Fotografía
del archivo del centro de Estudios de Castilla- La Mancha https://www.flickr.com/photos/ceclm/
En la Plaza Mayor se está produciendo
estos días el derribo de unos edificios en una de las partes de la misma, para
dejar paso a un solar donde se alzará, digamos, en dos años –el plazo de
construcción es de 18 meses- el edificio que marcará la pauta de lo que habrá de
ser, en el futuro la hasta ahora no poca polémica Plaza Mayor de Ciudad Real.
La responsabilidad, por tanto, de los
arquitectos ciudarrealeños Eusebio García Coronado y José Luis Alía Miranda,
que son los autores de este primer proyecto, no es baladí, porque en ello han
contraído el compromiso de lo que ha de ser, en lo venidero, este primer
recinto de la ciudad.
Este edificio comprende dos fachadas, la
de la Plaza Mayor y la de la calle Feria. Esta última está condicionada por las
existentes en el entorno, y sólo eso. Pero la que da a la plaza deberá estar
destinada, nada más y nada menos, repetimos, a marcar las directrices futuras
de los nuevos edificios que, de aquí en adelante, vayan surgiendo.
El edificio, de acuerdo con el proyecto
provisional, presentado en el Ayuntamiento, se atiene a la normativa en cuanto
a volúmenes, alturas (bajo, tres plantas y ático retranqueado) y, por supuesto,
lógicamente, a la ordenanza que, sobre el particular, y en lo que respecta al
tratamiento de fachadas, tienen el Ayuntamiento. Así, precisamente, en este
aspecto, los arquitectos, autores del proyecto, han presentado varias opciones
que, la Corporación, con el asesoramiento de los servicios técnicos
municipales, está estudiando actualmente. Igualmente informará el proyecto de
fachada que se elija la Comisión de Patrimonio Histórico Artístico. Es decir,
el proyecto definitivo llevará muchas bendiciones, antes de que se lleve a
cabo, porque, en este tema, la ciudad se juega mucho.
Algo se nos anticipo sobre lo que habrá
de ser esta primera fachada que iniciará el futuro arquitectónico de la Plaza
Mayor de Ciudad Real. Las pretensiones de la Corporación es dejar la actual
Casa Consistorial como edificio singular, y después, dentro de la libertad de
iniciativa en los tratamientos, obligar a que los proyectos que se vayan
presentando, no adulteren la unidad de la plaza. Es decir, que todos armonicen unos
con otros, respetando lo que, hasta ahora, existe. El Ayuntamiento, además,
parece que proyecta subvencionar, en aras de esa singularidad que ha de tener
el consistorio sobre el conjunto, las fachadas que se construyeron siguiendo la
línea del edificio de Fernando Higueras, para cambiarlas y equipararlas a lo
que vaya surgiendo.
De acuerdo con esta idea, los
arquitectos Sres. García Coronado y Alía Miranda, han presentado, repetimos,
varias opciones que, ajuntándose a la normativa, procuran, sin embargo,
acomodarse a esa unidad y armonización del entorno.
“Las ordenanzas complementarias-nos dice
García Coronado- que condicionan las fachadas de la plaza, son estrictas dentro
de la libertad de acción que dejan, en cuanto a materiales, a la utilización de
los mismos, y, en fin, en cuanto al tratamiento general de las fachadas en los
edificios que se construyan para que se identifiquen y se armonicen, sin ser
iguales, unas con otras”, algo, pues, parecido a un prolongado suspense se va a
iniciar ahora con este tema que, en definitiva, preocupa a todos, como se
demostró en el pasado, con polémicas y controvertidas opiniones en la prensa,
en mesas redondas, en debate públicos, etc, porque, en definitiva, y eso es
bueno, todos quisieran ver la Plaza Mayor, el lugar más representativo de la
ciudad, como algo singular y especial que les hiciera sentirse orgulloso de
vivir en ella. Que haya tino.
Emilio
Arjona, diario “Lanza”, 9 de diciembre de 1989 página 5
Fotografía
Alberto Carnicer Mena
Fotografía
Alberto Carnicer Mena
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