Junto
al viejo puente de Alarcos hay una alameda que era frecuentada por los
ciudadrealeños en la festividad de la Virgen de Alarcos
¿Qué fue de aquel viejo molino del
Puente de Alarcos? Por dónde las caudalosas aguas del Guadiana corrían
impetuosas haciendo mover sus piedras moledoras.
¡Oh, gran río ya casi moribundo por la
contaminación del hombre, más de una vez me di un chapuzón en tus templadas
aguas allá por los años 70! ¡Oh viejo puente compañero inseparable de sus
aguas, se que el silencio de tus muros y el murmurar de tu corriente, no podrán
responderme y he de preguntarme, ¿quedará
algún testigo que pueda contarme lo que tú no puedas?, a ti te digo Guadiana de
oídas te conocía por mi vieja enciclopedia cuando yo era niño y me sentía
orgulloso de ti, por ser el tercer río más caudaloso de España, recorriendo
buena parte del territorio de mi amada provincia, fuiste famoso. En el pasado
regastes el valle de Valverde y Alcolea y las vegas de Poblete, abasteciste a
los guerreros de Alfonso VIII y Almansur y tres culturas bebieron de tus aguas,
la cristiana, la judía y la musulmana.
Existe
una construcción del siglo XVIII en esta alameda
En tu tiempo de esplendor los frondosos árboles
de tus riberas, dieron cobijo a innumerables especies de aves; desde el pinzón
hasta la oropéndola cantaron tu grandeza, hoy son pocos los que te recuerdan
para testificar en vuestro favor. ¿Quién hay que sepa vuestra historia mejor
que yo?, sí el tal existe que no calle para haceros justicia.
¿Pero cómo podrá hacerse si el hombre no
conoce la justicia aunque la practique? Pues no todo lo que se practica se
conoce, no quiero decir que no exista pero suele administrarse en tan pequeñas
dosis que a veces apenas podemos verla tan pequeñita, yo pregunto aunque no
haya respuesta.
Balcón
típico de madera del siglo XVIII que aun subsiste en el viejo caserón
¿Quién fue el que con pensamiento
equivoco levantó su mano para destruiros? ¿Fue la mano del tiempo? ¿O la
incomprensión del hombre? Si es así diré ¡qué necedad! Pues todo el que
destruye e vez de restaurar carece de sensibilidad y escasea de comprensión
para amar el arte de la arquitectura. No os entristezcáis viejos cimientos,
otros también como vosotros fueron destruidos y quedaron olvidados para
siempre, pues como suele decirse, mal de muchos consuelo de todos, aunque no
sea muy acertado, pero yo no me olvidaré de ti. ¡Oh, si mis lágrimas pudieran
aumentar tu caudal, lloraría de buen grado!
Es lamentable que lo que podía haber
sido un valioso monumento artístico, propiedad de la acreditada y noble familia
Ayala, sea hoy un lugar desolado, un montón de ruinas aplastadas por el tiempo,
pero su prestigio perdurará para siempre. Se olvidaron de ti los que no te
amaron, pero yo amaré siempre tus ruinas viejo molino.
¡Ojalá que el que aún subsiste todavía
desde el 1875 sea restaurado y conservado a tiempo por quien corresponda para
que su figura no quede sólo en el recuerdo, sino para contemplarlo en el
presente y futuro por todos los castellano-manchegos.
Alberto
Martín Sancho.
Publicado
en el diario “Lanza” el 21 de octubre de 1995, pagina 23.
No hay comentarios:
Publicar un comentario