El
desaparecido paso procesional ciudadrealeño en 1936
Una cierta ley bellísima concordancia
armoniza y preside á todas las fiestas del calendario católico. Como Navidad
perdería gran parte de su peculiar atractivo, sin sus hielos y nieves, la
Pascua sin la resurrección de la naturaleza toda, que se despoja como el
Salvador del sudario del aterido invierno; así el sonriente Mayo y el
esplendoroso Junio tienen su fiesta propia en la grandiosísima que celebra el pueblo católico del Santísimo Sacramento
del altar, la fiesta del Corpus Christi.
Desde una humilde y pobre celda se
arrojó la semilla, que creciendo lozana entre las borrascas del mundo, llegó
hasta el trono del Pontífice Urbano IV (1264) preocupó á la Iglesia Congregada
en Viena, bajo la presidencia de su Pastor Supremo Clemente V (1311) y cual
ráfaga que inunda el espacio en noche sombría y triste, así el elevado y
fecundo pensamiento de honrar al Santísimo Sacramento llena el mundo cristiano.
Coincidiendo este movimiento general con
la fundación de esta ciudad por el Rey sabio Alfonso X y la reorganización de
su Concejo por sus descendientes y sucesores los Reyes de Castilla,
participando sus pobladores del mismo vigor en la profesión y defensa de la fe
cristiana y del entusiasmo general que embarga á España cuanto tendía al
triunfo de la más grande y excelsa de sus creencias, cual es la existencia real
de Jesucristo en la sagrada Eucarística, se asoció Ciudad Real al regocijo
general de la Iglesia, votando su Concejo su celebración como carga pública.
Así aparece como costumbre antigua en los más viejos testimonios que tenemos de
su historia escrita, en los libros de actas del siglo XVI.
Antiguo
pendón municipal
Pero como á toda gran institución
acompañan luchas y contrariedades que al oponerse á su progreso solo
consiguen su más vigoroso arraigo, así
al cruzar estas el mundo, dejan señalado su paso ora como luz benéfica que por
doquier derrama sus resplandores y beneficios, ora como reflejo, si pálido ó
tenue, lo bastante á lucir cual grata esperanza en el tortuoso y accidentado
camino de la vida del hombre sobre la tierra.
La hermosa fiesta del Corpus Christi no
podía verse exenta de estas vicisitudes. De ello nos da cuenta cumplida la
siguiente Provisión Real: “D. Phelipe… á
voz la justicia y Reximiento de la ciudad de Ciudad Real… sepades que Hernando
García en nombre de D. Juan Hernández Treviño de Velarde, Rexidor perpétuo de
dicha ciudad, nos hizo relación que respecto de no tener como no tiene Propios
ni renta la dha ciudad de donde celebrar con la decencia y autoridad que
requería la fiesta del Santísimo Sacramento se había dexado de hacer de muchos
años á esta parte y lo más que se había hecho avía sido una procesión sin otra
fiesta ni regocixo respecto de lo qual los vecinos que todos eran devotos de la
dcha fiesta, de que no se hiciera avian estado y estaban con mucho desconsuelo
atribuyendo á ello el avérseles apedreado y elado algunos años sus viñas y
olivares que hera el principal fruto y granjería de la ciudad y nos piden y
suplican os mandásemos dar licencia y facultad paraqué la dha fiesta se pudiese
hacer y celebrar con la autoridad y regocixo que se requería pudiese gastar y
gastarse los más necesarios para ello de lo procedido y que procediese del
arbitrio de las Asaduras que á la dcha ciudad le estaba concedido para la paga
de la Pescheria sellevan su sisa en el pescado fresco y seco que se vendiese
por menor en ella ó se arrendase la Pesca del Guadiana y Xavalon, sacando de lo
uno y de lo otro doazientos ducados en cada un año que por lo menos serian
necesarios ó como á laItra. Merced fuese; lo qual visto… por D. Juan Chumacero
y Carrillo nro Fiscal fue acordado que deviamos mandaros esta ntra Carta para
vos en la dcha razón e tuvimoslo por bien por la qual os mando que dentro de
tres días primeros siguientes de cómo con ella fuesedes requeridos la obedezcáis…
Dado en Madrid á quatro días del mes de Marzo de mil y seiscientos veinte y
siete años.”
El Ayuntamiento de ocho de Junio de
dicho año, reunido bajo la presidencia de D. Gutierre Martín de Lara, alcalde corregidor,
decretó obedecerla en todas sus partes nombrando diputado para su cumplimiento
á los Sres. D. Fernando Muñoz de Loaysa y á D. Juan Velarde Treviño, rexidores,
para que dispusieran lo necesario para su cumplimiento; siendo tan fieles á
esta Provisión real las corporaciones que les sucedieron que en los siglos XVII
y XVIII, ninguna otra de las varias fiestas y solemnidades religiosas, cuya
celebración corría á su cargo, como la de Nuestra Señora de la Blanca, Alarcos
y del Prado, alcanzara á la del Corpus en ostentación, como se comprueba por
sus cuentas anuales.
HEGESIPPO
Publicado
en la revista “Vida Manchega” Año II nº 59, jueves 22 de mayo de 1913, pagina
6.
En
la casa del arco de la Plaza Mayor, estuvo el antiguo ayuntamiento capitalino
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