Que Ciudad Real estaba al margen del
gran movimiento de instalaciones hoteleras y turísticas que se había llevado a
cabo en España, aun en provincias análogas a la nuestra, es cosa que se venía
constatando por todos y sobre la que LANZA, en más de una ocasión, se había
preocupado. En Ciudad Real hace falta un hotel con unas comodidades mininas y
un confort y servicios a tono con las necesidades del turismo tanto exterior
como nacional. Esta frase la decíamos y la oíamos decir con demasiada
frecuencia. Por fin, una empresa constructora de la capital, a la que su día
habrá que agradecer la colaboración que ha prestado a resurgir urbanístico de
Ciudad Real, le echo valor al anhelado proyecto y aun en contra de algunas
opiniones contrarias, levantó, en plena Avenida del Rey Santo, un moderno hotel
al que puso el nombre por el que los integrantes de dicha empresa son
conocidos: “Castillos”.
QUIEN
ES EDUARDO SU DIRECTOR
Pero para que toda empresa salga
triunfante hace falta el hombre que la impulse. Y en esta ocasión, los
constructores no fallaron. En el año 1962 vino a Ciudad Real, de manera
totalmente ocasional, un hombre al que puede decirse que casi le habían nacido
los dientes en la hostelería. La Comisión de Fiestas del Ayuntamiento, en vísperas
de la feria de agosto de Ciudad Real, había encomendado a la repostería del
Gran Casino, la organización y el servicio de las verbenas de la Fuente
Talaverana, incluida la cena de gala con motivo del día de la provincia. Y aquí
es donde un hombre joven llega a Ciudad Real con la responsabilidad de llevar a
buen puerto dicho servicio de repostería. Se
trata de Eduardo –su nombre de guerra- que viene por hacer el favor a un
amigo y compañero de profesión y que triunfa en toda la línea, rompiendo moldes
antiguos y logrando que el público más distinguido de la provincia salga
totalmente satisfecho de estas verbenas que ya tienen fama.
Eduardo vuelve el año siguiente, con la
responsabilidad, que la Comisión de Fiestas es la primera en atribuirle, en la
seguridad de que otra vez lograra el éxito. Y cuando el nuevo hotel, el “Castillos”,
se ha terminado, sus constructores se lo ofrecen para que él, a su estilo,
monte lo que tanto precisa Ciudad Real.
Eduardo
Director de “Castillos Hotel”
Y aquí, desde 1964, tenemos a Eduardo Pérez,
que ahora cuenta con 41 años casado, padre
de tres hijos, la más pequeña con dos años escasos, nacida en Ciudad
Real –la mancheguita la llama el padre- y a la que ha puesto por nombre Ana María
del Prado. Eduardo ha liquidado todos sus negocios en Madrid, incluso ha
levantado el piso, y se ha afincado definitivamente entre nosotros, decidido a
ofrecer a la Mancha todo su saber hotelero, que no es poco, como ha demostrado
ya cumplidamente.
COMO
ES “CASTILLOS HOTEL”
En muchas ocasiones hemos sido
propagandistas desinteresados del nuevo hotel. Como hijos de Ciudad Real nos
dolía el tono despectivo con que muchos amigos nuestros de otras latitudes y
aún de la misma provincia hablaban de los establecimientos –mejor aún de la
falta de los mismos- de hostelería en nuestra capital. Por eso cuando vimos ir
levantando el moderno edificio y cuando tuvimos ocasión de visitarlo ya a punto
de inaugurarse, nos brinco de alegría el corazón. Ya no tendríamos que asentir
cuando se nos dijera que aquí no se podía venir, por falta de alojamiento con
un mínimo de confort.
Por eso asistimos con la más alta complacencia
al acto de inauguración del “Castillos Hotel”, celebrado ahora va hacer cuatro
años, concretamente en julio de 1964. Y la seguridad de que su director Eduardo
sería capaz de acreditar en poco tiempo, un establecimiento que se nos ofrecía,
dentro de su clase funcional, con una categoría que bordeaba el lujo dado a lo
que estamos acostumbrado.
HACIA
LA AMPLIACIÓN
El hotel se inauguró con 45 habitaciones
y un total de 82 camas. Por fortuna para todos, la mayor parte del año resulta
insuficiente. Hay épocas en que lograr una habitación en “Castillos Hotel”
supone un triunfo. En la temporada de caza, en la que como se sabe se dan cita
en la provincia las primeras figuras cinegéticas, el establecimiento está prácticamente
lleno todos los días.
El primero en lamentar no poder atender
todas las peticiones de reserva que recibe, es Eduardo. Y por ello ha llevado a
pensar en la ampliación, perfectamente posible, ya que los constructores lo
previeron en su día.
Y Eduardo piensa, cada día con más
ilusión, en el día que “Castillos Hotel” sea exactamente el doble, con un buen número
de habitaciones individuales en los pisos altos, pero también un numero de
ellas en el principal con suite casi de lujo dentro del servicio funcional, que
aún prestigien más el nombre de Ciudad Real y el del propio hotel.
Porque conocemos a los propietarios del
inmueble y al director de “Castillos Hotel”, decidido a volcar aquí toda su
capacidad organizadora y de servicio, estamos seguros que no se ha de pasar
mucho tiempo sin que esta ampliación, ya tan necesaria, sea una realidad.
OTRA
VEZ DE CARA A LA FERIA
Eduardo, cuyas dotes de simpatía y
actividad son innegables, ha visto pasar por su hotel a todas las figuras del
toreo, del fútbol (ya es habitual que todos los equipos de segunda que van a
Puertollano y aún alguno de primera se alojen en Ciudad Real), del arte,
incluso de la alta política, que han marchado complacidos del trato recibido.
En estos momentos de cara a la Feria de
Ciudad Real, Eduardo prepara ya un año más su colaboración en el éxito de las
verbenas de la Talaverana. Con él no es difícil llegar a un acuerdo, porque se
siente, como ha demostrado, un manchego, un ciudarrealeño más y es lógico
esperar que el prestigio de nuestra feria le llene de ilusión por la parte que
le corresponde.
A los cuatro años de inauguración de “Castillos
Hotel” nos complace destacar su constante superación y hacemos votos porque próximamente
se llegue a esa ampliación que se nos anuncia, ilusionadamente por su popular
director.
Diario
“Lanza”, número extraordinario del XXV Aniversario, 11 de junio de 1968.
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