El
palacete de los Barrenengoa fue construido por el mismo arquitecto que el Palacio
de la Diputación, D. Sebastián Rebollar y Muñoz
Ciudad Real es una de las ciudades de
España que más ha destruido su patrimonio, sobre todo en los años sesenta y
setenta del pasado siglo a consecuencia del frenesí inmobiliario. Lo peor de tanta
destrucción, no es sólo lo que se destruyó, sino que los edificios nuevos se
hicieron con muy mal gusto. Voy a comenzar a publicar a partir de hoy,
diferentes entradas para dar a conocer como era y como es hoy la Plaza del
Pilar, el lugar más antiguo de nuestra ciudad, ya que aquí se encontraba el
Pozuelo Seco, primitivo nombre que recibía lo que luego fue Villarreal y
actualmente es Ciudad Real.
Comienzo con el palacete de los Barrenengoa,
que se encontraba donde actualmente está el edificio que alberga en sus bajos
la tienda de “Punt Roma”, y que hace esquina con la Plaza de Cervantes.
Su
fachada fue construida en ladrillo visto con piedra caliza y su interior fue
decorado por el pintor Ciudadrealeño D. Ángel Andrade
El palacete de los Barrenengoa, fue
construido en el año 1892 por D. Dámaso de Barrenengoa y Bardenas, un político e industrial español afincado en
Ciudad Real. Nació en Orduña (Vizcaya) en diciembre 1828 y falleció en Ciudad
Real en noviembre de 1896. De familia muy humilde, llegó a Ciudad Real en 1856 e
hizo una gran fortuna gracias al establecimiento que montó dedicado a
ultramarinos y coloniales, fábrica de chocolates y tostadero de cafés de
excelente calidad, Chocolates Barrenengoa. Sus chocolates recibieron mención
honorífica de la Exposición Universal de Londres (1862) y obtuvo la medalla de
bronce en la Exposición Universal de París (1867). También fue diputado a las
Cortes tras las elecciones de 10 de mayo de 1873.
En
la segunda década del siglo XX se instalaron oficinas bancarias en su bajo
Como hizo una gran fortuna, gastó sumas
inmensas en levantar grandes edificios de gran gusto arquitectónico en nuestra ciudad, siendo uno de estos su palacete
de la Plaza del Pilar. Este fue obra del arquitecto provincial D. Sebastián
Rebollar y Muñoz, autor de entre otros edificios del palacio de la Diputación y
del antiguo Banco de España. Rebollar utilizó para la construcción de su fachada el ladrillo
visto y la piedra caliza, empleando el cilindro en la esquina, al igual que lo
hizo en el palacio de la Diputación. Su interior fue decorado por el gran
pintor ciudadrealeño, D. Ángel Andrade, y tras el fallecimiento de D. Dámaso
Barrenengoa en este palacete vivió Dª. Mariana Sánchez Cantalejo, de ahí que fuera
conocido popularmente como el palacete de doña Marianita.
El
desaparecido palacete y una vista de la calle Alarcos en los años cincuenta del
pasado siglo
En la segunda década del pasado siglo
XX, se estableció en la planta baja de este edificio el Banco de Albacete, al
que le siguió el Banco Central, adquiriendo el inmueble el Banco Vitalicio de
España. Este banco proyecto en 1960 el derribo de este palacete y la
construcción de un edificio de seis plantas, la planta baja para el Banco
Central, la primera para el Banco Vitalicio y el resto destinado a viviendas.
Las autoridades locales aprobaron el proyecto, y así comenzó la destrucción de
las edificaciones decimonónicas de la Plaza del Pilar, sin que nadie hiciera
nada para que esta histórica plaza guardara su encanto.
En
el año 1961 comenzó el derribo del palacete
La nueva y fea construcción la realizó
la empresa “Dragados y Construcciones, S.A.” sobre una superficie de 3.052 m2,
con una inversión de 20 millones de pesetas. Fue bendecido e inaugurado el edificio
el domingo 5 de julio de 1964. Un palacete decimonónico había dado paso a una
fea construcción de hormigón y ladrillo. La clase política de aquellos años creía
que con la construcción de estos horrendos edificios, Ciudad Real caminaba
hacia el futuro, como lo demuestran las palabras del entonces Alcalde, D. Victorino
Rodríguez Velasco, en el acto inaugural y que fueron recogidas por el diario
Lanza en su edición del lunes 6 de julio del citado año, y que reproduzco: “Intervino a continuación el
alcalde de la capital, don Victorino Rodríguez Velasco, que se congratuló de la
inauguración de un edificio del empaque y categoría de éste que viene a
confirmar la nueva fisonomía que de unos años a esta parte está tomando la
ciudad, que se está dotando de construcciones impuestas por las nuevas normas
de la vida y el desenvolvimiento de una Ciudad Real moderno.
Las
viejas casas, las antiguas construcciones, que daban a la capital un aspecto un
tanto aldeano, van siendo sustituidas por estos nuevos edificios funcionales”.
El
palacete decimonónico dio paso a esta horrenda construcción de ladrillo y hormigón
inaugurada en 1964
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