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sábado, 6 de junio de 2020

SE HUNDIÓ EL PIONERO DE LOS TEMPLOS DE LA NOCHE


Ángel y Rafa en la puerta del “Ave Turuta” recién hundido

Once y treinta horas del viernes 22. El Ave Turuta, como el resto de los locales que conforman la noctámbula movida ciudarrealeña se sacude la resaca a golpe de lejía y fregona preparándose a recibir el fragor de un nuevo fin de semana. Sin embargo, no se podía imaginar el pájaro que la noche anterior sería la última que compartiría con sus más fieles seguidores y amigos.

A esa hora de la mañana los muros del Turuta se vinieron abajo en medio de una densa polvareda y un gran estrépito que sorprendió a los transeúntes que en ese momento atravesaban la calle del Compás.

Los trabajadores de las dos empresas constructoras que realizaban las primeras labores sobre los solares colindantes asistieron al espectáculo con sorpresa sin dar crédito a lo que estaban viendo. El entrañable Ave Turuta había muerto víctima de un repentino ataque. Nada se podía hacer para salvarlo.

La confusión de los primeros momentos hizo que se barajasen múltiples conjeturas sobre lo sucedido. Incluso  llegó a pensarse en la posibilidad de que el accidente hubiera sido provocado, extremo que, tanto los propietarios del local como las empresas constructoras implicadas se han apresurado a desmentir.
  
Los daños fueron tales que fue imposible su reconstrucción

Mientras que las paredes del popular local se venían abajo la moral de los propietarios hacia lo mismo. Rafael Espinosa y Ángel Muñoz veían cómo la fatalidad acababa con su pasado reciente y con un prometedor futuro. «Es una tragedia -dicen- hemos quedado además de sin local, sin todo lo que había dentro que era todo: papeles, licencias, facturas, el almacén, todos los discos... Todo está bajo los escombros. Las cinco personas que trabajaban dadas de alta y los extras que lo hacían ocasionalmente se han quedado en la calle. Nuestra situación económica es una ruina en estos momentos con lo que esta pérdida supone. De momento un economista y un arquitecto están redactando un informe para evaluar las pérdidas materiales y la pérdida que representa interrumpir una actividad que era muy rentable.»

Los responsables del local habían invertido sus ahorros en iniciar el proceso de compra -hasta ahora lo habían tenido alquilado- y precisamente el buen momento que atravesaba el bar les había llevado a esto. «Era un bar que estaba funcionando muy bien, con un gran volumen de trabajo y que gozaba de la aceptación de la gente joven. Fuimos punteros en muchas cosas, como en poner un portero. Convertimos un sitio de comidas en un bar de moda.»

Los dos socios -asesorados por su abogado- desean llevar el asunto de las responsabilidades que piensan pedir a las empresas implicadas en el derrumbe por las buenas. «Lo importante es llegar a un acuerdo. Nos vamos a poner en contacto directamente con las compañías de seguros una vez que hayamos hecho las averiguaciones oportunas de qué empresas exactamente pueden responder. Reclamamos dos conceptos: los daños materiales y las ganancias que hemos dejado de obtener


La misma buena voluntad que los dueños quiere poner el gerente de la constructora Promociones Martínez Lara que construía en los solares próximos un bloque de pisos. Para Domingo Martínez el derrumbamiento del Turuta es un hecho fortuito: «Nosotros creemos que se trata de un suceso completamente accidental. El local estaba en malas condiciones aunque no presentaba un riesgo inminente de que aquello pudiera venirse abajo. Las palas no tocaron los muros, la edificación reventó literalmente, a los lados hacia los que estaba cargado la cubierta; si las máquinas tuvieron algo que ver es algo que sí es cierto es que lo que sucedió podía haber ocurrido en cualquier otro momento. Esto lo hemos podido comprobar tras el desescombro y posterior estudio. Imagínate lo que hubiera pasado si llega a suceder un viernes o un sábado por la noche. Lo que sí puedo añadir es que nunca pensamos en que aquello se podía hundir».

Esto mismo piensan los propietarios ya que el local pasaba las inspecciones obligadas y las últimas remodelaciones lo habían dejado en perfecto estado.


Pudo ser una tragedia

Ambas partes coinciden en señalar la tragedia que se hubiera producido si el derrumbamiento hubiera tenido lugar un fin de semana. Cuando Domingo Ruiz se enteró de la noticia afirma que se sintió profundamente preocupado por la posibilidad de que hubiera alguien en el interior. Algunas versiones afirman que la mujer de la limpieza terminaba de marcharse del lugar cuando ocurrió el suceso, pero lo que es cierto, es que los únicos daños que hay que reseñar son, afortunadamente, materiales. El gerente de DIMARSA reconoce que lo primero que preguntó es si había habido alguna víctima, «cuando supe que no, dije: lo que se puede arreglar con dinero es lo menos caro».

Entre los escombros del Turuta han quedado atrapados unos 4.000 discos, además de todos los aparatos audiovisuales existentes. «Se han destruido neveras, el almacén, discos, documentos, facturas - afirman los propietarios- o Nos hemos quedado con lo puesto porque todos nuestros ahorros los teníamos aquí invertidos

«Nosotros - cuentan Ángel Muñoz y Rafael Espinosa- invertimos el pasado verano unos ahorros en acondicionar el local, pero cuando derrumbaron las casas colindantes se corrió la voz de que ésta se podía venir abajo...».

Pioneros de la marcha Antes de 1984, el Ave Turuta era un bar dirigido a gente mayor frecuentado masivamente por jóvenes. A partir de esa fecha, que ha sido recordada puntualmente cada año por sus actuales propietarios con una gran fiesta, el pub, alquilado en un principio, fue adquiriendo mucha popularidad entre la juventud de toda la provincia. Los jóvenes de cada pueblo con más posibilidades se desplazaban a Ciudad Real los fines de semana a pasar un buen rato en el Turuta.

Solar donde estuvo enclavado el “Ave Turuta”

El estilo y la .marcha de El Ave ha sido el embrión que ha dado a luz toda la movida frenética del Torreón, tan apetecida por la gente joven y tan denostada por los vecinos. El Ave Turuta ha sido el local puntero que ha asistido al nacimiento de otros pubs que han conformado el circuito de copas obligatorio en Ciudad Real. Ha resistido, incluso los ataques de las instituciones contra la guerra declarada al ruido. Nunca ha llegado a cerrarse, tampoco nunca ha habido que resaltar ninguna bronca espectacular aunque la policía haya tenido que actuar en alguna que otra ocasión.

Ahora, sus dos socios se encuentran en una situación angustiosa. Ambos esperan que El Ave resucite aunque no de la -misma manera, sí con el mismo espíritu que siempre ha tenido. La última palabra la tiene el Ayuntamiento, cuyo plan general de Ordenación Urbana no permitirá levantar un local de características similares.

El Ave Turuta se ha muerto de viejo, la fragilidad de sus cimientos ha sucumbido a los deseos de diversión y se ha venido abajo, pero el mismo entusiasmo que los jóvenes han mostrado por su espectacular caída, será puesto de manifiesto cuando sus socios, Ángel y Rafael, decidan emprender una nueva aventura.

 “Bisagra” Nº 168, Revista Semanal Del 3 al 9 de marzo de 1991


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