Puerta
de entrada a la casa de Mazantini en la calle Progreso
“Ha muerto “Mazantini”, reza la crónica
de nuestro diario LANZA, fechada el día 22 del actual, en cuyo día me
encontraba en Madrid.
Días antes, el 18, recibí una carta
conmovedora de él (dictada por uno de sus nietos) en la que se excusaba por no
haber podido enviarme antes su fotografía, para ilustrar en unión de otras 19
mi “Cancionero Musical Popular Manchego”, que verá la luz, Dios mediante, en octubre
próximo, gracias al interés que ha puesto en ello el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, la excelentísima Diputación de Ciudad Real y la
Sociedad de Autores de España, especialmente su presidente, el popular maestro
Guerrero, quien se ha dignado anticipar la cantidad de 75.000 pesetas para
publicarlo, a fin de que esta obra sea digna de esta bendita tierra cervantina.
Pues bien: dicha carta, el malogrado y
querido “Mazantini”, el mejor intérprete del folklore manchego que he conocido
entre los 2.000 campesinos y artesanos pertenecientes a los 140 pueblos
visitados de la región manchega, se lamenta de que lleva más de diez días en
cama con fuertes dolores en las piernas y que el corazón (¡ese corazón todo
bondad y cariño para la lirica popular manchega!) no le funciona bien, teniendo
paralizado la mitad de su cuerpo por lo cual no podía, últimamente, hablar,
entendiéndose la familia por medio de señas. Reconoce que, aunque hace ya tres
años que le pedí una fotografía para tal fin, le ha sido imposible encontrar un
“traje típico del país”, a excepción del sombrero, por lo cual me envía esta
fotografía que por medio del diario LANZA, dedica al autor de estas líneas a
todos los admiradores del popular “Mazantini”, el “único” cantador y trovador manchego
que ha interpretado las seguidillas, jotillas, torrás, fandangos, boleras o
meloneras ante Reyes, Príncipes y Caudillos, siendo aclamado por las
multitudes.
Reja
de entrada a la casa
En uno de los párrafos finales de su
carta, su nieto me dice que “cuando vio
la fotografía suya, ya estaba muy grave y, al contemplarla, se echó a llorar
como un niño”. ¡Pobre “Mazantini”! ¡Cuánto sufrirías, en los últimos
momentos de ti vida, al ver que tus piernas ya no saltaban, como un galgo, en
el patio de tu casa, que ha sido siempre la “cátedra” más genuina del folclore
manchego, por donde han pasado infinidad de bailadores de todas las clases
sociales! ¿Te acuerdas de aquella inolvidable actuación de tus discípulas, días
antes de la Virgen del Prado el año 1949, entre las cuales se encontraba una
chiquilla de cuatro años con más gracia y salero que la propia Conchita Piquer?
Nunca olvidaré aquella coreografía de los bailes y demás escenas del folclore
manchego, con que tuviste el honor de obsequiarme, correspondiendo según tus
palabras “a los premios que había obtenido en el Instituto Español de
Musicología, de Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por mis
trabajos de investigación folclórico-manchega”. Ese día, inolvidable para mí,
es cuando conocí, a fondo, las grandes cualidades de “Mazantini”, como el más
fiel intérprete de su compañera inseparable, la “guitarra” (que debiera pasar
al Museo de la Excma. Diputación Provincial), con lo cual iniciaba, con una
naturalidad pasmosa y agilidad envidiables, el ritmo de estos bailes y danzas,
muchos de ellos dificilísimos para llevar al pantágrama, como ocurre con las
torrás, boleras o meloneras y las típicas seguidillas; sin embargo, a pesar de
ello, con la buena y santa paciencia de “Mazantini”, y con su grajeo peculiar,
tuve la suerte de recopilar de sus labios diversas canciones de Ciudad Real,
que figuran en mi obra, especialmente una típica y tradicional seguidilla, muy
“antigüisma”, como él decía, cuya letrilla canta así:
A la Virgen del Carmen
quiero y adoro,
porque saca las almas;
del Purgatorio;
saca la mía,
que la vengo penando
de noche y día.
Imagen
del patio de la casa
Dios te ha llevado a su seno querido
“Mazantini”, sin que nadie se haya preocupado de que, para la mayor exaltación
del folclore manchego, era preciso dejar constancia de tus afanes y actuaciones
en pro de la gran riqueza lirica manchega procurando, como hacen en otras
regiones de España, conservar en toda su pureza y tradición, es decir en su “propia
salsa”, el tipismo del traje manchego, importantísimo, hoy día, para apreciar
la coreografía de una región.
Ya sabes admirado “Mazantini”, (y tus
familiares han sido testigo de ello) que, desde hace más de tres años, venia interesándome
por tener una fotografía tuya, con el traje típico ciudarrealeño, como muchas
otras que me han facilitado en las provincias de Cuenca, Toledo y Albacete. No
ha podido ser, con gran perjuicio para el arte manchego.
Si el día de mañana aparece, por
casualidad por la antigua Villa Reale, algín folclorista español en pos de su
lirica popular, en seguida le dirán las gentes: “¡Ah, sí viviese el hermano “Mazantini”!
Ese sí que sabia un rato largo de esas cosillas”. Es la cantinela que me han
soltado a mi “muchísimas” veces, por los pueblos manchegos, cuando iba
recopilando los materiales para la formación de mi Cancionero. “Todo se lo
lleva Dios”, me decía un día una viejecilla de Montiel. Pero Dios, con su sabiduría
infinita nos deja a los hombres en libertad para obrar como mejor nos parezca.
De ahí nuestra obligación moral y social de realizar estas investigaciones
folcloristas antes de que desaparezcan los más genuinos y mejores intérpretes
de los bailes manchegos, como ocurre en este caso concreto.
De todas formas, gracias a Dios y al interés
supremo que siempre puso “Mazantini” por el engrandecimiento del “folclore
manchego”, la Musicología española podrá contar con diversos giros y gramas
musicales de la lírica popular manchega a la que dedicó los mejores años de su
vida este ciudarrealeño, pregonando, “urbe et orbi” el grito de su raza
sintetizado en esta seguidilla que dice:
Aunque soy de la Mancha,
no mancho a “nadie”,
más de cuatro quisieran
tener mi sangre.
Pedro
Echevarria Bravo. Académico C. de la Real de San Fernando. Diario “Lanza”,
jueves 28 de junio de 1951, página 3
Mazantini
tres días antes de morir
No hay comentarios:
Publicar un comentario