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jueves, 21 de noviembre de 2013

SE HA CUMPLIDO EL QUINTO CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN EN CIUDAD REAL DEL CONVENTO DE LAS DOMINICAS (1)


Fotografía de las M.M. Dominicas de Altagracia desde la torre de la Iglesia de Santiago. Julián Alonso Rodríguez, julio de 1950

El titulo que encabeza la entrada del blog en el día de hoy, es el título de un artículo publicado en el desaparecido periódico “Pueblo Manchego”,  el miércoles 18 de septiembre de 1935 (Año XXV, nº 8.103, páginas 3 y 4). Un artículo publicado con motivo del quinto centenario del desaparecido Monasterio de las Madres Dominicas de la calle Altagracia, que por su importancia por la cantidad de datos históricos que aporta sobre este desaparecido monasterio y la extensión del mismo, lo reproduciré entre hoy y mañana. Con estas entradas concluyó las dedicadas al viejo Monasterio de las Madres Dominicas de la calle Altagracia.

Fotografía del mirador con celosía del monasterio realizada en 1969

EL 4 DE ENERO DE 1435 HIZO EL TESTAMENTO LA FUNDADORA -  SUS RESTOS REPOSAN EN EL ENREJADO DEL CORO

Buscando no se qué datos, entre empolvados archivos, con motivo del tricentenario y viajes de Lope de Vega a Ciudad Real, vino a manos del señor Balcázar un dato curioso, motivo del reportaje que nos ocupa: La conmemoración centenaria de la fundación del Convento de Dominicas, en la Plaza de Agustín Salido.

Y por hacer honor a este empeño reporteril, henos buceando la pista documental de la fundación.

Señalan fechas dos ilustres historiadores manchegos: don Inocente Hervás y el señor Ramírez de Arellano por donde nos vino la noticia de la fundación. Fijaba aquel la fecha de construcción en 1435 en tanto que este la admitía dos centurias después. De allí a los viejos archivos.

LAS RELIGIOSAS DOMINICAS EN LA COFRADÍA DEL PRADO

En 1633 y refundiendo la hermandad de Nuestra Señora de la Pedrera, se funda en Ciudad Real la “Esclavitud de la madre de Dios del Prado de Ciudad Real.

Consérvase aún el documento testifical en el Archivo de la Iglesia de la Merced. Un tomo en folio, encuadernado en pergamino y en perfectísimo estado de conservación. Al folio 18 comienzan las listas de Esclavos y Cofrades que tales se reciben con antigüedad de 8 de Octubre del mencionado año de 1633. Figurando entre ellos, una nutrida relación de monjas dominicas, lo que supone el convento ya fundado y con notoria antigüedad, por cuya causa queda desechado el testimonio de Ramírez de Arellano.

Anotando la relación que todas ellas son religiosas de Santo Domingo se encuentran citadas: doña Constanza Bermúdez Domingo, doña Isabel Loaisa, doña María de Viera, doña Catalina S. Bernardo, doña Francisca Bermúdez, hermana de doña Constanza, doña María Manuel, doña Catalina Santa Ana y doña María de Cristo, muchos de cuyos apellidos se hallan vinculados a los más antiguos e ilustres linajes Ciudad-Realengos.

Interior del monasterio de las Madres Dominicas, Julián Alonso Rodríguez 1950

EL TESTAMENTO DE LA FUNDADORA

En cuatro de Enero de 1435, es decir, quinientos  años antes del que corremos, otorga testamento “ante el escribano del Rey e su notario público en la su corte” don Antonio Fernández Alonso de Coca, la virtuosa dama vecina de Ciudad Real” doña Mencia Alonso de Villaquirán, de ilustre prosapia, viuda de su primer matrimonio con don Alonso Álvarez de Torres y casada a la sazón con Alonso Hernández de Ledesma doctor en decretos, promotor y fiscal del Rey.

Un mes más tarde -4 de Febrero- comparece ante Alonso de Coca “Juana Martinez Gaitán Monja e Vicaria, que dijo era del monasterio de monjas desta dcha. Ciudad e dixo q. por cuanto a su noticia e de las dichas monjas es venido que Mencia Alonso de Villaquirán mujer del doctor Alonso Hernandez de Ledesma, vecina desta dcha Ciudad había fecho e hordenado su testamento….. e que había mandado a dchas monjas ciertas heredades e mandas”, pidiendo en consecuencia un traslado de testamento para hacer válido sus derechos y cuyo original llegó a conservarse hasta hace pocos años en el Convento de Dominicas, quedando en la actualidad únicamente copia del susodicho traslado, solicitada por el mayordomo del Convento, que figura con el nombre de “MONASTERIO DE SANTA MARIA DE LA GRACIA”. Antón Díaz Donante y extendida en presencia del notario Diego de Chillón en 30 de julio del año 1525, según reza en la portada de la mencionada copia.

Es sumamente curioso el documento, porque la fundadora después de encomendar su ánimo a Dios ordena mandar por sufragios y oficios a numerosas Iglesias muchas desaparecidas hoy, tal como el Monasterio de san Francisco a cuyo vicario Juan de Acebrón confesor de la fundadora, manda ésta por maestrazgo diez maravedís, en la clausula 5ª a más de noventa misas rezadas para el convento, según se hace notar en la clausula 12ª.

MANDAS DE DONACIÓN Y ENTERRAMIENTO DE DOÑA MENCIA

Fundamentalmente ligadas a la fundación son las clausulas 9ª, 10ª y 11ª.

E otro si –dice en la 9ª- mando que las casas e morada que fueron de Alfonso Alvarez de Torres su primer marido y que agora son mias que sean para monasterio de monjas de esta dicha ciudad e que pongan por nombre al dcho monasterio Santa María de Gracia”, mandando en la décima, para sustentamiento de las monjas “la mi heredad que diien de doña Olalla la Vieja e la moza, con su casa de molino que esta Ribera del Guadiana termino desta dcha viudad e con el Rio Epielago e cassas e dehesas e Sierras e Pastos e todas las otras cosas a la dcha heredad anejas”.

Dispuesto su enterramiento en la clausula 2ª para que en hábito de monja sea sepultada en la capilla de San Juan, ordena en la 11ª que sea su cuerpo trasladado al monasterio, donde en la actualidad reposa en el enrejado del coro.

Y así con estas sencillas disposiciones dejó la doña Mencia dispuesta la construcción del Monasterio inaugurado en el mismo año 1435, cuya fecha en el quinto centenario exaltamos hoy en memoria de la ilustre fundadora, quedando para testimonio de nuestros días los muros fuertes y las monjas que siguen la tradición de los siglos pasados.

EL CONVENTO DE LAS DOMINICAS

Retrocedamos cinco siglos. En 1435 una piadosa dama de Ciudad Real, perteneciente a noble linajuda familia manchega, doña María Alonso de Villaquirán, de acuerdo con su esposo el doctor Alonso de Pedrera, cede su casa-palacio y adquiere las casas colindantes para instalar en ellas un Convento de religiosas dominicas. Con rapidez se hacen las obras necesarias y se procede a la fundación. Primero toma el carácter terciario, con clausura. Su fin es la enseñanza. Levántase al lado amplia iglesia que cuenta en el altar mayor con un retablo de gran mérito, y frente a él un coro muy notable con doble verja o celosía al que preside un Santo Cristo que es valiosa escultura. Circundan el anchuroso patio del convento esbeltas galerías que dan paso a las distintas dependencias. En una de las galerías dibújase en la pared la figura del fundador de la Orden, Santo Domingo de Guzmán, con el dedo índice en los labios imponiendo silencio.

Artículo publicado con motivo del quinto centenario del desaparecido Monasterio de las Madres Dominicas de la calle Altagracia, en el periódico el  “Pueblo Manchego”, miércoles 18 de septiembre de 1935 (Año XXV, nº 8.103, páginas 3)

Las primeras Prioras de quienes se tienen noticias son las Rdas. Madres Sor Ana Treviño de la Encarnación, de Ciudad Real, Sor María de Villaquirán, también de Ciudad Real que murió en el primer tercio del siglo XVII, a los 104 años, después de ser tres veces Priora y Sor Marcela del Barrio y San Miguel emparentada asimismo con preclara familia manchega.

En el año 1633 aparecen inscritas en la cofradía de Ntra. Sra. del Prado varias religiosas dominicas.

Por los años 1866 al 75 es Priora la Rda. Madre Sor Encarnación que gozaba de generales simpatías entre los ciudad-realengos. En los días de la revolución del 68 y más tarde cuando se proclamó la primera república española la comunidad de las dominicas no sufrió daño alguno al contrario, fue atendida y respetada por todos.

Al celebrarse ahora el quinto centenario de su fundación hemos pasado unas horas dentro del convento, horas de emoción. Hay 24 monjas profesas y una novicia. Es priora la Rda. Madre Sor Julia de Jesús, que en el mundo se llamó Sofía Sánchez Cortes, es de esmeradísima educación y de ilustre familia de Cáceres. Su padre fue Presidente de la Audiencia de Sevilla y tiene un sobrino abogado del Estado de Barcelona. La Subpriora es una antigua institución de la casa, la Rda. Madre Sor Visitación que durante nueve años ejerció el Priorato con la suerte de que en su época se hicieron algunas mejoras en el edificio; y preparadora de novicias Sor Carmen Núñez, hija de Ciudad Real muy culta e inteligente. La comunidad no ejerce ya la enseñanza dedicándose por completo a la penitencia y consagrándose de por vida al amor de Dios, entre privaciones y carencia de comodidades, pero muy satisfechas no obstante de su ascético ideal. Por el hermoso patio orlado con árboles, macetas y embriones de jardín y pasos de baldosín fino vaga la sombra augusta de Santa Catalina de Sena. Más dentro hay una gran huerta que recuerda a “La Flecha” y que comenzó a cultivarse siendo Priora la Rda. Madre Sor Corazón de Jesús Espadas, con fondos que ella proporcionó de su hacienda. Es lástima que no se haya podido continuar el entoldado de parra que inició la filantropía del hermano de una religiosa ya difunta. Pasamos al refectorio de la comunidad. Es muy humilde. Presídelo una copia bien hecha en la pared del antiquísimo cuadro de la Virgen del Prado que regaló la fundadora y que se conserva en otra de las salas.

El misticismo más puro se respira en toda la casa donde unas santas mujeres dedicadas a la oración con dignas de loa y respeto. Cuando la Priora y dos monjas más con sus sayales blancos y el velo negro echado a la cara, y tintineando a cada momento nuestros pasos, nos acompañaban en la visita se avivaba nuestra fe y pensamos en que los buenos creyentes no debían olvidarse de ellas porque si, como dijo el sabio dominico Fr. Justo Cuervo, “donde está el espíritu del Señor está la libertad”, todos debemos acatar la ejemplaridad ajena y contribuir al sostenimiento de las que han renunciado a las vanidades del mundo por un santo amor que todo los espiritualiza…

Acordémonos de las monjitas de Santo Domingo y de que su casa conventual necesita de urgentes reparaciones.

JOSE BALCAZAR Y SABARIEGOS

Página 4 del artículo anteriormente referido del “Pueblo Manchego”

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