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miércoles, 7 de septiembre de 2016

CURIOSA HISTORIA DE LOS ROSETONES DEL CORO ALTO DE LA CATEDRAL



Si Subimos al coro alto de la Catedral, podemos ver a ambos lados del rosetón que se encuentra encima de la Puerta del Perdón, dos pequeños rosetones con la misma forma que el central. Están cegados, por lo  que la luz no penetra y desde el exterior no son apreciables. Fueron descubiertos en las reformas que sufrió la Catedral en los años sesenta del pasado siglo, y guardan una pequeña historia que a continuación voy a relatar.

El día 29 de noviembre de 1966, al quitar los revoques que cubrían interiormente los muros del templo, aparecieron dos pequeños rosetones, que correspondían a la antigua fachada de la calle de los Reyes y actualmente no son visibles desde el exterior.

En uno de ellos, el oficial encargado de la obra, Julián García Lorente encontró el siguiente escrito:

El día 28 de febrero del año 1906 que se renovó esta Santa Iglesia, se encontró esta ventana siendo Maestros de las obras Nicasio Díaz y Antonio Burgos y se tapó el día 18 de marzo del mismo año.- Quiera Dios que al que se encuentre este escrito  rueguen a Dios por sus almas, gracias anticipadas” Ciudad Real, 18 de marzo de 1906: Nicasio Díaz. Firmado y rubricado.- Antonio Burgos. Firmado y rubricado. Hijos de Ciudad Real”.


El maestro contratista de la obra de los años sesenta del pasado siglo, Sr. Fernández González, que había aprendido el oficio bajo la dirección del maestro Antonio Burgos, y del que conservaba un imborrable recuerdo como hombre honrado, competente, ejemplar  cristiano y devotísimo de la Santísima Virgen del Prado, recogió con emoción el encargo de su maestro y antecesores en las obras de la Catedral y, con la asistencia de los obreros y familiares del maestro Burgos, se apresuró a cumplir el piadoso encargo.

El domingo 4 de diciembre de 1966, el canónigo Mayordomo de Fábrica, Sr. Miquel, celebró una misa ante el Altar Mayor de la Catedral y exhortó a los numerosos fieles asistentes a rogar por todos nuestros antepasados, que trabajaron o contribuyeron a levantar este santo templo en honor de Nuestra Señora del Prado y de un modo especial por los maestros de obras en cuyo sufragio se aplicaba la Misa, dando a conocer a los presentes su piadoso deseo antes transcrito.

Siguiendo el ejemplo de los maestros Díaz y Burgos, el Sr. Fernández quiso igualmente dejar constancia de su participación en las obras de restauración, colocando un escrito en uno de los lugares restaurados, cuyo texto termina así:

El maestro Federico Fernández González y los obreros de su empresa que actualmente trabajan en la restauración de esta Santa Iglesia Prioral, como preparación a la solemne Coronación Pontificia de la venerada imagen de nuestra excelsa Patrona, la Stma. Virgen del Prado, han querido dejar este documento como testimonio del hallazgo y cumplimiento de tan piadoso encargo y ruegan a su vez, que si algún día fuere encontrado este escrito, no se deje de rogar por ellos al Señor y a la Virgen Stma. En cuyo honor se realizan estas obras”.


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