De nuevo la lluvia dió tregua
durante el Sábado Santo. La Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad salió
a la calle para dar testimonio público de fe ante devotos, cofrades y curiosos.
El pueblo ciudadrealeño pudo disfrutar
de dos pasos, el misterio de la Santa Cruz y María Santísima de la Amargura y
el paso de palio con la imagen de
Nuestra Señora de la Soledad que habla
por sí sola y que es una autentica belleza.
La cofradía inició su
recorrido procesional a las 20:00 horas y regreso de nuevo a la Parroquia de
San Pedro una vez que había concluido la Vigilia Pascual alrededor de las 0:30 horas.
Durante el recorrido realizaron un saludo a la Hermandad del Cristo de la
Piedad en los jardines del Prado y a la Hermandad de la Coronación de Espinas
en la puerta de la Parroquia de Santa María del Prado Merced.
Destacar este año el
buen sabor que dejo la cofradía por su organización y que todos los hermanos
vistieran por primera vez la nueva túnica. Como es tradición en la cofradía, el
palio de Nuestra Señora de la Soledad fue
acompañado solo de mujeres de todas las edades, vestidas de negro, con mantilla,
medalla de la cofradía, vela en la mano y flor de la pasión en el pecho, que
dejaron un reguero de cera fervorosa en calles del recorrido, como viene
ocurriendo desde 1928.
El
misterio de la Cofradía nos mostró unas imágenes perfectamente vestidas por el
vestidor Antonio García Hidalgo, como en estos últimos años.
EL
libro de Reglas de la Cofradía, en terciopelo negro con orfebrería de Ramón Orovio de Torralba de Calatrava (Ciudad Real).
La Cofradía
también ganó en la organización de su cortejo procesional, con la incorporación
del cuerpo de acólitos desde hace cuatro años.
La
Virgen de la Soledad lleva en el pecherín, una insignia de la Orden de Malta y
una medalla del Pontificado de Juan Pablo II.
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