Nació don Pedro Antonio Castellanos en
Ciudad Real por el año 1480, época en que su padre, don Antonio, ya retirado de
las armas, y por su erudición, gran sabedor cultural y ser un festivo poeta, el
Rey le llevó a su corte de Toledo para hacerlo maestro de sus pajes,
señalándole una renta del patrimonio real, que debido a su muerte temprana,
disfruto su hijo don Pedro Antonio Castellanos.
Con el favor del padre, consiguió don
Pedro Antonio la banda de capitán del Ejército imperial, pasando al nuevo mundo
entre los conquistadores que por aquella época fluían en busca de aventuras. Se
embarcó para Cuba como capitán de infantes, o peones. En la Habana sirvió bajo
las órdenes del gobernador Velázquez, gran amigo de su padre.
Aquí, estuvo a punto de pasar a tierra
firme con su compañero de armas para la conquista de Méjico Hernán Cortes en
1518; pero un desafío por razón de amores con este héroe, les enemistó con la
consiguiente desgracia para el más débil, en este caso, nuestro biografiado.
Celoso el gobernador de Cuba, de la
preponderancia que había tomado Cortés en Costa Firme, mandó contra él una
expedición en la que intervino Castellanos; posiblemente, debido a esta enemistad
de antaño. Pero pasándose todos al partido de Cortés, quedó solo él, con
algunos oficiales y soldados que no tardaron en caer prisioneros del caudillo,
el cual no fue muy generoso con su enemigo Castellanos, al que hubiera dado
muerte, al no ser tenida en cuenta por Cortés, el amor que sus soldados tenían
al capitán manchego y temiendo una subversión a favor de éste, le dejó en libertad.
Regresó Castellanos a Cuba, desde donde
Velázquez le mandó a España como portador ante el Emperador, de las acusaciones
contra Cortés. Pero fue tan generoso, que lejos de agriar la causa que se le
formó por el Consejo de Indias por orden de Carlos V, fue su mayor defensor, y
cuando vino Cortés a Madrid para defenderse de las acusaciones, no solo lo
visitó, sino que hizo todo lo posible para que el Emperador le concediera una
audiencia que no pudo conseguir.
De enemigo de Cortés, se convirtió en su
mejor amigo, y lo fue hasta la muerte de este valiente caudillo, acaecida en
1554; escribiendo con elogio que le honra, la heroicidad y estrategia que Cortés
tuvo en la conquista de Méjico para la Corona de España. Según referencia histórica
de Mellado li. 2º que publica en 1846.
Retirose Castellanos a una modesta heredad
que le dejó su madre doña María Pimentel, en la villa de La Solana en la
Mancha, que era la casa solariega de sus antepasados, murió en el año 1556,
dejando tres hijos, de los que dos, fueron valientes militares que pelearon en
las conquistas sucesivas del Nuevo Mundo, y una hija que fue dama de honor de
la Reina doña Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II.
José
Gil de Pareja Y Rosales. Diario Lanza, dominical 6 de mayo de 1984.- Número
1.033, página 2.
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