Ciudad
Real contó con gran cantidad de casas solariegas que exhibían en sus portadas
escudos pétreos de viejos linajes. Esta fotografía de Julián Alonso nos muestra
una portada de la calle Refugio con arco y escudos nobles, desaparecida por la
piqueta
Cuando tantos papeles y documentos
viejos, interesantísimos se han destruido en Ciudad Real, produce
contentamiento hojear los olvidados y desparramados, venidos a la mano y
leerlos y anotar cosas de ellos. Quédese
para la historia –esa historia remozada, corregida y completada que es de razón
compusiesen hombres tales que Bernabeu, Tolsada, Agostini y Pérez, por no citar
más- quédese digo, para la historia definir si sirven o no son valederos, los
apuntes tomados, pero paréceme, y valga por lo que valiere, darlos a conocer
aunque sólo sea por el entretenimiento, en mí, de entresacarlos y, de quien
tenga gana, de soportar su lectura.
Tengo ahora sobre la mesa, una lista,
con fecha poco posterior a la guerra de la Independencia, de “Casas” ilustres
de Ciudad Real y viene encabezada con la de “don Gil y sus hijos Pascual
Ballestero y Miguel Turro” –poblado, este, de Miguelturra- con lo cual se
remonta la relación a los albores de la creación de nuestro lugar.
Muy prolijamente se relatan, allí la
vida y milagros de don Gil “hombre rico de Castilla, vecino de la ciudad de
Alarcos y dueño de la Aldea de Pozuelo Seco”, y como obedeció las ordenes
reales de fundar, con sus hijos y otros caballeros colmeneros, una hermandad
para combatir y escarmentar a los golfines y salteadores de caminos que, como
escoria de todas las guerras, tenían infestados nuestros campos y eran
capitaneados por el “Cabecilla Carchenas”.
En realidad eran tres hermandades o
cuadrillas las creadoras, cuando, en 1245, celebraban visitas en Pozuelo Seco,
Fernando III el Santo, y su madre doña Berenguela. “La primera a cargo y
cuidado de don Gil, fundada y destinada al sitio de Pozuelo Seco, su aldea, hoy
Ciudad Real. La segunda, su hijo Pascual Ballestero, tomando a su cargo el
sitio de Ventas de Peña Aguilera, jurisdicción de Toledo. La tercera su hijo
Miguel Turro, tomando a su cargo el sitio de “Talavera”.
Bien escribieron de la Hermandad autores
pasados, y a ellos te remito, y de perlas lo haría, hoy don Francisco Pérez,
con su gracejo y saber, pues muy buenos datos tiene de ella. Por mí, sólo sé
decirte bella y sugestiva me parece la tradición muy verosímil, narrada por los
papeles que leo, y guardo ocasión para comunicártela.
Las
noticias de ésta familia las cierra, el manuscrito de referencia,
enterrando a “Miguel Turro e la Parroquial de Sta. María Magdalena del lugar de
Poblete anejo a ésta ciud. Real, que fue una grande villa en tiempo que
floreció la Ciud. de Alarcos”. Rematemos nosotros las notas de esta “Casa” con
la cita del paradero eterno del otro hijo de don Gil. Una inscripción, puesta
al pie de una tosca escultura, que se decía era de Pascual Ballesteros y se
conservaba en la antigua iglesia de la Poblachuela, terminaba así: “que aquí
yace y es el que pobló este lugar”.
Sigue, luego, una relación de “Casas”, en
larga serie, y, aún a trueque de aridez
(para atenuarla dejaré para otra vez la mitad postrera) quiero copiarla
literalmente así como los comentarios marginales concisos, pero curiosos, de
algunas, siquiera por indicar emplazamiento de edificios y nombres de calles
–en un añejo callejero nuestro-, que debieron conservar como en Cádiz pongo por
caso, colocando la rotulación vieja al pie de la moderna. En contados casos
algún dato no noticia llegados a mí, o por mí sabidos añado yo.
La
calle Caballeros recibe este nombre, por las familias nobles que residieron en
ella. Esta fotografía de principios de siglo XX, nos muestra la calle
Caballeros vista desde el Pasaje de la Merced hacia la calle Feria
“Casa de los Alvaranas. Este fue el
general de esta Plaza con la guarnición de la muralla”, y muy relacionado con
la historia o leyenda, del Cristo del Perdón, de San Pedro, venerado, en
tiempos, en el trozo de muralla cercano a la Puerta de Granada”.
“Casa de los Góngoras. Asolada”.
“Casa de los Arriagas. Calle de los
Sambenitados que es la Cruz Verde”.
“Casa de los Fuente. Encalada en la Cruz
Verde”.
“Casa de los Villaquiran. Calle del
Jacinto”.
“Casa de los Irañas. Asolada”.
“Casa de los Yermas. Entroncada con los
Aminiagas”.
“Casa de los Arrocines. Asolada”.
“Casa de los cabezas de Vaca. Calle de
Calderos”.
“Casa de los Zuñigas Ulloa. Asolada”.
“Casa de los Rodríguez Villa Real. Este
(Juan) fue el fundador combto. De Sto. Domingo, calle de la Inquisición”. Al
convento se le puso bajo la advocación de San Juan Bautista, en memoria del
donante. La fundación se hizo el 29 de enero de 1399.
“Casa de los Almazanes. Asolada”.
“Casa de los Torres Triviño. Calle
Dorada y calle de la Sangre”. La famosa de Doña Buena de Torres Triviño, de
esta casa, casó como veremos, con Pérez Chinchilla.
“Casa de los Iñigos. Asolada”.
“Casa de los Menas. Es (junto con una
mujer doña Ana Mexía en 1557 fue el fundador del Colegio de los doce pobres. Su
casa existe en la calle Dorada frente a San Juan de Dios”.
“Casa de los Pérez Chinchilla. Este fue
el marido de doña Buena Torres. Calle de la Sangre”. Recuerda, ahora, lector
paciente, a esta varonil y rumbosa amazona de quien te conté, hace años, como
celebraba las fiestas de Santa Ana empezando el día con carreras de caballos y
otros entretenimientos, en la Corredera, y concluyendo con banquete, en una
casa de la calle Sangre. Su sepultura sabes esta a la vera del bello camarín
irrenunciable, de la Virgen de la Guía, de San Pedro. Curioso sería encontrarla
y aún abrirla.
“Casa de los Salvatierras”. Calle de la
Mata y de la Zarza.
“El fundador del Beaterio de la Purísima
Concepción fue Alberto de Guevara. Calle del hospital de la Mejora”. No
obstante parece se llamaba don Juan Beltrán de Guevara y era Obispo de Vich
cuando hizo la fundación el mil quinientos y pico.
Esta
otra fotografía de la calle Caballeros está tomada desde el inicio de la calle
desde Feria hacia el Monasterio de las Carmelitas y es tambien de principios del siglo XX
“Casa de los Calderones de Albarca.
Calle del hospital de San Andrés hoy calle del Carmen”.
“Casa de los Armentas”.
“Casa de los Belardes. Calle de
Caballeros”.
“Casa de los Vermúdez. Calle de
Ballesteros con mira a la de la Mata”.
“Casa de los Triviños. Calle de la
Paloma”.
“Casa de los Riberas y Vermudez”.
“Casa de los Muñoces. Calle de la
Paloma”.
“Casa de los Paredes. Asolada”.
“Casa de los Martibañez. Sita frente a
la Puerta del Perdón de Santa María del Prado”.
“Casa de los Castro de Antolinez. Estos
Sres. Entroncaron con los Sres. Muñoces”. En la época de los últimos Felipes,
Manuel Castro de Antolinez, liviano y calavera, una noche vio salir su
entierro, con gran pompa, de su propia casa de la calle Caballeros.
Arrepintióse el joven, de su vida disipada, con acaecimiento tal y, anciano
ejemplar, murió como Carmelita profesó, en el convento de Pastrana. En
“Albores” describí la leyenda de este vanidoso, pervertido y pendenciero
miembro de la familia.
“Casa de los Estradas. Calla de la
Lanza”.
“Casa de los Salazares. Calle de la
Inquisición”.
“Casa de Velmar. En dicha calle”.
“Casa de los Oces. Calle Caballeros”.
“Casa de los Aros, Calle del Ciprés”.
“Casa de los Loaisas. Calle del Lirio”.
“Casa de los Artiaga. Asolada”.
“Casa de los Messias de la Cerda”. Dice
se remonta su origen a los tiempos de don Pelayo. Una de sus hijas llamada “Ermerenta”
casó con Alfonso I y la segunda, llamada “Falguilla” con el capitán Messia de
la Cerda, de cuyo enlace viene la familia de ese apellido. “La casa solariega
quedó asolado su edificio. La localidad de su terreno se halla en la calle
Lanza”.
“Casa de los Galiana Vermúdez. Calle
Caballeros”, don Antonio era caballero de Montesa y con su mujer, doña Isabel
Triviño, fundó un convento para beatas de dicha Orden, que no llegaron a ocupar
aduciendo, como razón, no tener rentas para sostener el culto con decencia. Eso
facilitó a las monjas del Carmen para hacer fundación en Ciudad Real, que es la
actualmente existente.
“Casa de los Céspedes. Entroncada con
los Belarde. Calle de Caballeros”. Un miembro de la familia es el famoso
capitán Céspedes, Sansón de Ciudad Real, por su corpulencia y alardes de fuerza
que de él se cuentan.
… Y basta ya, hoy, pero espera la
continuación si valor y ánimo te quedan, después de leído lo que antecede. ¡Ah
te envío esas fotografías por si son de tu agrado, manchego paciente. Bien me
alegraría llamarte, por añadidura, benemérito porque acometieses, y colmases la
ardua empresa de localizar, y decírnoslo, el lugar, exacto, del emplazamiento
que tuvieron esas casas de las ilustres familias de nuestra ciudad. Si, en tu
cometido, espurgases los datos que te doy y rechazases los malos, nada me
enfadaría. Diriásme: la heráldica había de ser tu colaboradora fiel y la
desaprensión; la incuria; cuando menos, el jalbiego, y, a veces a lo peor, el
lucro, dieron al traste con la mayoría de los petreos escudos de las fachadas
desde donde ella habla. Te doy la razón, colmada, pero excita tu sagacidad
investigadora y, si te decides, verás como llegas, con gallardía, a término. Inténtalo,
inténtalo y no desesperes. Merece la pena.
Julián
Alonso Rodríguez (Diario Lanza, viernes 24 de noviembre de 1950, páginas 3 y 4)
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