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domingo, 17 de noviembre de 2013

EL ACTUAL MONASTERIO DE LAS DOMINICAS DE ALTAGRACIA


Puerta de entrada al Monasterio de las Madres Dominicas de Nuestra Señora de Alta Gracia

En el año 1968, se comenzó a construir el actual Monasterio de las Dominicas de Nuestra Señora de Alta Gracia, en la calle San Martín de Porres, por el constructor Miguel Zorita, siendo los arquitectos del mismo José Luis de Arana Amurrio y María Aroca Hernández-Ros.

El Monasterio fue construido sobre unos terrenos propiedad del Obispado

Una vez acabado este las monjas abandonaron el viejo Monasterio de la calle Altagracia en 1969, siendo bendecido el actual el 7 de octubre del mismo año. La bendición la realizó el entonces Obispo-Prior, D. Juan Hervás y Benet, a las seis y media de la tarde, y a este acto asistieron una nutrida representación del clero secular y regular de la capital, así como el P. Provincial de los Dominicos, el superior de los Dominicos de Almagro; la Rvda. M. Federal de España y el padre asistente de la Federación de Dominicas.

Este Monasterio fue bendecido el 7 de octubre de 1969

Entre las autoridades civiles se encontraban el Alcalde de la ciudad, el Presidente de la Audiencia Provincial, el Vicepresidente de la Excma. Diputación Provincial en representación del Presidente, el Delegado Provincial del Ministerio de la Vivienda, así como otras autoridades y personalidades de la capital.

Un total de cuarenta y cuatro años han sido los que las dominicas han habitado este monasterio

El Obispo-Prior bendijo primero el exterior del nuevo monasterio, haciéndolo a continuación con la iglesia, que se hallaba presidida por la imagen de Nuestra Señora del Rosario, en cuya solemnidad se inauguraba la nueva casa dominica de Ciudad Real. 

A la entrada a la iglesia, nos encontramos las imágenes de San Antonio de Padua y San Martín de Porres

Una vez acabado el acto de la bendición, el señor Obispo ofició una misa concelebrada en la que participaron con el Prelado, el provincial de los Dominicos, el superior de Almagro, M. I. Señor D. Antonio Lizcano, delegado episcopal de religiosas; D. Felipe Lanza, cura párroco de Santiago Apóstol y D. Eugenio Sánchez Vega, cura párroco de Santo Tomás de Villanueva. Una vez acabada la Santa Misa, el Obispo-Prior acompañado del delegado de la Vivienda, de los constructores y de los concelebrantes, recorrieron las nuevas instalaciones.

El templo está presidido por las imágenes de un crucificado, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena

La entrada a la actual iglesia del monasterio, está presidida por las imágenes de San Antonio de Padua y San Martín de Porres, esta última obra del escultor madrileño Faustino Sanz Herranz del año 1964.

Los arquitectos de todo el monasterio fueron José Luis de Arana Amurrio y María Aroca Hernández-Ros

La iglesia que en un principio estuvo presidida por la imagen de Nuestra Señora del Rosario, desde el año 1973 lo está por la imagen de un crucificado, encontrándose a ambos lados de este las imágenes de Santo Domingo de Guzmán del año 1949 y Santa Catalina de Siena.

Nuestra Señora del Rosario de 1973

A Ambos lados del altar mayor, se encuentran las imágenes de Nuestra Señora del Rosario del año 1973, y la imagen de San Juan Bautista, titular de la nueva parroquia que se está construyendo en la barriada de la granja, y que actualmente tiene su sede en este templo.

Aspecto que ofrece la iglesia

Las dependencias del  moderno monasterio  son amplias teniendo a parte de las celdas de las monjas, los lugares comunes destinados a cocina, plancha, comedor etc… El monasterio también cuenta con un gran huerto interior y jardines para el paseo de las monjas.

La pared de  los pies de la iglesia, se encuentra presidida por una gran cruz de madera

Las últimas cuatro monjas que han habitado el monasterio, han sido la Madre Dominica, la Madre Anunciación, Sor Trinidad y Sor Conchi. ¿Y cómo era la vida de estas monjas?

San Juan Bautista, patrón de la barriada de la Granja

La vida de las religiosas dominicas comenzaba todos los días a las seis y media de la mañana, a las siete los laudes, a continuación un poco de oración y después la celebración de la Santa Misa. Después de la misa tenían una hora que se llama tercia, un tiempo de acción de gracias y a las nueve tocaba la campana y desayunaban.

Interior de lo que era el coro del monasterio

Después del desayuno tenían un tiempo libre para hacer sus cosas personales y tras esto cada monja tiene su tarea, su trabajo: unas planchan, otras lavan, otras van a la cocina, otras tienen trabajo manual… A las 12:50 se tocaba otra vez la campana llamando a sexta; se rezaba sexta, después se rezaba un rosario y, aproximadamente, a las 13:30 comían.

Ambón del coro 

Tras la comida tenían un tiempo para expansionarse, que se llama recreo y, en ese momento, se comparte lo que ha pasado durante el día: si las han llamado, lo que han pensado… durante ese período se puede hablar todo lo que quieran. El resto del día solo hablan lo necesario, pero nada más.

Sillería del coro 

El recreo terminaba a las 14:45 horas, cuando la campana toca a silencio profundo. Poco más de una hora en la que las hermanas se pueden acostar y descansar un poco, pueden leer… pero ya en el recogimiento de su celda.

Los restos de la fundadora del antiguo Monasterio de las Dominicas de Altagracia, fueron trasladados a este nuevo monasterio 

A las cuatro, la campana llama a la hora del oficio nona. Se rezaba  nona y ensayaban, hacían un poco de lectura espiritual y otra vez a seguir la faena con el trabajo. Hasta las siete que otra vez iban a vísperas; tenían una hora de oración, después rezaban el oficio de lectura, y tras éste ya se iban a cenar.

Una vista de la clausura del monasterio

Terminada la cena se vuelve a romper el silencio y las monjas disponen de  otra hora de recreo. A las 22:30 toca la campana y se llama a silencio profundo, a las completas,  y a, a partir de ese momento es ya silencio y unión con el Señor. Rezaban las completas, que se tarda veinte minutos y después cada una ya se podía  acostar cuando quisiera.

El monasterio cuenta con salas para planchado, bordado y zurcido 

Las monjas dominicas fueron las que en el año 1981, solicitaron al Ayuntamiento de Ciudad Real, que el barrio de etnia gitana que hay más allá de su monasterio, recibiera el nombre de San Martín de Porres.

Cada monja tiene asignado un trabajo dentro del monasterio

La vida de las dominicas está regida por la campana, que se toca a lo largo del día para llamar a rezar, comer y descansar

En el año 1969, catorce monjas dominicas fueron las que ocuparon este nuevo monasterio, quedando en la actualidad solo cuatro, que debido a su avanzada edad se tomó la decisión del traslado a Córdoba de las hermanas y clausura de este monasterio

Uno de los porches del monasterio, donde se conserva una de las columnas blasonadas del monasterio de la calle Altagracia

El monasterio cuenta con un amplio jardín y huerto

El Sagrado Corazón de Jesús en los jardines del monasterio, una devoción muy ligada al barrio ferroviario de Pio XII

Las campanas de la iglesia del nuevo monasterio, son las antiguas del de la calle Altagracia

El huerto del monasterio se cultivaba y  surtía en otra época alimentos a las madres dominicas


Dependencias anexas al huerto

Cementerio interior del monasterio

Torno de la comunidad, ya  no recibirá más las visitas de todas las personas que se acercaban al monasterio a solicitar cualquier cosa a las Dominicas

Federación de Nuestra Señora del Rosario, a la que perteneció el monasterio ciudadrealeño

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