Puerta
de entrada al Monasterio de las Madres Dominicas de Nuestra Señora de Alta Gracia
En el año 1968, se comenzó a construir
el actual Monasterio de las Dominicas de Nuestra Señora de Alta Gracia, en la calle San Martín de Porres, por
el constructor Miguel Zorita, siendo los arquitectos del mismo José Luis de
Arana Amurrio y María Aroca Hernández-Ros.
El
Monasterio fue construido sobre unos terrenos propiedad del Obispado
Una vez acabado este las monjas
abandonaron el viejo Monasterio de la calle Altagracia en 1969, siendo
bendecido el actual el 7 de octubre del mismo año. La bendición la realizó el
entonces Obispo-Prior, D. Juan Hervás y Benet, a las seis y media de la tarde,
y a este acto asistieron una nutrida representación del clero secular y regular
de la capital, así como el P. Provincial de los Dominicos, el superior de los
Dominicos de Almagro; la Rvda. M. Federal de España y el padre asistente de la
Federación de Dominicas.
Este
Monasterio fue bendecido el 7 de octubre de 1969
Entre las autoridades civiles se
encontraban el Alcalde de la ciudad, el Presidente de la Audiencia Provincial,
el Vicepresidente de la Excma. Diputación Provincial en representación del
Presidente, el Delegado Provincial del Ministerio de la Vivienda, así como otras
autoridades y personalidades de la capital.
Un
total de cuarenta y cuatro años han sido los que las dominicas han habitado
este monasterio
El Obispo-Prior bendijo primero el
exterior del nuevo monasterio, haciéndolo a continuación con la iglesia, que se
hallaba presidida por la imagen de Nuestra Señora del Rosario, en cuya
solemnidad se inauguraba la nueva casa dominica de Ciudad Real.
A
la entrada a la iglesia, nos encontramos las imágenes de San Antonio de Padua y San Martín de Porres
Una vez acabado el acto de la bendición,
el señor Obispo ofició una misa concelebrada en la que participaron con el
Prelado, el provincial de los Dominicos, el superior de Almagro, M. I. Señor D.
Antonio Lizcano, delegado episcopal de religiosas; D. Felipe Lanza, cura
párroco de Santiago Apóstol y D. Eugenio Sánchez Vega, cura párroco de Santo
Tomás de Villanueva. Una vez acabada la Santa Misa, el Obispo-Prior acompañado
del delegado de la Vivienda, de los constructores y de los concelebrantes,
recorrieron las nuevas instalaciones.
El
templo está presidido por las imágenes de un crucificado, Santo Domingo de Guzmán
y Santa Catalina de Siena
La entrada a la actual iglesia del
monasterio, está presidida por las imágenes de San Antonio de Padua y San
Martín de Porres, esta última obra del escultor madrileño Faustino Sanz Herranz
del año 1964.
Los
arquitectos de todo el monasterio fueron José Luis de Arana Amurrio y María
Aroca Hernández-Ros
La iglesia que en un principio estuvo
presidida por la imagen de Nuestra Señora del Rosario, desde el año 1973 lo está
por la imagen de un crucificado, encontrándose a ambos lados de este las imágenes
de Santo Domingo de Guzmán del año 1949 y Santa Catalina de Siena.
Nuestra
Señora del Rosario de 1973
A Ambos lados del altar mayor, se
encuentran las imágenes de Nuestra Señora del Rosario del año 1973, y la imagen
de San Juan Bautista, titular de la nueva parroquia que se está construyendo
en la barriada de la granja, y que actualmente tiene su sede en este templo.
Aspecto
que ofrece la iglesia
Las dependencias del moderno monasterio son amplias teniendo a parte de las celdas de
las monjas, los lugares comunes destinados a cocina, plancha, comedor etc… El
monasterio también cuenta con un gran huerto interior y jardines para el paseo
de las monjas.
La
pared de los pies de la iglesia, se
encuentra presidida por una gran cruz de madera
Las últimas cuatro monjas que han
habitado el monasterio, han sido la Madre Dominica, la Madre Anunciación, Sor
Trinidad y Sor Conchi. ¿Y cómo era la vida de estas monjas?
San
Juan Bautista, patrón de la barriada de la Granja
La vida de las religiosas dominicas comenzaba
todos los días a las seis y media de la mañana, a las siete los laudes, a
continuación un poco de oración y después la celebración de la Santa Misa. Después
de la misa tenían una hora que se llama tercia, un tiempo de acción de gracias
y a las nueve tocaba la campana y desayunaban.
Interior
de lo que era el coro del monasterio
Después del desayuno tenían un tiempo
libre para hacer sus cosas personales y tras esto cada monja tiene su tarea, su
trabajo: unas planchan, otras lavan, otras van a la cocina, otras tienen
trabajo manual… A las 12:50 se tocaba otra vez la campana llamando a sexta; se
rezaba sexta, después se rezaba un rosario y, aproximadamente, a las 13:30 comían.
Ambón
del coro
Tras la comida tenían un tiempo para
expansionarse, que se llama recreo y, en ese momento, se comparte lo que ha
pasado durante el día: si las han llamado, lo que han pensado… durante ese
período se puede hablar todo lo que quieran. El resto del día solo hablan lo
necesario, pero nada más.
Sillería
del coro
El recreo terminaba a las 14:45 horas,
cuando la campana toca a silencio profundo. Poco más de una hora en la que las
hermanas se pueden acostar y descansar un poco, pueden leer… pero ya en el
recogimiento de su celda.
Los
restos de la fundadora del antiguo Monasterio de las Dominicas de Altagracia,
fueron trasladados a este nuevo monasterio
A las cuatro, la campana llama a la hora
del oficio nona. Se rezaba nona y
ensayaban, hacían un poco de lectura espiritual y otra vez a seguir la faena
con el trabajo. Hasta las siete que otra vez iban a vísperas; tenían una hora
de oración, después rezaban el oficio de lectura, y tras éste ya se iban a cenar.
Una
vista de la clausura del monasterio
Terminada la cena se vuelve a romper el
silencio y las monjas disponen de otra
hora de recreo. A las 22:30 toca la campana y se llama a silencio profundo, a
las completas, y a, a partir de ese
momento es ya silencio y unión con el Señor. Rezaban las completas, que se
tarda veinte minutos y después cada una ya se podía acostar cuando quisiera.
El
monasterio cuenta con salas para planchado, bordado y zurcido
Las monjas dominicas fueron las que en
el año 1981, solicitaron al Ayuntamiento de Ciudad Real, que el barrio de etnia gitana que hay más allá de su monasterio, recibiera el nombre de San Martín de Porres.
Cada
monja tiene asignado un trabajo dentro del monasterio
La
vida de las dominicas está regida por la campana, que se toca a lo largo del día
para llamar a rezar, comer y descansar
En
el año 1969, catorce monjas dominicas fueron las que ocuparon este nuevo
monasterio, quedando en la actualidad solo cuatro, que debido a su avanzada
edad se tomó la decisión del traslado a Córdoba de las hermanas y clausura de
este monasterio
Uno
de los porches del monasterio, donde se conserva una de las columnas blasonadas
del monasterio de la calle Altagracia
El
monasterio cuenta con un amplio jardín y huerto
El
Sagrado Corazón de Jesús en los jardines del monasterio, una devoción muy
ligada al barrio ferroviario de Pio XII
Las
campanas de la iglesia del nuevo monasterio, son las antiguas del de la calle
Altagracia
El
huerto del monasterio se cultivaba y surtía
en otra época alimentos a las madres dominicas
Dependencias
anexas al huerto
Cementerio
interior del monasterio
Torno
de la comunidad, ya no recibirá más las visitas de todas las personas que
se acercaban al monasterio a solicitar cualquier cosa a las Dominicas
Federación
de Nuestra Señora del Rosario, a la que perteneció el monasterio ciudadrealeño
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