El libro III de actas de la Ilustre
Hermandad de la Virgen del Prado, recoge una vez acabada la Guerra Civil Española,
la crónica de la destrucción de la imagen de la Virgen del Prado que
literalmente dice lo siguiente:
“Para
conocimiento de los que esto leyeren, vamos hacer una sucinta exposición de
hechos emotivos que, aunque antagónicos de por sí como son las tinieblas y la
luz, culminan dos resultados; infausto y aciago el uno, fulgido y esplendoroso
el otro.
Con
motivo de haber estado nuestra zona sometida al dominio rojo desde el día 18 de
julio de 1936, fecha del glorioso Movimiento, hasta el 29 de marzo de 1939, día
en que fuimos liberados por el heroico ejército Nacional conducido a la
victoria por el insigne Caudillo Generalísimo Franco, la vida de nuestra
Hermandad, así como todo culto religioso, ha estado suspenso durante dicho
ominoso tiempo.
Pasado
este siniestro periodo y al tratar de reorganizarse esta Cofradía, se
encuentra, con que la vesania marxista cometió el acto salvaje de destruir la
Imagen de nuestra meritísima y venerada Patrona, siendo de ello síntoma alarmante
de presagio, los asesinatos que por aquel entonces se cometieron con personas
devotas y sacerdotes y especialmente con el Sr. Obispo en el día 22 de agosto,
fecha que desde luengos tiempos fija la terminación de la festividad cívico mariana
de Ciudad Real, y como preludio de la diabólica destrucción de la Sagrada
Imagen puede anotarse, las bacanales y parodias que ridiculizando las
ceremonias y ritos católicos se dice que se celebraban en las sombras de las tenebrosas
y terroríficas noches en la casa Sagrada de nuestra Patrona, por seres de alma
anquilosada y de impiedad rabiosa, fruto del satanismo judiomasónico que hizo
su asiente en el templo catedralicio desde el momento del entronizamiento del
dragón rojo en Ciudad Real, al fin de todo lo cual, se llegó a la destrucción
de la Sagrada Imagen, artística, secular, de gloriosos hechos épicos y
tradicionales recuerdos, la que descubierta en el siglo XI entre las soterradas
en la invasión agarena fue recogida por el Rey de Navarra Sancho II y heredándola
su hijo Fernando I de Castilla fue conducida a todas las empresas bélicas, la que
acompañó y guió a Alfonso VI en el asedio a Toledo, la que por un acto
providencial se instaló en estas llanuras siendo la fundadora de Ciudad Real,
la restauradora de las dos Castillas, la que ha sido visitada por muchos Reyes
entre los que se pueden mencionar a Fernando III el Santo, Alfonso X el Sabio,
Alfonso XI, Juan II, la egregia Reina Isabel la Católica, Isabel II y Alfonso
XIII y a la que el pueblo de Ciudad Real desde su fundación tenía depositados
sus más hondos cariños filiales.
¿CÓMO FUE DESTRUIDA?
Según
versiones no faltas de fundamento, parece ser que, convertida en garaje de
transportes la Santa Iglesia Prioral, áurea mansión de nuestra Patrona, un
indeterminado grupo de choffers sin solvencia moral alguna, ni cultural, ni artística,
ni histórica, y si portadores de un voluminoso bagaje de purulento virus
materialista, y de un furibundo ateísmo, llevó a efecto la salvaje y execrable
acción de precipitar a la Imagen desde su trono al pavimento, de donde recogida
por algún vandálico competidor, fue trasladada a la casa oficina de transportes
calle de Calatrava nº 12 donde fue
arrojada a la veracidad del fuego.
Los
devotos de Ciudad Real vivimos los días que estuvimos sometidos al dominio
rojo, esperanzados en que por muy intensa y extensa que fuera la campaña de crímenes,
devastación y de robo y destrucción de objetos de culto e Imágenes sagradas, no
alcanzaría a la de la Virgen del Prado, dado el mucho fervor que la inmensa
mayoría de los hijos de Ciudad Real sentían hacia nuestra Patrona, pero
desgraciadamente, ha podido más la vesania impía de la horda roja, teniendo que
aceptar con el corazón partido, la evidencia de la consumación de un tan
horrendo crimen.”
La famosa "legalidad republicana" (?), sin el menor género de dudas.
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