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viernes, 20 de septiembre de 2013

LA ENTREVISTA AL PAPA FRANCISCO


El Papa Francisco durante una audiencia con el jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, en junio de este año

El Gobierno de la Iglesia, el papel de las mujeres, las posibles reformas, la homosexualidad son algunos de los temas que el Papa Francisco aborda en una entrevista concedida este verano a la revista jesuita «La Civiltà Cattolica» y que ha sido publicada este martes simultáneamente en otros 16 semanarios de la Compañía de Jesús en todo el mundo.

El diálogo con el director de esta revista, el padre Antonio Spadaro, se desarrolló durante tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto en la habitación que el Santo Padre ocupa en la Casa Santa Marta. Durante los encuentros, el Pontífice ofrece su visión sobre todo tipo de cuestiones, pese a reconocer su renuencia a conceder entrevistas porque prefiere pensarse "las cosas más que improvisar respuestas".

Durante las seis horas de entrevista, el Papa se define como una "persona despierta", pero también "bastante ingenua", que prefiere "el contacto personal". "No estoy hecho a las masas", asegura. Entre sus defectos, reconoce ser "un indisciplinado". Esa fue una de las razones por la que entró en la Compañía de Jesús. "De la Compañía me impresionaron tres cosas: su carácter misionero, la comunidad y la disciplina. Y esto es curioso porque soy un indisciplinado nato, nato nato. Pero su disciplina, su modo de ordenar el tiempo, me ha impresionado mucho".

«Una entrada muy angosta»

Francisco también aclara que su decisión de vivir en Santa Marta no tiene nada que ver con el supuesto lujo del Palacio Apostólico. "Es antiguo, grande y puesto con buen gusto, no lujoso", afirma el Pontífice, quien reconoce que prefiere su habitación 201 de la residencia porque "no me veía como sacerdote solo, tengo necesidad de comunidad". El apartamento apostólico "es como un embudo al revés. Grande espacioso, pero con una entrada de verdad muy angosta. No es posible entrar sino con cuentagotas, y yo, sin gente no puedo vivir. Necesito vivir mi vida junto a los demás".

El Santo Padre, quien fue designado provincial de los jesuitas con apenas 36 años, explica que su experiencia en puestos de decisión han cambiado mucho su punto de vista sobre cómo debe ser su estilo al frente del gobierno de la Iglesia universal. Al respecto, admite que el camino para elegir lo mejor en cada momento es el "discernimiento" y "hacer las consultas necesarias".

"Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas".

No condenar a los homosexuales

Sobre las reformas que necesita la Iglesia, el Papa prioriza "la de las actitudes" a las "organizativas o estructurales". "Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía y proximidad". Para ello, urge a "acompañar a las personas a partir de su condición", y eso también incluye a los homosexuales.

"En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos 'heridos sociales', porque me dicen que sienten que la Iglesia le ha condenado. Pero la Iglesia no quiere eso", recuerda Francisco, quien señala que el rol de la Iglesia no es transmitir un "conjunto de doctrinas".

"No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio imposible (...) Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilibrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. La propuesta evangélica debe ser más sencilla, más profunda e irradiante. Solo de esta propuesta surgen luego las consecuencias morales".

El rol de las mujeres dentro de la Iglesia es otro de los temas que vuelve a abordar el Santo Padre. Al respecto señala que "es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia". Pero no solo es una cuestión de estar o no estar. Francisco señala que "en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino".



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