se ha transmitido a las presentes generaciones de esta capital.
Eulalio Román Labrador. Diario
“Lanza”, 3 de febrero de 1988
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