Fotografía
de las M.M. Dominicas de Altagracia desde la torre de la Iglesia de Santiago. Julián
Alonso Rodríguez, julio de 1950
El
titulo que encabeza la entrada del blog en el día de hoy, es el título de un
artículo publicado en el desaparecido periódico “Pueblo Manchego”, el miércoles 18 de septiembre de 1935 (Año
XXV, nº 8.103, páginas 3 y 4). Un artículo publicado con motivo del quinto
centenario del desaparecido Monasterio de las Madres Dominicas de la calle
Altagracia, que por su importancia por la cantidad de datos históricos que
aporta sobre este desaparecido monasterio y la extensión del mismo, lo
reproduciré entre hoy y mañana. Con estas entradas concluyó las dedicadas al
viejo Monasterio de las Madres Dominicas de la calle Altagracia.
Fotografía
del mirador con celosía del monasterio realizada en 1969
EL
4 DE ENERO DE 1435 HIZO EL TESTAMENTO LA FUNDADORA - SUS RESTOS REPOSAN EN EL ENREJADO DEL CORO
Buscando no se qué datos, entre
empolvados archivos, con motivo del tricentenario y viajes de Lope de Vega a
Ciudad Real, vino a manos del señor Balcázar un dato curioso, motivo del reportaje
que nos ocupa: La conmemoración centenaria de la fundación del Convento de
Dominicas, en la Plaza de Agustín Salido.
Y por hacer honor a este empeño
reporteril, henos buceando la pista documental de la fundación.
Señalan fechas dos ilustres historiadores
manchegos: don Inocente Hervás y el señor Ramírez de Arellano por donde nos
vino la noticia de la fundación. Fijaba aquel la fecha de construcción en 1435
en tanto que este la admitía dos centurias después. De allí a los viejos
archivos.
LAS
RELIGIOSAS DOMINICAS EN LA COFRADÍA DEL PRADO
En 1633 y refundiendo la hermandad de
Nuestra Señora de la Pedrera, se funda en Ciudad Real la “Esclavitud de la
madre de Dios del Prado de Ciudad Real”.
Consérvase aún el documento testifical
en el Archivo de la Iglesia de la Merced. Un tomo en folio, encuadernado en
pergamino y en perfectísimo estado de conservación. Al folio 18 comienzan las
listas de Esclavos y Cofrades que tales se reciben con antigüedad de 8 de
Octubre del mencionado año de 1633. Figurando entre ellos, una nutrida relación
de monjas dominicas, lo que supone el convento ya fundado y con notoria
antigüedad, por cuya causa queda desechado el testimonio de Ramírez de
Arellano.
Anotando la relación que todas ellas son
religiosas de Santo Domingo se encuentran citadas: doña Constanza Bermúdez
Domingo, doña Isabel Loaisa, doña María de Viera, doña Catalina S. Bernardo,
doña Francisca Bermúdez, hermana de doña Constanza, doña María Manuel, doña
Catalina Santa Ana y doña María de Cristo, muchos de cuyos apellidos se hallan
vinculados a los más antiguos e ilustres linajes Ciudad-Realengos.
Interior
del monasterio de las Madres Dominicas, Julián Alonso Rodríguez 1950
EL
TESTAMENTO DE LA FUNDADORA
En cuatro de Enero de 1435, es decir,
quinientos años antes del que corremos,
otorga testamento “ante el escribano del Rey e su notario público en la su
corte” don Antonio Fernández Alonso de Coca, la virtuosa dama vecina de Ciudad
Real” doña Mencia Alonso de Villaquirán, de ilustre prosapia, viuda de su
primer matrimonio con don Alonso Álvarez de Torres y casada a la sazón con
Alonso Hernández de Ledesma doctor en decretos, promotor y fiscal del Rey.
Un mes más tarde -4 de Febrero-
comparece ante Alonso de Coca “Juana Martinez Gaitán Monja e Vicaria, que dijo
era del monasterio de monjas desta dcha. Ciudad e dixo q. por cuanto a su
noticia e de las dichas monjas es venido que Mencia Alonso de Villaquirán mujer
del doctor Alonso Hernandez de Ledesma, vecina desta dcha Ciudad había fecho e
hordenado su testamento….. e que había mandado a dchas monjas ciertas heredades
e mandas”, pidiendo en consecuencia un traslado de testamento para hacer válido
sus derechos y cuyo original llegó a conservarse hasta hace pocos años en el
Convento de Dominicas, quedando en la actualidad únicamente copia del susodicho
traslado, solicitada por el mayordomo del Convento, que figura con el nombre de
“MONASTERIO DE SANTA MARIA DE LA GRACIA”. Antón Díaz Donante y extendida en
presencia del notario Diego de Chillón en 30 de julio del año 1525, según reza
en la portada de la mencionada copia.
Es sumamente curioso el documento,
porque la fundadora después de encomendar su ánimo a Dios ordena mandar por
sufragios y oficios a numerosas Iglesias muchas desaparecidas hoy, tal como el
Monasterio de san Francisco a cuyo vicario Juan de Acebrón confesor de la
fundadora, manda ésta por maestrazgo diez maravedís, en la clausula 5ª a más de
noventa misas rezadas para el convento, según se hace notar en la clausula 12ª.
MANDAS
DE DONACIÓN Y ENTERRAMIENTO DE DOÑA MENCIA
Fundamentalmente ligadas a la fundación
son las clausulas 9ª, 10ª y 11ª.
“E otro si –dice en la 9ª- mando que las
casas e morada que fueron de Alfonso Alvarez de Torres su primer marido y que
agora son mias que sean para monasterio de monjas de esta dicha ciudad e que
pongan por nombre al dcho monasterio Santa María de Gracia”, mandando en la
décima, para sustentamiento de las monjas “la mi heredad que diien de doña
Olalla la Vieja e la moza, con su casa de molino que esta Ribera del Guadiana
termino desta dcha viudad e con el Rio Epielago e cassas e dehesas e Sierras e
Pastos e todas las otras cosas a la dcha heredad anejas”.
Dispuesto su enterramiento en la
clausula 2ª para que en hábito de monja sea sepultada en la capilla de San Juan,
ordena en la 11ª que sea su cuerpo trasladado al monasterio, donde en la
actualidad reposa en el enrejado del coro.
Y así con estas sencillas disposiciones
dejó la doña Mencia dispuesta la construcción del Monasterio inaugurado en el
mismo año 1435, cuya fecha en el quinto centenario exaltamos hoy en memoria de
la ilustre fundadora, quedando para testimonio de nuestros días los muros
fuertes y las monjas que siguen la tradición de los siglos pasados.
EL
CONVENTO DE LAS DOMINICAS
Retrocedamos cinco siglos. En 1435 una
piadosa dama de Ciudad Real, perteneciente a noble linajuda familia manchega,
doña María Alonso de Villaquirán, de acuerdo con su esposo el doctor Alonso de
Pedrera, cede su casa-palacio y adquiere las casas colindantes para instalar en
ellas un Convento de religiosas dominicas. Con rapidez se hacen las obras
necesarias y se procede a la fundación. Primero toma el carácter terciario, con
clausura. Su fin es la enseñanza. Levántase al lado amplia iglesia que cuenta
en el altar mayor con un retablo de gran mérito, y frente a él un coro muy
notable con doble verja o celosía al que preside un Santo Cristo que es valiosa
escultura. Circundan el anchuroso patio del convento esbeltas galerías que dan
paso a las distintas dependencias. En una de las galerías dibújase en la pared
la figura del fundador de la Orden, Santo Domingo de Guzmán, con el dedo índice
en los labios imponiendo silencio.
Artículo
publicado con motivo del quinto centenario del desaparecido Monasterio de las
Madres Dominicas de la calle Altagracia, en el periódico el “Pueblo Manchego”, miércoles 18 de septiembre
de 1935 (Año XXV, nº 8.103, páginas 3)
Las primeras Prioras de quienes se
tienen noticias son las Rdas. Madres Sor Ana Treviño de la Encarnación, de
Ciudad Real, Sor María de Villaquirán, también de Ciudad Real que murió en el
primer tercio del siglo XVII, a los 104 años, después de ser tres veces Priora
y Sor Marcela del Barrio y San Miguel emparentada asimismo con preclara familia
manchega.
En el año 1633 aparecen inscritas en la
cofradía de Ntra. Sra. del Prado varias religiosas dominicas.
Por los años 1866 al 75 es Priora la
Rda. Madre Sor Encarnación que gozaba de generales simpatías entre los
ciudad-realengos. En los días de la revolución del 68 y más tarde cuando se
proclamó la primera república española la comunidad de las dominicas no sufrió
daño alguno al contrario, fue atendida y respetada por todos.
Al celebrarse ahora el quinto centenario
de su fundación hemos pasado unas horas dentro del convento, horas de emoción.
Hay 24 monjas profesas y una novicia. Es priora la Rda. Madre Sor Julia de
Jesús, que en el mundo se llamó Sofía Sánchez Cortes, es de esmeradísima
educación y de ilustre familia de Cáceres. Su padre fue Presidente de la
Audiencia de Sevilla y tiene un sobrino abogado del Estado de Barcelona. La
Subpriora es una antigua institución de la casa, la Rda. Madre Sor Visitación
que durante nueve años ejerció el Priorato con la suerte de que en su época se
hicieron algunas mejoras en el edificio; y preparadora de novicias Sor Carmen
Núñez, hija de Ciudad Real muy culta e inteligente. La comunidad no ejerce ya
la enseñanza dedicándose por completo a la penitencia y consagrándose de por
vida al amor de Dios, entre privaciones y carencia de comodidades, pero muy
satisfechas no obstante de su ascético ideal. Por el hermoso patio orlado con
árboles, macetas y embriones de jardín y pasos de baldosín fino vaga la sombra
augusta de Santa Catalina de Sena. Más dentro hay una gran huerta que recuerda
a “La Flecha” y que comenzó a cultivarse siendo Priora la Rda. Madre Sor
Corazón de Jesús Espadas, con fondos que ella proporcionó de su hacienda. Es
lástima que no se haya podido continuar el entoldado de parra que inició la
filantropía del hermano de una religiosa ya difunta. Pasamos al refectorio de
la comunidad. Es muy humilde. Presídelo una copia bien hecha en la pared del
antiquísimo cuadro de la Virgen del Prado que regaló la fundadora y que se
conserva en otra de las salas.
El misticismo más puro se respira en
toda la casa donde unas santas mujeres dedicadas a la oración con dignas de loa
y respeto. Cuando la Priora y dos monjas más con sus sayales blancos y el velo
negro echado a la cara, y tintineando a cada momento nuestros pasos, nos
acompañaban en la visita se avivaba nuestra fe y pensamos en que los buenos
creyentes no debían olvidarse de ellas porque si, como dijo el sabio dominico
Fr. Justo Cuervo, “donde está el espíritu del Señor está la libertad”, todos
debemos acatar la ejemplaridad ajena y contribuir al sostenimiento de las que
han renunciado a las vanidades del mundo por un santo amor que todo los
espiritualiza…
Acordémonos de las monjitas de Santo
Domingo y de que su casa conventual necesita de urgentes reparaciones.
JOSE BALCAZAR Y SABARIEGOS
Página
4 del artículo anteriormente referido del “Pueblo Manchego”
Muy interesante
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