Diego López Pacheco, marqués de Villena,
se había rebelado contra la Corona. Le apoyaban sus primos: Rodrigo Téllez Girón
(gran maestre de la Orden de Calatrava) y su hermano Alonso (conde de Ureña),
el arzobispo de Toledo Alonso Carrillo y otros nobles del reino. Solicitaba el
marqués a los Reyes Católicos la gobernación de la Orden de Santiago, el
derecho a las rentas que su padre, Juan Pacheco (que había sido maestre de
Santiago y accidental de Calatrava) percibía de Alcaraz, Trujillo, Requena y
Escalona, y atribuciones para administrar los restantes territorios y rentas de
su difunto padre. Se ratificaban también en que su primo Alonso Téllez Girón, y
Pedro Puerto Carrero, fueran confirmados en sus cargos. Para tal chantaje tenían
bajo su custodia a la hija de Enrique IV, Juana la “Beltraneja”, a la que
habían declarado princesa con pretensiones a ocupar la Corona. La oposición fue
firme y enérgica: por un lado reclamaron la custodia y seguridad de Juana a
personas de confianza, hasta que le llegara la edad del matrimonio; por otra
parte les negaron el derecho a regentar la Orden de Santiago, comunicándoles
que todavía no habían tomado ninguna decisión a ese respecto.
El revés sufrido por los rebeldes, hizo
ponerlos en contacto con el Rey de Portugal, Alfonso V, que estaba viudo y era
tío de la “Beltraneja”, proponiéndole la mano de ésta y la Corona de Castilla. Para
tal fin, el maestre de la Orden de Calatrava, don Rodrigo, encaminó sus pasos a
Ciudad Real con la esperanza de ganarse la confianza de los realengos,
esperando que con sus hábiles artimañas conseguiría la realización de sus propósitos,
los que vio por los suelos, sin ninguna fuerza efectiva, y recurrió a la
fuerza: “Junto (dice el cronista de la Orden,
citado por Delgado Merchán) en Almagro 300 de a caballo y otros 2.000 peones y
fue contra esta ciudad con intervención de tomarla para su Orden. Debía de
pertenecerle por virtud de la donación que el rey Don Sancho el “Bravo” había hecho de aquel pueblo. Los de Ciudad
Real y sobre esto hubo guerra entre el maestre y ellos, en la que ambas partes
murieron muchos hombres. Finalmente el maestre tomó la ciudad por la fuerza de
las armas como parece por la crónica de los Reyes Católicos, la tuvo muchos
días, e hizo cortar la cabeza a muchos hombres de ellos, porque habían dicho
algunas palabras injuriosas contra él; y a otros de la gente plebeya hizo
azotar con mordazas en las lenguas…” Una vez depuestas las armas por los
simpatizantes de la causa de Juana la “Beltraneja”, aceptaron el acatamiento a
la Corona, cuya dinastía sería única y exclusivamente simbolizada en las
personas de los Reyes Católicos.
Manifiesta algún historiador, que, el
audaz e intrépido maestre, que tenía numerosas amistades entre las gentes
importantes de la ciudad, indujo a éstas la proclamación de la reina Isabel
como legítima al trono de Castilla, convocándolas a una junta extraordinaria en
el Convento de Santo Domingo de esta ciudad. El acto tuvo lugar el 20 de marzo
de 1475, en el que, tanto el maestre como todos los congregados, prestaron
juramento de fidelidad en una gran ceremonia llena de suntuosidad.
Por disposición de Fernando e Isabel, el
arzobispo de Toledo Alonso Carrillo (que se había reconciliado con la Corona) “tomo
medidas especiales contra los cristianos nuevos de Ciudad Real”. Con estas
medidas y posteriores averiguaciones, se ponía el primer peldaño para el
establecimiento del Tribunal de la Inquisición en nuestra ciudad, cuyo
principal instigador sería el Arzobispo Alonso Carrillo.
Un importante sector del barrio judío,
en tiempos de la Inquisición, se comprendía dentro del barrio de Santiago,
nombre éste que se debía, como es natural, por estar enmarcado dentro de los
límites de la iglesia de ese nombre. Por aquella época, algunas de sus calles
eran conocidas por: “Pintado”, “Rodrigo de Guzmán”, “Cocoyo Viejo”, “Santo
Domingo”, etc., y otras como la calle Calatrava que conserva todavía sus
primitivos nombres.
Francisco
Pérez Limón Diario “Lanza” 15 de agosto de 1989, Extra de Feria de Ciudad Real.
Rodrigo
Téllez Girón en la Plaza Mayor de Salamanca
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