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domingo, 7 de junio de 2015

EL CORPUS Y PLEITOS ENTRE PARROQUIAS



La festividad del Corpus se organizaba por el Concejo de Villa Real desde los tiempos de su fundación por Alfonso X. En efecto, poco después del nacimiento de nuestra villa, Urbano IV instauraba en 1264 la fiesta del Corpus Christi. Todo induce a creer, que, asociado a la villa al regocijo de la Iglesia, votó su celebración como carga pública. Clero y Concejo asistían a la procesión.

En el caso de Ciudad Real, las fuentes documentales o las cuentas concejiles dan cabida a gastos que nos permiten evaluar la condición del Concejo ante un fenómeno religioso que irrumpió en la vida municipal. Prueba de ello fue la aparición, en cuentas de gastos bajo la característica de “funciones de iglesia”. Por tradición nuestro municipio ciudarrealeño tenía contraídos una serie de gastos fijos, debidos a una sucesión de “votos”, no menos de quince. A estos votos se añadían los gastos de la festividad del Corpus Christi.

Efectivamente, de todas las funciones religiosas públicas, destacó siempre en Ciudad Real la procesión del Corpus, fiesta que tuvo en la ciudad una devoción especial. Dicha procesión fue propicia a continuos cambios y modificaciones, lo que daría lugar a choques entre hidalgos y pecheros en el siglo XVI. Un ejemplo de los problemas originados en dicho siglo, fue el del gremio de barberos, que por “antiguos usos” había de escenificar una vistosa danza en la carrera procesional del Corpus. Pero en el año 1530, y por razones desconocidas, los barberos se negaron a ejecutarla, seguramente por serias y justificadas desavenencias. La festividad quedó así en la primera mitad del XVI reducida a la procesión, sin otro regocijo o fiesta, tal como era costumbre.

Así, sabemos que hasta 1738 la procesión del Corpus Christi se iniciaba en la parroquia de San Pedro, al tiempo que otra diferente hacía su salida desde la parroquia de Santa María (que luego habría de ser Catedral, es decir, se celebraban dos procesiones a la vez, por lo cual ese mismo año se informó, con fecha 20 de mayo, al cardenal Guadagni, alegando el vicario juez eclesiástico, que se debía impedir la de San Pedro, efectuándose la primera prohibición al siguiente año. Esto dio origen a un largo expediente entre ambas parroquias, que en parte quedaría resuelto al efectuarse la procesión desde Santa María del Prado, para dirigirse a San Pedro, donde era celebrada una misa solemne. No obstante, dicha detención en la parroquia de San Pedro resultaba interminable, y así surgió otro largo pleito entre ambas parroquias. Es decir, Santa María, por un lado, y San Pedro y el Ayuntamiento, por otro, que al parecer apoyaba a esta última parroquia conforme a inmemorial costumbre en Ciudad Real. Trasladado el pleito hasta Roma, desde el arzobispado de Toledo, quedó resuelto a favor de la supresión definitiva de la misa en San Pedro.

La festividad del Corpus Christi, aun en 1766, originaba unos gastos de 1.373 reales, con cargo al Ayuntamiento de Ciudad Real. Sabemos que entre las parroquias de San Pedro y Santa María, surgieron estos roces por la incorrecta interpretación de privilegios. Nuestra Catedral ostenta el título de “La Mayor”, precisamente otorgado por antiguos pleitos entre ambas parroquias, y porque en los tiempos que fue primitiva ermita, seguramente obtuvo honores de parroquia.

José Golderos Vicario (Diario Lanza,10 de junio de 2012, página 28, Sección Opinión)


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