El
palacio de la antigua Chancilleria de Ciudad Real, posteriormente propiedad de
los Marqueses de Treviño que termino sus días como Escuela de Comercio, en una
fotografía de Octubre de 1964 del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha
Una vez más se ha cebado la piqueta sobre un noble edificio, el Palacio del Marqués de Casa Treviño, para levantar en su solar otra “Torre” o lo que sea, dándole a la ciudad ese aire de enfermo tan de moda en este tiempo actual, falto de espiritualidad y cargado de materialismo. Reconozco que estas destrucciones en las grandes urbes son necesarias, pero a Dios gracias, a nuestra capital no le ocurre esto ya que su gran problema, es su exceso de extensión.
Sus cimientos, sin lugar a dudas,
mantuvieron el Palacio de nuestra Chancillería orgullo de los manchegos, Alto
Tribunal de Justicia con jurisdicción desde el río Tajo a todo el sur,
dependiendo de Ciudad Real capitales tan importantes como Sevilla, Córdoba,
Granada, etc. Su emplazamiento lo han venido pregonando todos los cronistas
locales, pero yo me baso para mayor seguridad en la “Cronología de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios”, aprobada
por Pío V, publicada en 1716, al hablar de su instalación en Ciudad Real, hace
mención de la chancillería y su emplazamiento. “El convento estuvo en la Huerta del Pangino frente a la casa que ocupó
la Chancillería, y que se abandonó por ser lugar insano y no reunir condiciones
higiénicas…”.
Ciudad Real siempre tuvo abolengo en
leyes, así vemos que en las Cortes de 1346, celebradas en nuestra capital por
Alfonso XI de Castilla en su Real Alcázar dicta 16 de ellas, que durante muchos
años se conocieron con el nombre de Leyes de Villarreal. Se dicta también aquí
el Privilegio de Asadura (tengo la ejecutoria de un viejo pleito entre la Santa
Hermandad Vieja de Ciudad Real, el honrado Concejo de la Mesta y varios vecinos
de Alcázar, en fotocopia) que así lo atestigua. Aquí también se dictó por aquel
rey, otra ley fundamental creando la Cabaña Real a favor de la Mesta y
limitando el poderío de las Ordenes Militares en materia de ganadería. Y así
sigue el camino jurídico hasta llegar al año 1484 creando en Ciudad Real
nuestra Chancillería, construyéndose su palacio frente al Huerto del Pangino,
hoy mercado de Abastos, por aportación popular, al carecer de fondos nuestro
municipio. Los Reyes Católicos pusieron como condición previa que para mantener
el rango del Alto Tribunal había que darle morada digna, y así se hizo.
Han pasado los años, y el Palacio del
Marqués estaba en mal estado y esto es cierto. ¿Pero no se están reconstruyendo
castillos, murallas, torres, etc.? ¿No vemos cómo los pueblos defienden sus
monumentos contra viento y marea? Quizá en peor estado se encontraba en
Valladolid el palacio señorial de los Pérez de Vivero, donde estuvo instalada
la primera Chancillería de España donde
contrajeron matrimonio los Reyes Católicos, lo han reconstruido y para darle
más solera han instalado la Audiencia Territorial en tan bello marco.
¡Adiós viejo palacio! ¡Ya no
contemplaremos más tu escudo heráldico ni tus grandes patios, donde soñando un
poco se adivinan las diligencias o vetustos coches judiciales que salían para
el sur, ni los alguaciles a caballo con su negra ropilla, ni aquellos
magistrados de luengas barbas y de imponente indumentaria…!
Y por último, un ruego al señor alcalde.
Si todo irremisiblemente ha desaparecido, yo pido que por lo menos perdure el
recuerdo de nuestra chancilleria, sustituyendo el nombre actual de Avenida del
Imperio por otro más concreto y de orgullo local, que se denomine de aquí en
adelante “Avenida de la Real Chancilleria”, y que se salve el escudo heráldico
que campeaba sobre la puerta principal, dándole adecuado marco.
Si asó lo haceis, muchas gracias, señor
alcalde.
José
Rodrigo Rico. Diaro “Lanza”, miércoles 15 de agosto de 1973, Extra de Verano
Una pena. Ahí pasé tres cursos (del 62-63 al 66-67). Me encantaba ese palacio señorial del que podíamos disfrutar los estudiantes de Comercio. Guardaré la foto con amor. Pocas veces he vuelto a Ciudad Real, pero nunca he querido pasar por allí.
ResponderEliminarEstudié allí la Carrera de Comercio del 63 al 66. No perdono que no se salvara ese magnífico edificio.
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