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martes, 8 de octubre de 2019

COMERCIOS Y TIENDAS EN LA CALLE CIRUELA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX (I)


Inicio de la calle Ciruela desde la Plaza del Pilar, con el antiguo edificio de los Jesuitas

Y vamos a entrar en materia y referirnos a la calle de Ciruela, que cambió su nombre por el de Alfonso X el Sabio durante unas décadas, hasta que la Corporación Municipal, hace unos cuatro años, se decidió restablecer a esta principal vía su antiguo nombre y dar el del fundador de Ciudad Real a la avenida del Imperio. Y ya que ha salido el nombre del rey Alfonso el Sabio, consignemos que hasta últimos de la década de los sesenta no se le había hecho la debida justicia por los regidores de la ciudad, fecha en que fue instaurada su estatua, obra del paisano Joaquín García Donaire, en el centro de la Plaza Mayor, por acertada iniciativa del entonces alcalde Luis Martínez, hombre de acuerdos trascendentales para engrandecer Ciudad Real, pero al mismo tiempo cuidador de detalles y sugerencias que a veces hacen tanta falta como aquellos para la buena marcha de un pueblo, y este de dedicar un monumento al rey fundador de la Villa Real primitiva fue un acierto completo y la reparación de un olvido imperdonable por quienes pasaron con anterioridad por el Municipio. ¿O es que no estamos contentos y ufanos de ser nacidos en Ciudad Real quienes aquí vimos la primera luz o de vivir en la capital manchega los residencianos en ella buen número de años, a los que de veras consideramos tan culipardos como los bautizados en cualquiera de las parroquias capitalinas o en la catedral?.


La calle de Ciruela era una de las más principales de la capital en las primeras décadas del siglo XX; esta calle es la que conduce a la estación de ferrocarril y la que principalmente era obligada bajada a la ciudad -incluso en coche de tracción animal, como los que tenían los primitivos hoteles, o de motor- por quienes en aquel entonces utilizaban el tren como medio principalísimo para viajar. Sin duda se le dio este nombre de Ciruela por llamarse así también una de las puertas de la villa real desde siglos ha, acceso al camino que conduce a la aldea del mismo nombre en las proximidades de la hoy carretera de Fuensanta, Aldea del Rey y La Calzada, que debía tener un núcleo importante de vecinos, por las veces que se cita en referencias históricas de la época.


Esta calle fue la primera que se adoquinó en Ciudad Real, y ello fue por una circunstancia puramente casual, en la que tuvo no poca "culpa" un periodista. Don Julián Morales Ruiz, Julianito Morales como cariñosamente se le conocía por todos que era a la sazón director de un periódico humorístico que se editaba en Ciudad Real, con el titulo de "Perogullo". Corría el año 1916 y la calle se encontraba intransitable, pues en realidad más parecía un mal camino que una calle, hasta el punto que de tramo en tramo y de acera a acera, existían unos pasos de piedra o losas grandes .para poderla cruzar. Un buen día, apareció en la portada del citado "Perogrullo" un dibujo que figuraba el automóvil de don Diego Pizarroso, recientemente adquirido para el servicio de viajeros a la estación férrea desde su hotel, envuelto en una verdadera nube de polvo, que no dejaba ver ni al coche ni a los transeuntes, y esta fue sin duda la primera piedra del futuro adoquinado, pues tanto al gobernador civil, don Juan de Urquia Redecilla, como al propio dueño del hotel, aquello les picó en lomás vivo y determinaron resolverlo.


La intervención del gobernador civil fue decisiva, pues con motivo de las ferias de agosto, los casinos y círculos de recreo de Ciudad Real solicitaron de su autoridad el preceptivo permiso para que funcionara el juego en los días feriados, pues en realidad no estaba autorizado sino tolerado en determinadas circunstancias y fechas, como estas de carácter festivo, en tos que se desplazaban a la capital muchas personas de la provincia y hasta de algún limítrofe para probar la suerte en el juego. Los productos o tantos por ciento del "tapete verde" servían para arreglar no pocas cosas, como subvención a las corridas de toros, ayudas a la beneficencia local o provincial, etc. y esta fue la ocasión que aprovechó el señor Urquia para lograr subvencionar el importe de las obras de adoquinado de la calle de Ciruela sin tener que desembolsar nadie un céntimo, pues la obra se hizo, y en poco tiempo, gracias a los beneficios del tolerado juego de la ruleta, el bacatal o el monte, según la categoría de cada centro recreativo. Posteriormente fue preciso adoquinar de nuevo tan principal vía, que soportaba mucho tráfico rodado, principalmente por causa de los grandes carretones para el transporte de mercancias de la estación, tirados hasta por una reata de cuatro animales. Este segundo adoquinado se realizó a últimos de la década de los 40, siendo alcalde don José Navas Aguirre, pero naturalmente los fondos invertidos en el pago de la obra fueron de muy distinto origen.


Aunque la primera edificación es la antigua residencia de los padres de la Compañía de Jesús, que fundara el P. Angel Ayala. La parte del edificio de dos plantas que daba a la calle de Ciruela, estuvo dedicada buen número de años, en la planta baja, a local de la Congregación Mariana, con las secciones de "luises" y "estanislaos", separados por la diferencia de edades, que allí tenían su biblioteca, juegos recreativos, etc. Al ser expulsados los jesuitas de Ciudad Real, como de toda España, en los años de la República, y sus bienes incautados, parte del piso principal de la calle fue destinado a viviendas. Edificado sobre una buena parte del solar de la antigua residencia un moderno edificio por la empresa García del Castillo, un gran local del piso bajo fue ocupado por la Sucursal del Banco de Vizcaya.


La casa siguiente, número 4, tuvo en la planta baja, buen número de años, un establecimiento de tejidos y pañería, propiedad de Ángel Pérez y su socio Emiliano. En 1942 fue ocupada por la Delegación de Zeltia y el Matadero de Mérida, la primera dedicada a productos relacionados con el campo y la ganadería y el segundo a lo que su nombre indica. Desde 1960 fue Delegación de Celta Agraria S.A. y Cooper Zeltia S.A. y al frente de la misma estuvo hasta su jubilación don Federico Montoya Blanco, persona activa y muy popular no sólo como agente comercial de estas empresas sino también como concejal que fue en los años 60. Más tarde fue demolido el antiguo inmueble y construido un moderno edificio con locales comerciales en el bajo.


La casa número 6, dedicada a viviendas particulares, al construirse otro moderno edificio, de buen tono urbano, fueron dedicados los bajos a locales comerciales, cosa lógica dado el mucho paso de personas por esta céntrica calle. En ellos se instalaron los establecimientos de Antonio de Gracia Alba, dedicado a artículos de caza y pesca en general, con toda clase de útiles propios de estos apasionantes deportes, y el dedicado a asistencia técnica de radio y televisión, denominado comercialmente "Inter".


El número 8, casa particular muchos años, tuvo en su interior un gran taller de carpintería y al frente de él un hombre muy trabajador, Ramón Prado Astilleros, muy devoto de la Virgen del Prado y de Jesús Nazareno, como tantas personas de Ciudad Real. Ramón Prado no faltaba ningún año acompañando la carroza, a las dos salidas procesionales de la imagen de Jesús, el Domingo de Pasión y en la noche del Jueves Santo. Posteriormente y sin prescindir de la carpintería, instaló en el bajo una funeraria, que luego continuó su hijo Valentín Prado y que en la actualidad se halla en el número 24 de Ronda de Alarcos. En el mismo inmueble estuvo la Gestoría de don Honorio García Jiménez, más conocida con el nombre de Gestoría Ferreyol, por ser este el segundo apellido de su padre, hombre muy popular por su actividad de cobranza de contribuciones e impuestos, que permaneció muchos años en la brecha y al término de la guerra civil importante colaborador en la Delegación Provincial de Auxilio Social. Igualmente estuvo en este edificio el establecimiento "Sport", propiedad del señor Villaseñor, dedicado a artículos de señora y mercería en general.

Cecilio López Pastor. Pequeña historia local: Ciudad Real, Medio siglo de su comercio. Ciudad Real 1986

Vista de la calle Ciruela en 1918, en ella podemos ver desfilando la Banda Municipal de Música

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