Aspecto
que ofrecía la Parroquia de Santa María del Prado (Merced) en 1940, cuando fue
reabierta al culto
Desde la construcción en un principio,
de la iglesia del antiguo convento de los Mercedarios descalzos de Ciudad Real,
esta se fue poblando de retablos e imaginería barroca. El altar mayor y ambos
lados del mismo, existían retablos dorados en pan de oro, que fueron destruidos
al inicio de la Guerra Civil Española en 1936, por republicanos de izquierda,
que asaltaron la iglesia y destruyeron todo su interior. Durante la Guerra
Civil (1936-1939), la iglesia se destinó a depósito de abastos.
Lienzo
de la Inmaculada Concepción que preside el altar mayor
Una vez acabada la guerra, se hizo cargo
de la Parroquia de Santa María del Prado, D. Ildefonso Romero, que se encontró
una iglesia totalmente destrozada, sin apenas patrimonio. Los antiguos retablos
e imaginería habían perecido bajo el pasto de las llamas de los republicanos.
D. Ildefonso se puso manos a la obra y con la ayuda del señor Germay y el Sr.
Mendía, según nos cuenta D. José Balcázar y Sabariegos en su libro “La Virgen
del Prado a través de la historia”, logro reconstruir el templo y volverlo a
abrir al culto.
Destruido el retablo del altar mayor,
junto al resto que adornaban la iglesia, se optó en poner en el altar mayor,
una seria de lienzos que se habían salvado de su destrucción. Presidiendo el
altar se colocó una gran pintura de la Inmaculada Concepción del siglo XVII de
autor anónimo. A ambos lados de la Inmaculada se colocaron dos pequeños lienzos
de un santo mercedario y de San Pedro Pascual; debajo de estos dos lienzos de
San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato, todos ellos de autor anónimo y coronando
el altar un lienzo de la Santísima Trinidad, también de autor anónimo.
Lienzo
de la Sagrada Familia del año 1680 obra de José Jiménez Donoso
En las paredes laterales del altar
mayor, nos encontramos dos grandes lienzos, uno es la Enclavación y el otro la
Sagrada Familia del año 1680, obra de una importante figura del arte barroco
madrileño en la segunda mitad del siglo XVII, José Jiménez Donoso.
Completando el altar, se encuentra la
actual sillería, obra de los años ochenta del pasado siglo XX del tallista
ciudadrealeño, Francisco Ortega, y la pila de bautismo de mármol blanco semiesférica
que data del siglo XVIII.
Aspecto
que ofrece actualmente el altar mayor
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