El Estandarte tras la restauración
En el año 2008, la empresa Uffizzi
Conservación y Restauración de Bienes Culturales, restauró el estandarte que se
conserva en el Monasterio de las Madres Carmelitas Descalzas de nuestra ciudad,
pintado por Ángel Andrade. Este es el informe e intervención que se hizo sobre
el estandarte:
El Estandarte antes de la restauración
“Se trata de un estandarte a doble cara
y base rectangular, constituido cada una por tres piezas textiles
longitudinales unidas por costura. Su iconografía presenta a la Virgen del
Carmen y fue realizada en 1914 por el pintor manchego Ángel Andrade. El tejido
base del estandarte es de raso de seda beige y presenta tanto en el anverso
como en el reverso una decoración policromada en óleo con dimensiones
aproximadas a 173x120cm.
En el anverso se pueden observar dos
galones de pasamanería de hilos metálicos dorados que flanquean la parte
central de la pieza. En la zona superior también hay decoración mediante cordón
metálico dorado, uniendo las trabillas al soporte rectangular y a la parte
inferior.
ESTADO
DE CONSERVACIÓN
Estudios
preliminares
Antes de efectuar ninguna intervención
se procedió a realizar un análisis previo para comprobar su estado de
conservación. Se realizaron análisis organolépticos, análisis químicos de las
fibras, análisis químicos de las características semi-cuantitativa tanto de la
superficie como de los elementos que componen la lámina metálica, un análisis
químico de los materiales identificados en la micromuestra de la capa de
policromía y diferentes pruebas de limpieza.
Se realizaron
fotografías antes, durante y después del tratamiento, así como planimetrías y
fichas de los daños e intervenciones realizadas. Además, el laboratorio
ARTE-LAB S.L. fue quien se encargó de analizar las micromuestras de la
policromía, del tejido base y de la lámina metálica.
Estado de conservación
El estandarte
presenta un grado de deterioro bastante elevado debido a las excesivas
manipulaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. La obra mostraba suciedad
superficial, confiriéndole un aspecto mate y grisáceo, así como deshidratación,
deformaciones, ondulaciones y pliegues derivados de su extensivo uso, de
antiguas intervenciones y de una conservación inadecuada. También presentaba
oxidación de los elementos metálicos; presencia de diferentes manchas y
concreciones de diversa naturaleza: restos de cera y restos de excrementos de
insectos. Por último se observaba algunas pérdidas de urdimbre o “desgastes”,
roces y arañazos, elementos desprendidos, lagunas en el tejido base y
policromía, así como restos de antiguas intervenciones.
TRATAMIENTO
Para la
eliminación de la limpieza superficial se empleó un micro aspirador y se
procedió a eliminar las intervenciones anteriores que producían un daño
material y/o estético a la obra. Se hidrataron las fibras mediante vapor de
agua desmineralizada, así como la eliminación de las ondulaciones. Para las
limpiezas se realizaron diversas pruebas con diferentes soluciones y se empleó
la que mejor respuesta recibía en el tejido de la pieza.
En las
policromías se procedió a la limpieza superficial y fijación de las zonas de
pérdida de adhesión. Para la reintegración de los desgastes y lagunas se empleó
pigmentos al barniz, y lápices de colores para la reintegración del soporte.
En cuanto a la
consolidación de la pieza, se aplicó el criterio de la mínima intervención
posible para evitar modificar los valores intrínsecos de la pieza. Por
tanto, se seleccionaron tejidos cuyas
propiedades físicas y mecánicas fuesen lo más adecuadas: se empleó un tafetán
de raso de color crudo que a su vez funcionaba como reintegración cromática. Se
consolidó por costura, partiendo de lo general a lo local. Los desgarros y
lagunas se consolidaron a través de puntos de restauración. Mediante la
reintegración de soporte parcial, se consiguió uniformar el tamaño de los
tejidos del estandarte, creando así reintegración matérica y cromática de las
zonas lagunarias. Después, se procedió a
la colocación del forro interno mediante líneas de fijación de cuatro cabos. Y
por último, se fijó el galón.
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