El "Cine Savoy", que varios
años después suplió la necesidad de locales al aire libre en el largo y cálido
verano de nuestra ciudad, donde no existían tantas terrazas como en el
presente, ni se había inventado la televisión. El "Savoy", explotado
por la empresa García, ofreció también al público muy buenas temporadas, aunque
en alguna ocasión por razones de los obligados "lotes" de las casas
distribuidoras, se viera obligada a proyectar algún que otro
"tostón", como era corriente llamar a las películas flojas. Subsistió
el "Savoy" hasta que llegó la apertura de la nueva avenida y entonces
hubo de trasladarse a un solar de la calle de Ruiz Morote, contiguo al domicilio
de la familia Lorente.
En la parte izquierda de la calle y en
su final, haciendo esquina con Tinte, había por aquel entonces algunas
dependencias de la residencia de los Padres Jesuitas, incluido un pequeño campo
de deportes.
Y ahora vamos a referirnos brevemente a
los primeros establecimientos que se abrieron en la avenida, una vez fue
llenándose de edificaciones modernas, unas más acertadas que otras. En los
números 2 y 4, construidos para viviendas de los funcionarios del extinguido
Instituto Nacional de Previsión, instaló sus primeras oficinas la Caja de
Ahorros de Cuenca, hoy ampliada a Cuenca y Ciudad Real, así como un moderno
local dedicado a joyería, propiedad del señor Carrera, la droguería y
perfumería "Avenida", de Vicente Díaz de Elvira, y la pasteria
"Lucar". Seguía después Alimentación Muñoz, un surtido
establecimiento del ramo, y la Casa Trujillo, con artículos de saneamiento y la
distribución de butano. Continuando hacia la Plaza de la Provincia, en cuyo
centro se halla una artística fuente con esculturas de Donaire y que luciría
más si la plaza fuera mayor, como debía haber sido, encontramos "Castillos
Hotel", que fuera construido en los años 60 con asentimiento general por
los hermanos García del Castillo -de ahí su nombre- atendiendo a una necesidad
hondamente sentida de nuestra capital, que en esas fechas carecía de un mínimo
de plazas hoteleras de cierta categoría. Fue su director bastante tiempo el
popular Eduardo Pérez, conocedor como pocos de los secretos del negocio de
hostelería. Seguía el garaje del mismo nombre, dedicado a los clientes del
hotel y a particulares, y por último, ya en la plaza de la provincia, hubo
varios negocios, entre ellos el de la sociedad Asepeyo.
En la acera de los impares, en el número
3, haciendo esquina con la calle de Ramírez de Arellano, se estableció la
cafetería-cervecería "Trini", una de las más concurridas de la
ciudad, propiedad de Ramón Ramírez, y que al ser traspasada cambió de nombre
por el de "Casablanca", muy acreditaba por su buen marisco.
"Trini Avenida", que tal era su nombre, era el continuador del bar
"Trini", de la calle de Carlos Vázquez, 3; establecido por el padre,
Trinidad Ramírez, que fuera uno de los camareros del primitivo Bar León. A
continuación se instaló "Electrovic", especializado en el ramo de la
electricidad, la peluquería de caballeros de Juan José Carretero Hidalgo, y la
cafetería "Las Nieves", con servicio de restaurante, propiedad de
Juan José Lozano. Y tras un pequeño pasaje, en el que instaló un estanco, el
"Cine Castillo", una de las dos salas con que actualmente cuenta
Ciudad Real, construido igualmente por la empresa Hermanos García del Castillo,
amplio y bien acondicionado. Antes de llegar a la esquina estuvo cierto tiempo
abierto un establecimiento dedicado a artículos de caza, pesca y deportes,
llamado "Lince", posteriormente sustituido por otros negocios.
Se llega así a la Plaza de la Provincia,
en la que se hallan edificios dedicados a funcionarios de Hacienda, Colegios de
Médicos y de Veterinarios, Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos y un
edificio particular realizada por don Luis Ortega, que da prestancia a la
plaza, que fue inaugurada en 1963, siendo alcalde el señor Rodríguez Velasco,
con proyecto del entonces arquitecto municipal don Fernando Luis Bendito Serrano
y como contratista don Bonifacio Villaverde. El grupo central de la fuente,
obra de nuestro paisano y académico García Donaire, representa una mujer
alegoría de la Mancha y varios motivos de nuestra tierra.
Cecilio
López Pastor. Pequeña historia local: Ciudad Real, Medio siglo de su comercio.
Ciudad Real 1986
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