Primitiva
imagen gótica de la Virgen de Alarcos, destruida en 1936 por milicianos de
izquierdas al inicio de la Guerra Civil Española
En Ciudad Real iba hace pocos días por
la vía férrea, con dirección a las Huertas, una familia muy conocida en aquella
ciudad, cuando sin saber cómo, una preciosa niña de diez años que formaba parte
de la misma, quedó sujeta por el tacón de la bota entre dos raíles,
precisamente cuando el tren mixto de Badajoz avanzaba a toda velocidad.
La madre de la niña, presa de indescriptible
espanto, empezó a porfiar por sacar el piececito de su hija, pero todos los
esfuerzos eran vanos, antes al contrario, se complicaba más la cosa ante el
sobresalto de todos y la llegada del tren, que se aproximaba a pasos
agigantados.
Una catástrofe era inevitable, y hubiera
ocurrido seguramente si el padre de la criatura, serenándose repentinamente, no
hubiera procedido con prontitud a desabrochar los botones del calzado de la
niña y tirar de esta con fuerza, al tiempo que la maquina y coches pasaron como
una exhalación por encima de la bota desprendida, que quedó aplastada y
deshecha.
Pasado el peligro, la madre fue
acometida de un sincope, y al volver en sí, ofreció una función religiosa a la
Virgen de Alarcos en acción de gracias por haberla conservado su hija.
Fuente: Periódico La Iberia (Madrid. 1868) 10 de marzo de 1890,
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