Si hay un negocio que nació con la
actual Avenida de la Mancha y que aún se mantiene, este es la “Churrería Gran
Vía”, montado por Eugenio Cerro Moya y Dolores Díaz, que abrió sus puertas en
los años setenta del pasado siglo XX. Tras la muerte de Eugenio Cerro en 1996,
el negocio lo siguió regentando su mujer, Loli, pasando posteriormente a manos
del Gallego, que cambió la primitiva ubicación de la churrería, pero
que mantiene abierta sus puertas en la Avenida de la Mancha.
Ángel Cerro le dedicó un pequeño artículo
en el diario Lanza en el año 2000, que llevaba por título “Loli Díaz, ejemplo
de mujer trabajadora y que decía así:
“Dolores
Díaz, más conocida popularmente por Lolita, lleva más de cuarenta años,
ofreciendo cada mañana desde muy temprano, su delicioso chocolate y churros, a
cientos de trabajadores de la capital y los venidos diariamente de toda la
provincia ... Manuel, te espero en la cafetería churrería Gran Vía, este es el punto
de encuentro de muchas personas a lo largo de la mañana.
Ya
de muy joven, Lolita, comenzó ayudando a su tía Petra en la churrería entonces
situada frente a la puerta principal del mercado capitalino. Así año tras año
se forjó Lola Díaz, en este trabajo para Loli, el más importante, pues no en
valde de su incansable trabajo diario, ejemplo de mujer trabajadora, ha sacado
adelante sus tres hijas a las que quiere con locura, brindándoles la posibilidad
de darles estudios para que puedan tener el porvenir asegurado el día de
mañana.
Para
Lolita, después de su madre y sus tres hijas, lo más importante, son sus
clientes, sin ellos, no hubiera podido conseguir una situación provechosa en
beneficio del entorno familiar. Con estas líneas, sólo intento, valorar en su
justa medida, el modelo de mujer trabajadora.”
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