Calle
de los Reyes, la fotografía de 1945 del archivo de L. de la Franca y publicada
en el diario Lanza, nos muestra en primer término la vivienda que era conocida
como la Casa de Doña Berenguela. D. Emilio Bernabeu, en un artículo publicado
el miércoles 28 de septiembre de 1949 en el diario Lanza, nos dice lo siguiente
de este lugar: “¡Calle de los Reyes! ¡Qué
evocador es este nombre para los ciudadanos! En esta calle, desde antiquísimos
tiempos, señala la leyenda y la tradición recogidas ambas por nuestros
historiadores y perdurando todavía en boca de las gentes de aquellos contornos,
que en ella moraron los reyes don Fernando III “el Santo” y su madre la gran
reina doña Berenguela, durante siete “semanas” en 1242, cuando existía el
Pozuelo de don Gil.
Existe en dicha calle una casa que hoy
tiene el número 24, esquina a la de la Zarza, de vetusta portada, casi en
ruinas, que cuando éramos niños se le llamaba de doña “Merenguela”, no
Berenguela, por la gente ruda e ignorante de aquella vecindad”
Resulta obligado comenzar intentando
delimitar, en la medida de lo posible, el antiguo núcleo de Pozuelo de Don Gil,
germen de la nueva población.
Si bien éste no se conoce con exactitud,
al no poder contar con datos precisos, se puede aproximar a grandes rasgos. Por
supuesto no se encontraría donde ha indicado algún autor, que sitúa su centro
en la llamada plazuela del Pilar (actual Plaza del Pilar), sino que quedaría
desplazado en la estructuración de la nueva ciudad. En este sentido creo
resulta totalmente acertada la ubicación que establece L. Delgado Merchán.
Este autor ha delimitado el antiguo
núcleo fijándose en la toponimia urbana. De esta suerte, su ubicación hay que
establecerla en la zona ocupada por las calles de los Reyes, Infantes, Real,
Zarza y otras de aquella circunscripción, teniendo probablemente como centro la
antigua iglesia de Santa María, emplazada donde hoy se encuentra la Catedral.
Sin embargo, los límites del núcleo son los que resultan más imprecisos.
Trabajando sobre el plano posiblemente
se puede precisar algo más su contorno. Probablemente quedaría limitado por el
posterior trazado de la muralla (actual ronda) y las calles Feria, Postas y
Caballeros. Resulta probable que esta última se encontrase en la periferia de
dicho núcleo y su estructuración, como tal calle, se hiciese en el momento de
la fundación de la ciudad. La hipótesis creo que puede resultar bastante verosímil,
pues la ubicación de la antigua iglesia de Santa María quedaría centrada y
conjugaría también la toponimia del callejero.
En este caserío donde se va fijar el Rey
sabio para la creación de un nuevo núcleo. Y en febrero de 1255 funda Villa
Real asignándole unos términos. Pero esta acción, de carácter eminentemente
jurídico, no afectaría en gran medida al núcleo en sus aspectos urbanísticos.
El monarca pensó probablemente que con ello –y utilizando el mismo verbo del
documento- “correrían” allí grandes contingentes humanos. Pero se equivocó. A
lo sumo se produciría un goteo de gente, que quizás algo afectó al poblamiento
del espacio, aunque no tanto como para modificar sustancialmente su fisonomía
urbana.
Es en 1262 cuando, durante una de sus
estancias en la población, organiza el núcleo desde el punto de vista
urbanístico, traza las calles y distribuye los elementos del nuevo
asentamiento. La Crónica es sumamente explícita al respecto. No obstante, si se
lee el párrafo con atención se aprecia una gran mezcolanza por parte del
cronista, que sería interesante analizar. Pero no creo que ello sea para preocupar
y poco importa aquí que se trate exactamente de ese año. Lo que parece fuera de
toda duda es que el hecho de la fundación jurídica fue precedente y que, con
posterioridad, el monarca – o sus allegados- se preocuparon de la organización
del espacio urbano. Es más, lo que se viene a deducir de la Crónica es que esta
organización de dicho espacio fue realizada conforme a una planificación.
Y aquí es donde interviene el carácter
caminero del territorio, puesto que el trazado – en sus líneas básicas- no hace
más que reaprovechar y consolidad la confluencia de diferentes rutas que,
provenientes de diversos puntos del reino, se encontraban en aquella población.
Esta confluencia del nudo caminero queda inserta en la estructura urbana de la nueva
villa, situando el centro de la misma en su punto de intersección, que no es la
plazuela del Pilar, sino la Plaza Mayor. Ello determina una estructura radial
del nuevo núcleo, que no es modo alguno fortuita, sino perfectamente
planificada y pretendida. Sobre ello se volverá más adelante.
Como es obvio, su construcción –así como
su poblamiento- fue lenta. Resultaba de todo punto imprescindible vencer
ciertos inconvenientes, uno de los cuales –y no pequeño- era la ausencia o,
cuando menos, escasez en el territorio circundante de madera y otras materias
primas para la construcción, lo que obligaba a traerlas desde puntos distantes,
con todos los inconvenientes que ello podía presentar en aquella época.
L.
R. Villegas Sobre “El Urbanismo de Ciudad Real en la Edad Media” (Fondo de
publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real 1984)
Plano
de Ciudad Real donde se realiza una localización aproximada del antiguo Pozuelo
Seco de D. Gil
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