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viernes, 11 de septiembre de 2015

TAMBIÉN TUVO CIUDAD REAL CASA DE BAÑOS PÚBLICOS DESDE SU FUNDACIÓN


Detalle del apodyterium (vestuario) y del frigidarium (baño frío). Ilustración de De balnei Puteolani de Petrus de Ebuli.

En las ciudades medievales había baños públicos, de moda en los siglos XIV y XV. En estos baños públicos existían dependencias independientes tanto para hombres como mujeres. La inmensa mayoría de estos baños eran centro de carácter social, acudiendo a ellos más que para bañarse para relacionarse con los demás.

Contrario a las elaboradas instalaciones de los baños romanos o árabes con grandes albercas comunes de distintas temperaturas, los baños medievales usaban tinajas de madera con agua caliente en las que cabían dos o tres personas. De hecho, muchas de las ilustraciones medievales que sobreviven en nuestros días muestran a la gente tomando baños comunales, y algunas otras muestran que también eran comunes las mesas con comida y bebidas junto a las tinas o encima de ellas para comer mientras se tomaba el baño.

Parece ser, sin embargo, que la sana costumbre del baño se vino abajo de la mano de las grandes epidemias medievales, cuando comienza a pensarse que el agua es la culpable de los contagios entre los cuerpos, porque a través de los poros de la piel se podía acceder a todos los órganos. Empieza entonces la época del baño “en seco”, restringiéndose el uso del agua a manos y cara. Esta situación se mantendría hasta casi el siglo XIX.

Ciudad Real no iba ser ajena a este tipo de construcciones y Joseph Diaz Jurado en su obra “Singular Idea del Sabio Rey Don Alonso, Dibujada en la Fundación de Ciudad Real”, nos habla al final del capítulo IX de cómo el rey Sabio: “Para colmarla de cuanto placer era entonces objeto permanente del más apetitoso deseo, dispuso en lo más remoto del comercio, dentro de la misma población, hermosos baños con el mayor aseo y artificio. Hoy conserva el sitio el nombre y se disciernen vestigios de sus edificios arruinados”.

Poco hablan los historiadores locales de este edificio público medieval de nuestra ciudad, siendo localizado sus restos por Delgado Merchán en su obra “Historia Documentada de Ciudad Real. Al final del capítulo VIII de la misma habla de la referencia que hace Díaz Jurado de estos baños: “El Sr. Díaz Jurado en su historia inédita habla también de unos “hermosos baños situados en lo más remoto del comercio dentro de la población, (dispuestos por el rey Sabio) con el mayor aseo y artificio, que hoy conserva el sitio el nombre y se disciernen vestigios de sus edificios arruinados, de cuyos baños ninguna noticia pude adquirir cuando publiqué la primera edición de esta Historia. Después, por indicaciones de la ilustrada señora Condesa de la Cañada, excelentísima señora doña Josefa de Medrano, visité el edificio que con destino a molino de aceite posee hoy su hermano D. José en las inmediaciones del cuartel de la Misericordia, y pude convencerme de que  allí en efecto estuvieron instalados los baños a que se refiere el citado escritor. Se conservan hermosos restos de la construcción primitiva que denuncian la época y el estilo arábigo exactamente igual al de la monumental puerta de Toledo. No ha desaparecido el trazado antiguo y aún se ven algunos arcos de entrada a los departamentos destinados a dicho uso. El sitio,  el corte, la estructura de las bóvedas, los extensos jardines que por naciente y Sur rodean el edificio, y el nombre antiguo de la calle llamada del Baño o Baños, todo revela su remotísimo origen y la aplicación que tuvo. ¿Fue el balneario de los hebreos, o un balneario general para uso del pueblo? La circunstancia de no hallarse enclavado en la Judería me induce a creer lo último”.

Por lo descrito por Delgado Merchán sabemos que a principios del siglo XX, aún se conservaban los restos de estos baños medievales ciudadrealeños y que se encontraban en la actual calle “Don Quijote”, que con anterioridad se llamó calle Baños.

En la actual calle Don Quijote, antigua calle Baños, se encontraban los baños públicos medievales de Ciudad Real
 

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