La Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de la Catedral (Ave María), fue fundada en el siglo XVII, en la entonces Parroquia de Santa María del Prado actual catedral, para dar culto a una imagen de la Virgen que recibía el nombre de los Siete Dolores. La Hermandad desde su fundación cerraba la procesión del Santo Entierro la tarde-noche del Viernes Santo.
La Hermandad se encontraba en estado de abandono a principios del siglo XX. Por este motivo fue reorganizada el 2 de mayo de 1904, a requerimiento del entonces cura párroco de Santa María del Prado, D. José Antonio León y Espadas. La iniciativa tuvo un acogimiento entusiasta inscribiéndose muchos hermanos, formándose una Comisión Organizadora, compuesta por los señores D. Ramón Clemente Rubisco, Jacobo Maldonado, Eloy Forcayo, Miguel Rodero y Fernando Vázquez.
Seria precisamente D. Ramón Clemente
Rubisco, quien regalaría a la Virgen de los Dolores en marzo de 1922, un palio
para su paso, ya que hasta esa fecha la Dolorosa de la Catedral procesionaba
sin palio la noche del Viernes Santo. En el desaparecido periódico “Vida
Manchega”, el 29 de marzo de 1922 se publicaba la siguiente nota:
“Para la Virgen de los Dolores
En los escaparates de El Siglo, comercio de los Sres. Ballester, está expuesto un lujoso y artístico dosel, bordado en oro y pedrería, regalo que hace a la Dolorosa, de cuya hermandad fue mayordomo, durante muchos años el hijo de este pueblo D. Ramón Clemente Rubisco.”
Sabemos lo que costó este palio, por una nota publicada el lunes 17 de abril del citado año 1922, en el diario “El Pueblo Manchego” bajo el título “Notas Diversas de Semana Santa”, que decía lo siguiente:
“En la reseña de los cultos y
procesiones publicamos anteayer incurrimos en una lamentable omisión que espontánea
y gustosamente nos apresuramos a reparar.
Nos referimos al magnifico, opulento dosel de terciopelo negro bordado en oro que lucía sobre las andas de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores en la procesión del Santo Entierro.
Se trata de una riquísima y maravillosa obra de arte, calcada sobre el palio de la Macarena sevillana, que ha sido regalado por el ex-alcalde D. Ramón Clemente Rubisco, entusiasta ciudarrealeño residente en Daimiel y ferviente devoto de la Dolorosa, cuya cofradía dirigió muchos años.
De la magnificencia del dosel podrá
juzgar el lector sabiendo que ha importado 15.000 ptas.”
Con estas bambalinas procesionó la antigua imagen de la Virgen de los Dolores hasta el año 1935, ya que en 1936 no hubo desfiles procesionales, y en este último año fue destruida la imagen de la virgen por republicanos del Frente Popular, durante la Guerra Civil Española. Las bambalinas se salvaron de su destrucción junto al manto de procesión, gracias a la entonces camarera de la Virgen, que las tuvo escondidas durante el conflicto bélico.
Reorganizada la hermandad al término de la
Guerra Civil, las bambalinas volvieron a procesionar con la actual imagen de
Castillo Lastrucci en 1941, hasta la reforma que sufrió el techo de palio a
partir de 1993, cuando fueron estrenadas nuevas bambalinas delantera y trasera bordadas
en oro en los talleres sevillanos de Carrasquilla. Posteriormente en el año
2003, los bordadores gaditanos Juan Zamarrillo y Lorenzo Gutemberger, bordarían
las bambalinas laterales, siendo estos bordadores también los autores del techo
de palio, donde fueron pasados los bordados de las antiguas bambalinas.
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