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viernes, 21 de septiembre de 2018

UNA DÉCADA EN ESPERA DE PERMISO DE CONSTRUCCIÓN



En la calle El Camarín, ubicada a espaldas de la catedral ciudarrealeña, se encuentra un solar en espera de construcción desde hace más de 10 años a consecuencia de haberse declarado la zona unidad de actuación conjunta y existir una casa que su propietario ni quiere vender ni permutar, pese a las gestiones municipales y del constructor.

La historia de este peculiar suceso se remonta al día 31 de enero de 1983. En tal fecha, Luis Novoa González compra dos solares, de unos 130 metros cuadrados cada uno, a Francisco Ribera y a Ramón Villar, respectivamente. Tales solares se encuentran ubicados en la céntrica calle de El Camarín, justamente tras la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real.

TRES AÑOS DESPUES

Ambos contratos especificaban claramente que Luis Novoa se comprometía a entregarles a Francisco Ramírez y a Ramón Villar sendos pisos con iguales metros cuadrados que tenían los solares cedidos, en un plazo no superior a los 18 meses a partir de que el constructor le concediera la licencia de iniciación de obra, El ovillo empieza a enredarse cuando Luis Novoa, que pretendía levantar unos edificios de cinco alturas y dos áticos, tarda en solicitar la licencia la friolera de tres años, lo que facilita que se cambien municipalmente los planes arquitectónicos y urbanísticos de la zona, que pasa a ser considerada como unidad de actuación conjunta. Novoa acepta las nuevas disposiciones y pretende comprar la única casa que queda habitada de la zona, y que es propiedad de Efraín Redondo, pero éste se niega a ello, no aceptando ningún tipo de intercambio.


La paralización de gestiones por parte de Novoa se produce, pues, quedando la concejalía de Urbanismo encargada de negociar con Efraín Redondo, cosa que  se realiza en más de una ocasión, aunque sin resultados positivos, pese a que Tomás Cano de Mateo, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento ciudarrealeño, aseguraba hace unos días esta revista que todo estaba prácticamente resuelto y que bien pudiera llegarse a un acuerdo definitivo en próximas semanas, con los asombrados viandantes que por allí se atreven a transitar y con los toxicómanos que impunemente lo utilizan para meterse su carga mortal en las venas o lo que pueda quedar de ellas y esquivando algún cascote de la tapia, que no pudo evitar un despistado vehículo que estaba por allí aparcado.

La paciencia de los vendedores es similar a la que cuentan tenía el bíblico Job, aunque eso no impidió que uno de ellos, Francisco Ribera, se cansara de esperar y pusiera un pleito a Luis Novoa; pleito que perdió, habida cuenta de que la defensa, que llevó el letrado Ramón Alén, expuso la cláusula en donde se especificaba claramente que la entrega de la vivienda solamente podría realizarse al año y medio de que el constructor hubiera conseguido la licencia de obras, cosa que, obviamente, hasta la fecha no se ha producido, aunque el abogado de la familia Ribera, José Luis López Sancho, afirma que el contrato está mal redactado y peor entendido, habida cuenta de que si Luis Novoa hubiera solicitado la licencia de obras en el año 1983 y no tres después, los planes de construcción se habrían realizado en las fechas fijadas y no se hubiera dado lugar a que se hubieran cambiado las ordenanzas urbanísticas en aquella zona.

Julio Barbero. Revista Bisagra, 03-05-1992, página 50.


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