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domingo, 15 de marzo de 2015

DIFERENCIAS ENTRE EL DESCENDIMIENTO DE CIUDAD REAL Y CUENCA



A primera vista, lo que más nos llama la atención es el acabado general de las imágenes de Luis Marco Pérez, un poco más tosco en el misterio realizado entre 1943 y 1944, el cual terminó y desfila actualmente en Ciudad Real.

En el paso que comenzó a desfilar en 1945 en Cuenca, vemos que tanto rostros como ropajes resultan más finos, aparte de una diferencia notable en los Santos Varones: llevan tocados en sus cabezas y están policromados con mayor riqueza. Es más, la figura de Nicodemo, la cual recoge a Cristo por su torso, cambia las sandalias por unas botas ricamente adornadas con oro. Tanto él como José de Arimatea llevan policromados los tocados con oro y plata.


El Cristo de Ciudad Real aparte de tener una anatomía más musculosa, tiene un rostro de mayor serenidad, con los ojos y la boca cerrados. En cambio, el Cristo conquense tiene ojos y boca entreabiertos, resultando de mayor dramatismo. Además es de una complexión menos atlética, con los músculos menos marcados. Respecto a San Juan vemos menos diferencias, salvo que el rostro del caso conquense es más suave, con las facciones menos marcadas. Algo que se repite en casi todas las figuras.


En el caso de María y la Magdalena, la diferencia es aún mayor. Bien es cierto que en Cuenca no se pasaron a madera hasta 1985, imitando a las anteriores de arpillera. Es por ello por lo que vemos unos ropajes más finos, un poco diferentes al resto del grupo. En el paso de Ciudad Real, sus mantos y túnicas se corresponden más con el estilo de Marco Pérez, siendo más voluminosos y con unas formas más toscas.

Aparte, los rostros del paso de Cuenca son más dulces, con una expresión menos dolorosa que en el primer caso.


También es digna de mención la diferencia entre las escaleras, resultando más naturales las de Ciudad Real con color y textura de madera, mientras que las de Cuenca son de color marrón oscuro, muy cercano al negro. Para terminar, la escalera de Nicodemo (la más corta) tiene un acabado en forma de añadido en el caso conquense, seguramente necesario al cambiar el tamaño de alguna de las imágenes respecto al primer paso realizado. Recordemos que el Cristo de Ciudad Real es un poco más grande respecto al de Cuenca, ya que tienen una estatura de 1’70 y 1’60 metros respectivamente.

Como conclusión y aparte del acabado del tallado, el cual vemos más fino en el paso de Cuenca (algo poco usual en la obra imaginería de Marco Pérez), existe un tratamiento diferente en las policromías, resultando más ricas y con mayor presencia del dorado en el paso conquense. Todo ello sin tener en cuenta las imágenes de la Virgen y la Magdalena de Cuenca, las cuales se acabaron en 1985.

Ignacio Blanco




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