La Biblioteca de Autores Manchegos,
dependiente de la Diputación Provincial, presentó el pasado mes de Diciembre el
libro “Cirilo Vara, Primer Arquitecto Provincial” que hace el número 185 de su
colección. Su autora es Concepción Moya, que estudia monográficamente en este
libro, por una parte, la vida y obra de quien fue el primer arquitecto
provincial que tuvo Ciudad Real, y la por otra se dedica con más intensidad a
la implantación del sistema panóptico en edificios de la provincia, una
planificación original de Jeremías Bentham en 1791 que permite al ojo humano
una observación visual total.
Diego Peris publicó en el Diario Lanza
el pasado 1 de diciembre, un artículo con motivo de la publicación de este
libro, que a continuación reproduzco.
“Cirilo
Vara firma su primer proyecto como arquitecto provincial en mayo de 1859 para
la remodelación del Hospital Provincial. Nacido en 1820 en Villamanrique de
Tajo su formación para llegar a conseguir el título de arquitecto sigue en esa época
el camino de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Será en 1844 cuando
se crea la Escuela de Arquitectura y la Academia pierde su control sobre el
tema. Preparación en determinadas
disciplinas, formación junto a un tutor que guía su preparación y un duro
examen en la Academia que suspende la primera vez y logra aprobar en el segundo
intento en 1846. Con su título de arquitecto se traslada a su pueblo
(Villamanrique del Tajo), en la provincia de Toledo y se prepara para ocupar el
cargo de Director de Caminos vecinales de primera clase. Una formación que
cambió en esos años con la creación de la Escuela de Arquitectura y una nueva
definición de competencias exigida por la estructura administrativa del país y
por los requerimientos de la arquitectura pública que, poco a poco, se va
consolidando en España.
Así
comienza el libro de Concepción Moya sobre Cirilo Vara que a través de la
documentación de la Academia de Bellas Artes nos descubre cómo funcionaba la
arquitectura y sus competencias en ese momento.
Plano
del Hospital de Ciudad Real, realizado por Cirilo Vara
Arquitecto provincial de Ciudad Real
Cuando
en 1848 se crea el cuerpo de arquitectos provinciales, Cirilo Vara opta a la
plaza de Ciudad Real. Recibirá 18.000 reales anuales más 6.000 para pagar a un
ayudante delineante y 1.500 más para gastos de escritorio. Un trabajo que
implica responsabilidades muy diversas: desde mantener la caballería a visitar todos los partidos judiciales de la
provincia. Proyectos, inspecciones, presencia en la Comisión del Patrimonio,
creación del Cuerpo de Bomberos.
Una
intensa actividad en la provincia con un abanico de proyectos que cubren las
necesidades de los distintos municipios. Teatros como el de Almagro, ampliación
del Hospital Provincial de Ciudad Real o el de Valdepeñas o el pequeño hospital
de Carrión de Calatrava. Balnearios como el de Villar del Pozo o el de
Puertollano tienen aportaciones suyas. Paseos que quiere embellecer con la
presencia de arbolado ya en esa época. En Ciudad Real planta árboles en las
calles de la Mata, Calatrava y Alarcos entre otras y proyecta la nueva puerta
de Alarcos próxima a la llegada del ferrocarril. Una mentalidad que llega a la
cultura de las poblaciones y que quiere incidir en los diseños urbanos desde
propuestas de embellecimiento de sus viarios, en la valoración de los espacios
públicos y en el tratamiento de los edificios de la comunidad.
En
numerosos ayuntamientos está presente su actuación. El desaparecido de Ciudad
Real construido sobre el pósito. Sus proyectos totales o parciales se
construyen en los ayuntamientos de Manzanares o en las torres de los de
Almagro, Valdepeñas y Alcázar de San Juan, Castellar o Villamayor de
Santiago. Proyectos de un arquitecto
interesado en las nuevas aportaciones de la arquitectura en cuanto a definiciones
de organización, tipologías y modelos constructivos. Una arquitectura que se
reviste de los elementos formales definidos por los cánones académicos y los
manuales de la época. Una formalización que plantea el uso correcto de los
estilos, las formas y las proporciones que deben tener los edificios públicos,
en la mentalidad de la época. La renovación, las nuevas aportaciones vienen más
de las nuevas funciones y de las propuestas para resolverlas que de los modos
de expresión que adquieren esas nuevas arquitecturas.
La
arquitectura escolar tuvo aportaciones en sus dos proyectos de Manzanares o en
el de Valdepeñas con peculiaridades importantes. El edificio de dos plantas
tenía dos salones en cada una de las plantas, salones de 170 metros cuadrados
con 5 metros de altura para doscientos niños cada uno, con un volumen de aire
de 4,20 metros cúbicos por persona y huecos suficientes para ventilar el local.
En Chillón proyectó otra escuela construida ya tras su muerte y con problemas
constructivos graves. En Ciudad Real revisa las obras de un local en la calle
Altagracia que tenía un antiguo salón utilizado para teatro y otro local para
escuela de niñas en la calle Alamillo. Intervenciones también en el ámbito
funerario como su plantación de arbolado en el interior del cementerio de
Ciudad Real o la construcción del cementerio de Valverde o el de Puerto Lápice.
Un
recorrido que, con la excelente documentación gráfica del Archivo de la
Diputación Provincial, nos va acercando a las actuaciones de ese momento, a sus
condiciones técnicas y a las soluciones que un arquitecto con competencias y
responsabilidades en toda la provincia va realizando.
Cirilo Vara y su hermano Antonino realizaron el proyecto de restauración de la Nueva
Puerta Ciruela
El panóptico carcelario
Una
de las reflexiones que en esa búsqueda de tipologías arquitectónicas se hace en
esos momentos es la del panóptico. La palabra panóptico significa ver todo y
traducido a la arquitectura es la definición de un modelo que en su estructura
permita un control y una visión del conjunto de lo construido con el menor
número posible de personas. Así se permite según su creador Bentham una
economía de medios y de personas. Una solución adecuada para diversos
edificios, sean hospitalarios o sobre todo carcelarios. Foucault reconocía en
esa voluntad de control un nuevo nivel de represión especialmente en los
ámbitos penitenciarios. El libro de Concepción Moya presta una especial
atención a esta nueva tipología y a las reflexiones que subyacen en sus
propuestas desde las reformas penales y carcelarias del nuevo régimen liberal.
Cirilo
Vara, en su interés por incorporar las nuevas soluciones de organización de los
edificios públicos plantea esta solución en varios de sus proyectos. En la
provincia existían cárceles en Ciudad Real (2) en la calle Cuchillería (la
cárcel Real) y la del tribunal de la Santa Hermandad, en Manzanares, en
Villanueva de los Infantes, en Valdepeñas y en Almadén y Piedrabuena. Cirilo
Vara realizó los proyectos para las nuevas cárceles de Ciudad Real con una
estructura de cuatro plantas y radios que en su parte derecha estarían
destinados para mujeres y en la izquierda para hombres, proyecto que no llegó a
realizarse. En 1876 realizó el proyecto de la cárcel de Valdepeñas con dos
brazos que parten del cuerpo central de acceso. La planta de la cárcel de
Manzanares tiene un pentágono exterior y una forma estrellada con tres brazos
en su interior, aunque el proyecto que se llega a subastar no se llegó a
realizar.
Una aproximación a la arquitectura del
siglo XIX en la provincia
El
libro de Concepción Moya es una excelente aproximación a la arquitectura de la
provincia en el siglo XIX y a uno de sus protagonistas como fue Cirilo Vara. La
amplia documentación de planos del Archivo de la Diputación provincial, y el
recorrido sistemático por sus actuaciones nos permite un conocimiento no sólo
de las obras realizadas, sino de los sistemas de trabajo y de las concepciones
que subyacen en estos proyectos”.
El
antiguo Ayuntamiento de Ciudad Real, fue un proyecto de Cirilo Vara
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