La
Virgen del Prado fue coronada pontificiamente el 28 de mayo de 1967 en la
entonces Plaza del Generalísimo, hoy Plaza Mayor
Ciudad Real vivió el domingo una jornada
realmente grandiosa, con motivo de la coronación canónica de su Excelsa
Patrona, Nuestra Señora del Prado. Unas veinticinco mil personas presenciaron
la emotiva ceremonia, llenando por completo la Plaza del Generalísimo y buena
parte de las calles de Carlos Vázquez, María Cristina y Mercado Viejo. El
tiempo nublado y con ligero airecillo, contribuyó a hacer más tolerable la
larga permanencia a cielo descubierto. Bandas de música recorrieron las calles
de la capital, desde primeras horas de la mañana, dando a la jornada un
carácter de día de autentica fiesta.
A las diez y media en punto salió de la
Santa Iglesia Prioral la procesión con la imagen de la Patrona, acompañada por
su Ilustre Hermandad, Cabildo catedral y los cuatro prelados; el de Ciudad
Real, doctor don Juan Hervás y Benet; el auxiliar de Toledo, don Anastasio
Granados; el de Sigüenza-Guadalajara don Laureano Gastán, y el de Cruz Eje
(Argentina), monseñor Pechuán. El hermano mayor, don Lorenzo Gómez Moreno, y el
que lo será el año próximo, don Alfonso Navarro, portaban las coronas de la
Virgen y el Niño en sendas bandejas.
Formaban en la comitiva religiosa la
Banda Municipal de Ciudad Real y la Agrupación Musical de Torralba de
Calatrava.
Aspecto
que ofrecía la Plaza Mayor durante la coronación. Se calculó que cerca de
25.000 personas acudieron al acto. Archivo del Centro Estudios de Castilla-La
Mancha
EMOCIONANTE
ENTRADA EN LA PLAZA
La entrada de la carroza de la Virgen en
el recinto de nuestra plaza mayor se hizo a las once menos cuarto de la mañana,
entre la emoción y los vítores de la muchedumbre.
Las autoridades provinciales, con el
gobernador civil, señor Rico de Sanz, y diversas personalidades ocupaban lugar
destacado en el andén derecho de la plaza; las Corporación Municipal y
Provincial y Consejo Provincial del Movimiento, presididas por los señores
Martínez Gutiérrez, Aparicio Arce y Martínez Val, respectivamente, ocupaban
asientos frente a la fachada del Ayuntamiento, así como la totalidad de los
alcaldes de la provincia, invitados al acto por el Municipio de la capital; y
en el andén izquierdo se hallaban “Dulcinea 1967” y sus damas de honor y la
Ilustre Hermandad. El Cabildo y Clero se situó junto a la plataforma sobre la
que fue subida la carroza. Entre los invitados se hallaban también el orfebre
de las coronas, señor Puigdollers, y el barítono hijo adoptivo de Ciudad Real,
Marcos Redondo.
El público no cesó de vitorear y agitar
los pañuelos desde que la Virgen entró en la Plaza hasta que dio comienzo la
Santa Misa, a las once en punto, que concelebraron los cuatro prelados, el deán
del Cabildo monseñor Rebassa; el mayordomo del camarín, arcediano de la S. I.
P. monseñor Gómez Rico; el capellán de la Ilustre Hermandad, canónigo don
Bartolomé Miquel; el arcipreste de Ciudad Real, Rvdo. D. Juan Becerra Buendía,
en representación del Clero Secular, y el rector de los PP. Jesuitas, Rvdo. P.
Wenceslao Sánchez, por las Órdenes Religiosas.
Al ofertorio, el hermano mayor y la
presidencia de la Corte de honor, doña María Teresa Medrano, ofrendaron al
oficiante las coronas de la Virgen y el Niño y “Dulcinea” las formas que iban a
ser consagradas. En el momento de la comunión, lo hicieron, además de todas las
personas citadas, el gobernador civil, señor Rico de Sanz y el alcalde, señor Martínez
Gutiérrez, en representación de todo el pueblo congregado y con el fin de no
alargar la ceremonia.
Terminada la Misa se dio lectura a la
Bula Pontificia de Su Santidad Pablo VI, en la que otorga la coronación
impetrada por el Prelado de la Diócesis Priorato, que fue acogida con grandes
aplausos.
El
Obispo-Prior, D. Juan Hervás y Benet, fue quien coronó en nombre del Papa Pablo
VI a la imagen de la Virgen. En la fotografía vemos al prelado en un momento de
su alocución. Archivo del Centro Estudios de Castilla-La Mancha
EMOTIVA
ALOCUCIÓN DEL SEÑOR OBISPO
Seguidamente el Dr. Hervás pronunció la
siguiente alocución:
Hermanos:
¡Ha llegado la hora!, la hora de todos
tan deseada de la Coronación canónica de la Virgen Santísima del Prado.
La corona el Papa, que ha bendecido en reciente
telegrama a todos los que asistan a la Coronación; la corona el Papa y, en su
nombre, vuestro Obispo, acompañado de la primera autoridad ciudadana.
La coronamos todos los presentes en un
plebiscito de amor.
La coronan los ausentes que, desparramados
por España, Europa o cualquier parte del mundo, la aman como Madre y hubieran
querido estar aquí en el acto solemne de la Coronación.
La coronan también otros ausentes, los
que ya murieron, los que invocaron tantas veces emocionadamente a la Virgen del
Prado, y hubieran querido asistir a este acto grandioso, que le es dado
contemplar a la generación presente.
En esta Corona están escondidos grandes
tesoros: el sudor de nuestros trabajadores, las lágrimas de nuestras madres,
las preocupaciones de los padres, los anhelos de la juventud, los destinos de
nuestra ciudad, los desvelos de la autoridad; en una palabra, el amor de
nuestro pueblo.
¡Todo nos parece poco para esta Excelsa
criatura, que nosotros veneramos filialmente en la imagen de la Virgen del
Prado! Ella fue elegida para ser la Madre de Dios y, como Madre de la Iglesia,
Madre nuestra amantísima; Ella ha sido, es y será siempre Abogada de los
hombres, Auxiliadora en los peligros, Intercesora en nuestra debilidad,
Mediadora de todas las gracias y bendiciones que, como rocío benéfico,
descienden sobre nuestra tierra.
La Virgen del Prado está íntimamente
ligada a la historia de Ciudad Real. Es gloria de nuestra Ciudad, alegría de
los corazones, honor de nuestro pueblo.
Por eso queremos coronarla. ¡Es una
íntima necesidad que todos sentimos de mostrarle nuestro amor ferventísimo con
este gesto sensible!
Esta Corona de ricos metales y piedras
preciosas no tienen sólo un valor material; lleva también los valores morales y
espirituales de nuestro pueblo.
Momento
que el prelado muestra al pueblo la nueva corona de la Virgen del Prado.
Archivo Liberto López de la Franca
En la Corona va nuestra profesión de fe
católica. ¡Creemos en Dios y en su plan de salvación del hombre! Creemos en
Jesucristo, Salvador único del mundo; creemos en la sociedad visible que El
fundó, en la Santa Iglesia, vivificada por el Espíritu Santo, gobernada por el
Papa y los obispos, formada por todos los fieles, miembros vivos, conscientes y
activos de una auténtica renovación cristiana, lo único que puede salvar al
mundo de sus miserias y necesidades.
En la Corona va también nuestro compromiso
firme, valiente y decidido de construir un mundo mejor, como lo quiere Dios; un
mundo en que reine la justicia, dando a cada uno lo que le pertenece; un mundo
en que gobierne el amor, supliendo los fallos de la justicia; un mundo en que
impere la paz, camino verdadero de la tranquilidad en el orden y del humano
bienestar.
¡Ha llegado ya el momento! ¡Vamos a
coronar a nuestra Reina! Que Ella, a la vista de este amor que nos desborda,
nos envíe, desde el Cielo, su entrañable y maternal bendición.
Terminó con un vibrante ¡Viva la Virgen
del Prado!, que fue unánimemente contestado por la multitud.
Momento
que el prelado muestra al pueblo la nueva corona del Niño Jesús. Archivo
Liberto López de la Franca
LA
CORONACIÓN
Terminadas las palabras de Su Excelencia
Rvdma. acogidas con una gran ovación por la muchedumbre, el Dr. Hervás y el
alcalde de la ciudad subieron a la carroza para colocar las coronas sobre las
cabezas del Niño y la Stma. Virgen del Prado. Eran exactamente las doce y
cuarto de la mañana. El momento fue de gran emoción y muchas personas no
pudieron contener las lágrimas, mientras de miles de gargantas salían
ininterrumpidos vítores, la Banda de Música municipal interpretaba el himno
nacional y se disparaban gran número de cohetes, agitándose los pañuelos desde
el paseo y las calzadas, balcones y azoteas, que estaban materialmente
atestados. La muchedumbre cantó el himno a la Patrona, como durante la Misa
había cantado el himno eucarístico después de la elevación.
Nuestra
Señora del Prado momentos antes de ser coronada. Archivo Liberto López de la
Franca
REGRESO
AL TEMPLO
Seguidamente se organizó la procesión de
regreso de la imagen, luciendo ya su rica corona, al templo, en la que formaron
la Ilustre Hermandad, Cabildo y Clero, prelados oficiantes, Ayuntamiento en
Corporación y bajo mazas con el pendón de la ciudad, que portaba el concejal
señor Sánchez Ruiz, todos ellos de rigurosa etiqueta; seguían el Consejo
Provincial del Movimiento, la Corporación Provincial y las autoridades y
personalidades, entre las que se hallaban los ex-gobernadores civiles, señores
Roldán Losada y Del Moral, el subdirector general de Arquitectura y el delegado
provincial de Sindicatos de Barcelona, señor Navarro, así como don Blas Piñar,
que había actuado de mantenedor en la fiesta celebrada el sábado en el
Cervantes.
El paso de la comitiva religiosa fue
acogido con grandes aplausos en honor de la Stma. Virgen del Prado. La entrada,
después de las doce y media, fue emocionante, entre volteo de campanas, disparo
de cohetes y vítores ininterrumpidos de millares de personas que se habían
trasladado al paseo del Prado.
Momento
que el Obispo-Prior, D. Juan Hervás y Benet, y el Alcalde de Ciudad Real, D.
Luis Martínez Gutiérrez, coronan la imagen del Niño Jesús. Boletín de
Información Municipal nº 24, julio de 1967
FINAL
DE LOS ACTOS
Una vez situada la carroza con la
Patrona, dando frente al altar mayor, y ante las dignidades eclesiásticas,
autoridades y ciudarrealeños, que llenaban por completo el templo catedralicio,
el gran barítono Marcos Redondo, acompañado al armonio por el Rvdo. Don Salomón
Buitrago, entonó con magnífica voz, la plegaria a la Virgen, de Álvarez,
escuchada por los varios miles de personas allí congregadas con gran emoción.
Marcos Redondo fue presentado a los prelados que asistieron a las ceremonias de
la Coronación y felicitado por éstos y monseñor Hervás Benet.
Después todos los fieles cantaron el
himno a Nuestra Señora del Prado, dándose por terminados los actos de la
Coronación. Antes el que fue gobernador civil de esta provincia, don Jacobo
Roldán Losada, hizo entrega del bastón de mando, que le fuera regalado por la
provincia, para el tesoro de nuestra Patrona, cuya imagen actual fue donada por
él.
Sobre la una de la tarde se dio fin a
esta emotiva jornada que perdurará en la memoria de todos los hijos de Ciudad
Real.
Momento
en el que es coronada la imagen de la Virgen del Prado. Boletín de Información
Municipal nº 24, julio de 1967
BANQUETE
OFICIAL
El Ayuntamiento de Ciudad Real ofreció,
a mediodía, un banquete oficial a las primeras autoridades, personalidades
especialmente invitadas y alcaldes de los pueblos de la provincia, que
asistieron a los solemnes actos de la Coronación de nuestra Patrona. El
almuerzo tuvo lugar en Castillos Hotel.
Diario
“Lanza”, Año XXV, NUM. 7638, Martes 30 de mayo de 1967, página 2.
Obispo-Prior
y el Alcalde de Ciudad Real, se despiden de la imagen de la Virgen con un beso
tras su coronación
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