Buscar este blog

miércoles, 27 de junio de 2018

EL CONVENTO DE LA MERCED DE CIUDAD REAL 1621-1674 (II)



No ha sido localizado el lugar donde se encontraba la capilla originaria o primera iglesia del convento, lo que sí es seguro es que estaba dentro del recinto en un espacio habilitado para ello. Lo más probable es que se tratara de una iglesia pobre y sencilla, situada en la planta baja, que con el tiempo quedó pequeña, como se deduce de los pagos realizados, en 1624:

concertose con Jose Ruiz maestro de albañilería que había de (hacer) la iglesia del cuarto bajo en 100 reales se le ha dado a cuenta 50 reales”.

El 26 de febrero de 1622 se inició la construcción de esta pequeña iglesia o capilla, colocando la primera piedra, bajo la que se guardaron 16 reales de oro y plata. Gran parte de los gastos en carpinteros fueron destinados a montar el sagrario.

La escalera de acceso a la segunda planta, se ubicó en el extremo norte de la galería oeste del patio. Ya en julio de 1622 encontramos citada la escalera en el libro de fábrica:

de tres puertas y tres postigos fue ciento y veintisiete reales…de los cuales para los umbrales de las puertas de la escalera…”.

Según el libro de fábrica se utilizaron diferentes materiales, entre los que cabe destacar la piedra procedente del Castillo de Calatrava La Vieja, que fue empleado como cantera. Esta piedra era transportada en carretas, en 1622, por el cantero Bartolomé Cordobés hasta Ciudad Real. Esto es un ejemplo más de cómo los restos de castillos cercanos, como el de Alarcos, surtían de piedras la construcción de iglesias, como la de Santiago, y otros conventos de Ciudad Real.

Además de piedra se emplearon el ladrillo y los ripios, materiales pobres dada la escasez de presupuesto. La mayor parte de los muros se construyeron con tapiales sobre un zócalo de piedra. Una vez levantados estos muros se procedía a su enlucido con yeso y a su pintura con cal, siendo ésta la dinámica constructiva de los muros principales y, por tanto, de la estructura del convento. También se utilizaron ladrillos de adobe para los tabiques de separación de las celdas y otras dependencias.

El claustro del monasterio antes de su restauración 

Otro elemento esencial en esta construcción será la madera, utilizada en los tirantes (12) para el techo o suelo cuadro, y para la estructura de la cubierta del tejado. Estos tirantes y vigas se han conservado hasta la actualidad, recubiertos de carrizo y bovedillas. Eran realizados por los carpinteros, como queda reflejado en un pago que se le hace a uno de ellos en agosto de 1622:

…dieronse al carpintero a cuenta de las vigas que esta labrando para la obra noventa i siete reales ”, posteriormente eran rematados por los raspadores. Otros elementos realizados por los carpinteros son las puertas, ventanas, etc: “compraronse dos ventanas para el refectorio y cocina en quatro hacendas(13).

Participaron en las obras artesanos de distintos oficios, como los canteros, escribanos, caleros, carpinteros, albañiles, herreros, yeseros, torneros, raspadores, sastres (14), etc. que en su mayoría, según la documentación existente, eran vecinos de los pueblos cercanos, como los caleros Rodríguez, de Carrión; Diego, de Pozuelo; o los canteros, también de Carrión.

Durante el proceso de construcción, fueron abiertas dos cuevas que servirían de despensa y almacén del convento. Una de ellas se encontraba debajo de las cocinas y fue seguramente destinada para guardar tinajas, ya que tiene forma lobulada.

La otra cueva serviría de almacén (15), bien de leña o bien de los productos que se cultivaban en el huerto propio del convento, puesto que desde sus inicios los religiosos dispusieron de un gran huerto en el espacio que, hoy, ocupa la plaza de los Mercedarios, y donde un pozo de noria les proporcionaba agua para el riego y consumo.

En marzo de 1624, ya se producen gastos referentes a la construcción de la tapia del convento:

Dieronse 6 reales a un oficial que estuvo y otro tanto a 4 peones por dia y medio que trabajaron en la cerca del convento”.

El claustro del monasterio después de su restauración 

En cuanto a la noria, tenemos datos de su construcción desde julio de 1622:

…de un albañil i tres peones que trabaxaron en la noria en quince reales”.

Después, se completaría con otros elementos como cangilones:

…mas de quatro docenas de canxilones para la noria, ocho Rs (reales) en aderezar la noria diex y nueve rs”.

La segunda cueva tenía dos entradas, una desde el actual claustro y la otra desde el extremo oeste, junto a la actual puerta principal. Esta segunda entrada tenía un acceso directo al huerto, lo que facilitaba el almacenamiento de los productos del mismo. La cueva ha llegado hasta nuestros días, convertida en sótano, tras una ampliación realizada durante la Guerra Civil.

Ambas cuevas estaban excavadas en roca caliza y han sido descubiertas y recuperadas durante la rehabilitación actual del edificio, ya que anteriormente apenas se tenía conocimiento de ellas, existiendo tan sólo alguna referencia de la segunda.

Con posterioridad, el convento continúa ampliándose, probablemente gracias a una mayor disposición de dinero y de espacio. No debemos olvidar que corrían tiempos de crisis económica lo que, junto con la escasa donación que hizo su benefactor, haría que la obra se dilatase en el tiempo, forzando a la convivencia de los religiosos con los albañiles, pintores, etc.

Una de las actuaciones más destacadas que se realizaron en el convento fue la construcción del claustro principal. El contrato de su construcción data de febrero de 1639:

Dieronse a cuenta a Díaz Romero maestro de la obra (16), mil reales a cuenta de seis mil en que se concertó a toda costa el claustro desde los cimientos inclusive a por levantar 6 varas y media de alto (5,20 metros), todo de piedra(17).

Este claustro que, según su contratación, debería haber sido todo de piedra, fue terminado en ladrillo, conservando tan sólo la piedra de la baranda o poyete que rodea el patio. Incluso se utilizaron ripios para su construcción en dos franjas, una por encima de los arcos y otra bajo la cornisa del tejado.

El sótano descubierto de la galería sur 

Es significativo observar cómo en la planta alta de las fachadas del claustro se aprecian dos tipologías constructivas distintas, posiblemente eso se debe al hecho de que su construcción se llevó a cabo en distintas etapas, transcurriendo, varios años desde la fecha en que se concertó, 1639, y la fecha en que aún estaban recibiendo material para su fábrica en 1657 (18):

Compraronse dos mil doscientos y dos ladrillos anchos para el claustro a 3 mrv cada uno… traídos desde Torralba…”.

Estos ladrillos (19) pueden localizarse en la planta alta del claustro y en la franja donde se abren las ventanas.

También existen datos sobre el techo de los corredores de la planta baja, que en un principio serían de artesones de madera y bovedillas, típico en las construcciones barrocas de esta zona de La Mancha que aún pueden verse en el espacio habilitado como salida de emergencia en la esquina sureste del edificio actual:

…dieronse a Juan Ruiz ciento cincuenta reales de ochenta bovedillas que hizo en un lienzo del claustro”.

Pocos años después se le añaden las bóvedas que hoy podemos contemplar, posiblemente coincidiendo en el tiempo con la construcción de la nueva iglesia (1674).

A partir de 1655 la construcción del claustro experimenta un empuje definitivo, dedicando los últimos gastos a construir las tapias, a traer carros de arena y “cali y quanto”. También está documentado que en su construcción participaron 86 peones.

Las últimas intervenciones en el claustro serían la colocación de los suelos de las distintas galerías, que se hacen, según lo concertado con Félix Lopez, de “ladrillo cortado y raspado”, llegando intacto hasta nuestros días, ya que nunca ha sido levantado. Para finalizar, fue colocada en el centro del patio una cruz de piedra sobre una peana del mismo material.

Merece mención aparte la posterior utilización de este claustro como lugar de enterramiento de los distintos religiosos que fallecían en el convento. Esta costumbre ha sido muy normal en la mayoría de monasterios y conventos. El claustro era un lugar sagrado donde se daba reposo a los cuerpos de los hermanos que morían, mientras que los religiosos de mayor importancia, como los Priores, eran enterrados en el interior de las iglesias.

Fuente: “Un Convento, Un Instituto, Un Museo”. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha 2005.

Enterramientos descubiertos en las galerías del claustro 

(12)Mas se compraron veinte y quatro tirantes a racon de quatro reales y al personal que lo montaron nobenta reales” Agosto de 1622. AHN, Clero, Libro de fundación y obra del Convento, 1621-1662. Libro 2837.
(13) Junio de 1624. AHN, Clero, Libro de fundación y obra del Convento, 1621-1662. Libro 2837.
(14) Durante la obra aparecen partidas de gastos destinadas a la “hechura y confección” de los distintos frontales y casullas que conforman los hábitos de los monjes.
(15) En estas cuevas se almacenaban todo tipo de mercancías que necesitasen para su vida diaria. En los libros de gastos hemos encontrado algunas de ellas, como son: cera, lejías, trigo, nieve, tabaco, carbón, leña, papel y un largo etcétera de alimentos como carne, huevos, leche, especies, miel, etc.
(16) Si al inicio de la construcción del convento teníamos como maestro de obra al Maestro Ramírez, más adelante, en la segunda fase de construcción durante la cual es ampliado, esta responsabilidad recaerá en Díaz Romero, nuevo maestro que se encarga de la construcción del claustro principal.
(17) Ultimo de febrero de 1639. AHN, Clero, Libro de la fundación y obra del Convento. Años 1621-1662. Libro 2837.
(18) La obra del claustro se vio paralizada entre los años 1642 y 1655, sin que sepamos el motivo, que quizá fuese económico.
(19) En las últimas obras de rehabilitación del edificio, en los años 2004-2005, al ser despojado el claustro del revestimiento de cemento con que lo cubrieron en 1905-1906, han aparecido los arcos de la galería baja de ladrillo. En cuanto al segundo piso, se ha documentado su original aspecto cerrado, abriéndose una serie de ventanas enmarcadas por una gran corina de ladrillo de un grosor superior al utilizado en los arcos. De todo ello se deduce que los ladrillos comprados en 1657 pertenecían a este piso. Todo el claustro está visto en ladrillo aunque recubierto, en algún momento, de una fina lechada de cal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario