Esta es la
imagen que ofrecía molino de Alarcos a
principios de los años ochenta del pasado siglo XX
Otra
imagen de la misma época
Los molinos hidráulicos harineros eran
ya conocidos en el mediterráneo al menos desde el siglo I a.C. Pero su
verdadera implantación se produjo en la edad media. La primera cita documental
conocida en la Península Ibérica data del año 800, siendo ya muy frecuentes en el
territorio peninsular a partir del siglo X. Los molinos hidráulicos fueron
verdaderos motores de crecimiento económico y tuvieron una importancia
transcendental para la sociedad rural de la época.
El
molino se encuentra actualmente en estado ruinoso
El molino de Alarcos está documentado ya
en el siglo XIII, cuando el 7 de
noviembre de 1214, en Burgos, el rey Enrique I, dona al Arzobispo de Toledo los
molinos que hay junto Alarcos una viña y
el castillo de Ciruela con veinte yugadas en la dicha aldea de Alarcos.
Posteriormente paso en la edad media a
manos del Monasterio de las Madres Dominicas de nuestra ciudad, teniendo 4
piedras, siendo uno de los de mayor producción harinera. La piedra era el
mecanismo de molienda del grano, generalmente constaba de una piedra circular
fija, llamada solera, que podía llegar a tener un diámetro superior a 8,50
metros y 80 a 120 cm de espesor, sobre la que se movía otra de forma semejante
(volandera). En otros casos, la piedra móvil podía ser más pequeña, de forma
troncocónica que al girar seguía la forma de la solera; en este caso se llama
muela. Podía haber dos o más muelas sobre la solera y se movían mejor que la
volandera porque tenía menos rozamiento, pero a cambio se perdía más harina.
En el catastro del Ensenada de 1751 se
dice de este molino que: “perteneciente
al combento religiosos Dominicos de esta Ciudad, con quatro piedras, regulado
en la misma conformidad, producirá al año doscientas y cinquienta fanegas de
trigo; previniendo que todos estos molinos distan de esta Ciudad una legua”.
El molino fue de propiedad de las
religiosas dominicas hasta la desamortización de Mendizábal en 1836, que paso a manos particulares. D. Inocente
Hervás y Buendía, en su “Diccionario Histórico, Geográfico, Biográfico y
Bibliográfico de la Provincia de Ciudad Real”, escrito a finales del siglo XIX,
nos dice que: “Existía aquí un pequeño molino, el que don Francisco Ayala y
Mirá convirtió en la gran Fábrica de Harinas de Nuestra Señora de Alarcos, a la
que dotó de todos los adelantos de la molinería moderna -1874-. Pertenece hoy a
su hermano D. Juan”.
A mediados del siglo XIX tuvo lugar la
invención de los molinos de cilindros, precursores de las modernas fábricas de
harina, lo supuso el inicio del declive de la molinería tradicional Con ellos,
se conseguía acelerar el proceso de producción de harina y se aumentaban su calidad
y su pureza. El sistema austro-húngaro, llamado así por haber sido diseñado en
Budapest en 1837. En dicho sistema, se sustituían las muelas de piedra por
varios pares de cilindros, los primeros estriados en espiral y los siguientes
lisos que giran a distinta velocidad y que al modificarse la posición entre
ellos hacían posible graduar la finura de la trituración. En su accionamiento
ya no se emplea la energía hidráulica sino otras fuerzas motrices como la
máquina de vapor, el motor diesel o el motor eléctrico.
A raíz de la remodelación y ampliación
de la fábrica de harina en el siglo XIX, se construyeron alrededor del viejo molino, almacenes y otras
dependencias. El molino continuó siendo propiedad de la familia Ayala durante
el siglo XX, dejando su actividad entre los años 1959-60, siendo el último
molinero un tal “Horatio”. A partir de ser cerrado el molino, este se fue
deteriorando hasta llegar al estado actual de ruina.
La forma del molino de Alarcos es
rectangular, tenía dos plantas de altura, y está construido en sus cimientos en
mampostería de piedra y argamasa. Sus muros están edificados en ladrillo y
cemento. En la parte frontal del molino tiene sus cuatro cárcavos, construidos
en piedra mediana y arcos en sillería de ladrillo. Detrás se encuentran los
cuatro de entrada y su presa. Al lado tiene varias dependencias, almacenes y
vivienda del dueño del molino, que llegó a tener hasta capilla. Actualmente
todas estas dependencias también se encuentran en estado ruinoso, produciéndose
un incendio en las mismas en septiembre de 1990.
Aguas
arriba del molino todavía se distingue el azud, que desviaba el agua del río al
molino.
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