¡Ay, Madre, quién fuera mozo,
y tambor de los “armaos”!...
Por el Barrio del Perchel
anda la tarde jugando
con risa y brincos de infantes
y volar corto de pájaros.
Y con la tarde va el niño
sueña que sueña, soñando,
todo el abril en la sangre,
la Primavera en los labios,
cuajándole una sonrisa
ambiciosa de milagros:
-¡Si pudiera ser, Señor,
El tambor de los “armaos”
Casco y coraza bruñidos
de humilde latón dorado
brillarían pretenciosos
bajo el sol de un Viernes Santo;
y yo, sobre el tambor, tam, tam,
orgulloso golpeando,
avanzaría marcial
grave el gesto, firme el paso…
Compás de Santo Domingo,
calleja del Lirio abajo,
al aire mi capa roja,
iría andando despacio
entre temblor de “saetas”
y mi redoble apagado,
en la noche del “Entierro”,
silencioso y angustiado,
para volver a ser júbilo
en la mañana del sábado
cuando en la Merced se clama
que Cristo ha resucitado…
¡Semana Santa me espera!
Ya la torre de Santiago
ensaya ser penitente,
de piedra, capillo y sayo.
¿Cuándo podré yo vestir
la ropa de pretoriano?...
La Primavera y el niño
del brazo marchan soñando…
-¡Ay, madre, quién fuera mozo
y tambor de los “armaos”!
Pedro Alpera. Revista-Guía de Semana
Santa de Ciudad Real de 1954
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