El número
uno de la Plaza del Pilar, fue esta bonita edificación del siglo XIX
Continuamos nuestro paseo por la Plaza
del Pilar, para dar a conocer como era y como es en la actualidad esta
histórica plaza. Seguimos por el que fuera el edificio número 1 de la plaza,
cuya puerta principal daba al Pilar y sus fachadas a las calles General
Aguilera (antiguamente Arcos) y Ramón y Cajal (antiguamente Mejora). Era este
un edificio de dos plantas construido en el siglo XIX, con miradores de forja
en las esquinas a ambos lados de la puerta principal.
En el año 1869 se instaló en este
edificio el “Casino Popular”, tal y como nos dice D. Domingo Clemente en su
“Guía de Ciudad Real”, publicada en el referido año. Este casino se creó con el
fin de constituir un centro donde se difundiesen los principios democráticos y
procurar el recreo y la unión de sus socios. Contaba el edificio con salones
destinados a tertulia y al servicio del ateneo y conferencias, con gabinete de
lecturas, mesa de billar, etc.
Portada
del diario “Lanza”, sábado 3 de julio de 1965
Años más tarde instalaría en este
edificio su despacho el prestigioso doctor en Medicina don Federico Fernández,
jefe provincial de Sanidad y Hermano Mayor del Cristo del Perdón y de las
Aguas, tal y como nos cuenta D. Cecilio López Pastor en su libro sobre “Ciudad Real: Medio siglo de su Comercio”.
Parece ser que luego pasó a propiedad de la familia Ayala, tal y como nos dice
D. Julián Alonso en un artículo publicado el 12 de octubre de 1956, que lleva
por título “Termina la excursión por el
Pilar” y que reproduje en el blog el pasado sábado.
D. Julián Alonso ya decía en su artículo
del lejano año 1956, la suerte que podía correr este edificio con estas
palabras: “y por contagio con el vecino
edificio, entra en vida activa cualquier mal germen, latente, antiestético y
deplorable, y lo convierte en repelente mamotreto exótico y desacorde. ¡Tantas
construcciones disparatadas van quitando el carácter peculiar a nuestra ciudad
y dándole una insulsez criticable, y algo más por todo dar!...”. Y así fue,
si en 1961 se destruyó el Palacete de los Barrenengoa, el segundo en caer por la piqueta seria este edifico en
1965.
Una
vista de la Plaza del Pilar en 1967, en plena construcción de “La Torre”
La clase política de aquellos años
seguía aplaudiendo la destrucción de nuestra ciudad, sumándose a ello el diario
Lanza con comentarios desafortunados, en los cuales se justificaba la
destrucción urbanística de las viejas edificaciones de la ciudad, dando a
entender que con las nuevas construcciones se daba imagen de capital de
provincia. Sobre la destrucción de este inmueble producida en 1965, el citado
diario publicaba en su portada del sábado 3 de julio del citado año, la
siguiente nota: “Actualidad local, un derribo.
En estos días se está procediendo al derribo de la casa ubicada en el número 1
de la Plaza del Pilar, con fachada a la misma y a las calles General Aguilera y
Ramón y Cajal. Primero fue el palacete
que hoy se ha convertido en el edificio del Banco Vitalicio el que sufrió los
efectos de la piqueta y ahora es otra de las casas más características de la
que fue provinciana plaza del Pilar, que va a convertirse en un moderno
edificio que tendrá, según nuestras noticias, doce plantas en la parte
principal. Por unos meses van a poderse ver desde dicha plaza perspectivas
distintas a las habituales y luego, dentro de año y medio o a lo sumo dos –hoy
se construye muy deprisa- el Pilar nos presentará un aspecto urbano más moderno
y de más porte”.
Aunque el derribo se produjo en 1965, la
inauguración de la nueva construcción no fue hasta 1969. La nueva edificación
fue realizada por la Inmobiliaria Calatrava S.A. (Icalsa), siendo sustituida la
casa de dos plantas por un nuevo edificio de 14 pisos con 24 viviendas, con
acceso por la calle del General Aguilera, y un basamento de 7 plantas, para
catorce locales comerciales, con entrada por Ramón y Cajal, y un bajo ocupado actualmente por Caja Madrid
con acceso por la Plaza del Pilar.
La fotografía
en blanco y negro nos muestra una vista del palacete de Barrenengoa y la casa
de los Ayala en los años cuarenta del pasado siglo XX. La fotografía en color es una vista del mismo lugar veinte años después, con las nuevas y antiestéticas
construcciones
D. Félix Pillet en su libro sobre “Geografía Urbana de Ciudad Real”, nos relata
cómo se autorizo la construcción de este disparate urbanístico: “En diciembre
de 1963, esta sociedad de médicos (se refiere a Inmobiliaria Calatrava) inició
los trámites municipales para la adquisición del permiso; la Comisión
Permanente dictaría como número de plantas máximas el de ocho. Pero dicha
empresa recordó que este número había sido sobrepasado en esa misma plaza,
iniciándose de esta manera el primer recurso de reposición. A raíz de la
entrevista del Presidente del Consejo de Administración con el Alcalde, la
Comisión de Urbanismo, con la aprobación de la Permanente, dictaminarían que “el
número de plantas para las calles de General Aguilera y Ramón y Cajal, es de
ocho, y para la Plaza del Pilar, doce”, aceptándose por lo tanto un máximo de
12 plantas en la Plaza, y 8 en calles laterales, basándose en una política de
retranqueos. Cuando se iniciaron las obras, saltó tanta agua del subsuelo que
fueron necesarias 3 bombas de 30 H.P., ocasionando un costo superior a 2
millones de ptas. Frente a esta situación, la Inmobiliaria solicitó del
Ayuntamiento poder levantar 14 plantas en lugar de 12, como forma de sufragar
dicho imprevisto. Ante esta solicitud, el arquitecto municipal D. Ildefonso
Prieto, presentó un informe que fue aprobado por la Comisión de Urbanismo,
donde admitía 7 plantas para las calles laterales y el 14 en la esquina que da
a la Plaza, añadiendo que “estas alturas a la Plaza del Pilar, aunque exceden
de las medidas reglamentarias con arreglo a la anchura de calles, el aspecto estético
del conjunto no desentonaría con el resto del edificio.
Con
esta aprobación de lo que sería “la Torre de Ciudad Real”, se inicia el
deterioro urbano de la ciudad, que viene a unirse a la demolición de los
palacetes de dicha plaza”.
El resultado de esta aberración urbanística
es la demolición de un edificio de dos plantas, para construir una torre de catorce pisos.
Aunque el edificio recibió el nombre de “Edificio Cervantes”, popularmente fue
conocido como “la Torre”, siendo inaugurado en mayo de 1969.
El
edificio Cervantes, “La Torre de Ciudad Real” en la actualidad, otro despropósito
del urbanismo practicado en esta ciudad en los años sesenta y setenta del
pasado siglo
Ahora yo vivo el la planta 13 del Edificio Cervantes...y en la planta 14 no hay nadie, solo el.despacho de la comunidad de propietarios.
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