Antiguo
paso de la Coronación de Espinas destruido en 1936, en la puerta de la
Parroquia de San Pedro
Los ferroviarios fueron un grupo de
trabajadores muy importante en la ciudad y siempre desearon contar con una
hermandad de Semana Santa propia. Ya en 1914 los ferroviarios celebraron una
novillada para recaudar fondos con el fin de adquirir un paso, aunque todavía
no habían decidido cuál, e incluso se planteaban la posibilidad de la Santa
Cena. Sin embargo, nada se concretó y la idea quedó aparcada.
Por fin, en 1919, el periódico local El
Pueblo Manchego publicaba la siguiente noticia, que refleja el proyecto
definitivo:
«Se
nos dice que para el año venidero formará en la procesión pasionaria de San
Pedro un nuevo paso en sustitución del de la Coronación de Espinas, que por la
pobreza artística e impropiedad de las figuras hace algunos años está retirado
del culto.
A
tal efecto, se pretende reconstituir la cofradía antigua y hoy totalmente
extinguida de los Hermanos de la Coronación con obreros y empleados de la
estación férrea, dando a la misma el carácter gremial que en los siglos XV al
XVIII tenían las cofradías de Castilla, que al propio tiempo que contribuían al
esplendor del culto y fomentaban la piedad entre sus asociados, atendían
también a importantes necesidades materiales de éstos, como los gastos de médico,
farmacia, entierro, etc.
La
idea ha sido muy bien acogida entre los ferroviarios».
Pero la idea no llegó a hacerse realidad
hasta 1923, cuando Francisco Herencia Mohíno, que era abogado de la Compañía
M.Z.A. de Ferrocarriles, ofreció a los ferroviarios de la Asociación de
Empleados y Obreros la idea de que se reorganizara la Hermandad de la
Coronación en el seno de la misma. La idea fue muy bien recibida por los
directivos de la mencionada asociación, quienes se pusieron incondicionalmente a
su lado, siendo conocida la hermandad a partir de entonces como la de los
ferroviarios, que procesionó por primera vez el Viernes Santo 2 de abril de
1926, con un paso obra del escultor aragonés Felipe Coscolla.
Los
antiguos estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas cuando
procesionaban con la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas
Disueltas las hermandades en 1936, al
inicio de la Guerra Civil Española, la Parroquia de San Pedro fue asaltada por
los republicanos del Frente Popular, que la destinaron a almacén, siendo
quemados todos los pasos de nuestra Semana Santa que se hallaban allí, entre
los que se encontraba el de la Coronación de Espinas. Al finalizar la guerra,
la Hermandad de la Coronación había perdido su paso titular aunque, por no
haber sido requisada durante la misma, se salvó de la destrucción la rica
colección de estandartes con que contaba la cofradía, que guardó en su casa el Hermano
Mayor.
El 16 de junio de 1939, en el domicilio
de Enrique Pérez, que era Hermano Mayor de Nuestra Señora de la Soledad, se
convocó una reunión de hermanos mayores para restablecer la Semana Santa ciudadrealeña.
En la misma participó Manuel Herencia Mohíno, Vicehermano Mayor de la
Coronación, constituyéndose la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de
Ciudad Real, que adoptó el acuerdo, entre otros, de celebrar una procesión la
tarde del Viernes Santo de 1940, con arreglo a la formación de todas las
cofradías, las cuales aportarían túnicas, estandartes, gallardetes, faroles y
demás atributos que poseyeran y se hubieran salvado de la Guerra Civil. La
Hermandad de la Coronación participó en la misma desfilando detrás de la
Oración en el Huerto y antes de Jesús Caído.
La Hermandad de la Coronación comenzó de
nuevo a reorganizarse bajo la dirección de Francisco Herencia, su Hermano Mayor,
que se puso en contacto con Coscolla, llegando a un acuerdo con él para hacer
un paso nuevo, pero debido a una agresión que sufrió el 26 de junio de 1940 a
manos de un operario de su taller, que le golpeó repetidas veces con un mazo,
fallecía días después. Y con él murió también la historia de la Hermandad de la
Coronación de Espinas, ya que en 1944, cuando los ferroviarios asociados en la
Hermandad Ferroviaria decidieron hacerse cargo de una cofradía de Semana Santa,
no contaron con Francisco Herencia y cuando decidieron el titular de la misma
optaron por el misterio del Encuentro y no por el de la Coronación de Espinas.
Francisco Herencia continuó a partir de
entonces su interés semanasantero en otra hermandad de la misma parroquia, la
del Cristo del Perdón y de las Aguas, a cuyo auge y esplendor colaboró junto
con otros destacados cofrades, dejando a esta hermandad el usufructo de los
estandartes salvados de la antigua Coronación de Espinas al considerar que la
Cofradía del Encuentro no era su continuadora, ya que lo único que tenían en
común es que estaban formadas por ferroviarios.
Los estandartes a partir de 1943,
procesionaron con la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas,
y a partir de la muerte de Francisco Herencia Mohíno, ocurrida el 24 de
noviembre de 1947, y al confeccionar la Hermandad del Cristo del Perdón y de
las Aguas en 1949 sus propios estandartes; el Hermano Mayor de esta cofradía,
Pascual Crespo, cedió a la Cofradía del Encuentro el usufructo de los estandartes,
llegando aún acuerdo con la familia Herencia y el entonces Presidente de la
Asociación de Cofradías, Evaristo Martín Freire, para ello.
Uno
de los estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas que posee
actualmente la Cofradía del Encuentro
Pero no fue hasta el año 1956, cuando
son donados a la Cofradía del Encuentro estos estandartes, tal como podemos
leer en el diario “Lanza”, el viernes 20 de enero del citado año:
“En
la mañana de ayer, en su domicilio particular y por don Francisco Herencia
Olivas, se hizo entrega de los estandartes de su propiedad, a la Cofradía
Ferroviaria de El Encuentro. Estos estandartes han venido desfilando en la procesión
de la mañana del Viernes Santo, con esta Cofradía, desde que la misma fue
creada, los que para tal fin, fueron cedidos todos los años por su propietario.
En
representación de la Cofradía se hicieron cargo de los estandartes el Rvdo. Don
Felipe Lanza Rodríguez y don Bonifacio Mohedano Castillo, consiliario y
presidente respectivamente de la Hermandad Ferroviaria de A. C. de la capital,
don Luis de la Gángara y de la Gángara, hermano mayor de la Cofradía y varios
directivos de ambas organizaciones, que expresaron su agradecimiento por el
alto honor que representa para la misma, esta donación, y de la cual es hermano
mayor honorario, el donante que siempre ha mostrado un vivo interés por ella,
lo mismo que hacia las pasionarias de Ciudad Real, máxime en esta ocasión,
puesto que todas las mejoras que se hagan en uno u otro sentido dentro de cada
Cofradía en particular y en general, ha de repercutir necesariamente en
nuestras procesiones contribuyendo de esta manera a dar más realce y
vistosidad, a la par que riqueza, a las mismas.
Este
rasgo generoso del donante, que materialmente representa un gran valor, guarda
en sí otros valores más profundos para él y sus familiares, si se tienen en
cuenta, y ello nos consta, que su padre (q. e. p. d.) hermano mayor de la
antigua Cofradía Ferroviaria de la Coronación de Espinas, fue un gran
entusiasta de la Semana Santa de nuestra ciudad. Dentro de la Cofradía, el
mismo ideó y concibió estos estandartes cuyos gastos sufragó, y que fueron una
de sus ilusiones mayores. De ahí, el gran sacrificio hecho por sus herederos al
desprenderse de recuerdos tan queridos.”
Noticia publicada en el diario “Lanza” de la
donación de los estandartes de la Hermandad de la Coronación de Espinas a la
Cofradía del Encuentro en 1956
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