La
casa de la calle Caballeros, esquina a Camarín que está siendo derribada estos
días
En el aspecto urbanístico, nuestra
ciudad mejora sensiblemente. Puede que no vayan estas mejoras con la rapidez de
nuestro deseo, pero es que hay muchos palillos que tocar y sobre todo, mucho
dinero que gastar. Del año 39 para acá es indudable que Ciudad Real va pasando,
de pueblo destartalado y anchuroso, achatado por la horizontalidad de sus casas a ciudad con gallardos
edificios, vías bien pavimentadas y aspecto de urbe modesta, pero moderna, por
lo menos en su parte central.
Si cuaja lo de la gran avenida
Pilar-Parque de Gasset y con la plaza que se formará entre el Cine Proyecciones
nuevo Gobierno Civil y nueva Telefónica, habremos dado un gran paso. Pero de
esto hablaremos otro día. Hoy queremos dedicar unas líneas a la Plaza del
Instituto.
La vieja verja derribada, que escondía
una maraña de maleza, más que de plantas y flores, ha dejado paso a una
plazoleta con unos jardines alegres y vistosos. El gran edificio de las
religiosas del Servicio doméstico, el remozamiento de que está siendo objeto la
fachada del Instituto y ahora el derribo de la casa que hace esquina a la calle
del Camarín, donde Obras Públicas levantará su sede, darán a la plaza un tono
que no tenía. Solo quedará un ala un poco pobre, en relación con las otras tres
laterales y es la de la calle de la Rosa que con el tiempo, debe también quedar
a la altura del resto de la plaza. Pero este problema es más difícil de
resolver porque la escasez de viviendas que padecemos no aconseja
expropiaciones forzosas en muchos casos. Claro que puede surgir otro organismo
oficial que adquiera esas casas y haga otro magno edificio que complete la
plaza. Con las del Pilar, ya arreglada; el Prado, el retoque de las del
Generalísimo, Calvo Sotelo (frente al Cuartel) y José Antonio frente a la
Diputación; la del Instituto y la del nuevo Gobierno Civil. Ciudad Real contará
con siete bellos espacios libres en medio de sus calles anchas y luminosas. Si
esto se completa con una pavimentación y ornamentación adecuados, habremos dado
el gran paso para que la capital adquiera el rango que por derecho propio, le
corresponde, y del que se enorgullecerían los mismos pueblos de la provincia.
El mito de la “capitaleja” ha concluido.
EL
CABALLERO DE LA MEDIA CAPA. Diario “Lanza”, martes 2 de septiembre de 1952
No hay comentarios:
Publicar un comentario