Edificio
de la Chancillería ciudadrealeña en la calle de los Reyes, que luego fue
palacio de los Marqueses de Treviño
La lealtad de los ciudadrealeños,
siempre al servicio de la Corona, especialmente la prestada a la causa de doña
Isabel I contra las argucias del maestre calatravo, don Rodrigo, fue premiada
con largueza por la ilustre soberana.
Una de las distinciones más honrosas que
tuvieron los Reyes Católicos para con Ciudad Real, fue sin duda la instalación
de la segunda Chancillería del reino en la ciudad manchega. Sólo existía una Chancillería,
como alto tribunal supremo de apelación de la justicia, en el vasto territorio
de los dominios de Castilla, establecida en Valladolid. Apenas terminada la
Reconquista fue necesaria la creación de una nueva chancillería que compartiera
con la de Valladolid la administración y defensa de las sabías y unificadoras
reformas legislativas de los Reyes Católicos.
“La
muy noble y leal ciudad de Ciudad Real” fue la designada por los soberanos
católicos para tan alta empresa, según la Real Cédula de creación “dada en la villa de Madrid treinta días del
mes de octubre del año de nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo del mil
cuatrocientos e noventa e cuatro años” como consta en documentos
conservados en nuestro archivo municipal.
Además de las causas históricas, como la
realeza de su origen los servicios prestados a la monarquía en rivalidad
frecuente al feudalismo calatravo y los ya referidos en defensa a la causa de
la reina, hemos de agregar otras razones geográficas de Ciudad Real. Su punto
equidistante entre la región andaluza y las tierras de la Vieja Castilla, situaba a nuestra ciudad como
una de las poblaciones de España más idónea para tan alta misión. Así se dice
en la Real Cédula de su fundación: “porque
los vecinos e moradores de los viven en las cibdales e villas e lugares de
andalucia e del reino de cordoba e granada e otros lugares aende tajo nos
tengan tanto trabajo en venir con sus pleitos a cabasas a la otra corte e
Chancilleria… nos abemos hordenado e mandado que aya otra addiencia e
chancilleria en esa dicha ciudad”.
En la citada Cédula de creación, la que
omitimos por extensión, quedan bien definidas las limitaciones de ambas chancillerías,
correspondiendo a la de Valladolid el territorio comprendido desde el
Cantábrico hasta el rio Tajo y la de Ciudad Real, desde este río hasta Tarifa.
Media España al norte para la de Valladolid y la otra mitad al sur para la de
Ciudad Real.
Un tribunal de tal categoría daría a
nuestra ciudad gran importancia. No cabe duda de que en aquellos años llegaría
Ciudad Real a su penitud y que otros derroteros hubiera seguido nuestra
historia al haber permanecido más tiempo dicha institución en nuestra ciudad.
Solamente, algo más de diez años, estuvo la Chancillería en Ciudad Real. El 8
de febrero de 1505, por Cédula expedida en Toro nos fue arrebatado tan
importante organismo para trasladarlo a Granada. A pesar del carácter interino
de su traslado, éste se hizo definitivo. De nada valieron las insistentes
reclamaciones de las autoridades ciudadrealeñas elevadas a los poderes públicos
para la devolución de la chancillería no se había prometido; iniciándose,
entonces, una decadencia en la ciudad de la que no volvió a levantarse.
Ejecutoria
despachada por la Chancillería de Ciudad Real, en tiempos de doña Juana la
Loca, de un pleito entre la Santa Hermandad Vieja de Ciudad Real y el Honrado
Concejo de la Mesta sobre el derecho de «asadura». (Archivo Histórico
Provincial.)
Según ciertos historiadores la chancillería
de Valladolid estuvo desde su creación, en el palacio que fue del vizconde de
Altamira, Palacio que se procuró conservar y en donde, más tarde, reconstruido
el viejo caserío, se instaló la Audiencia Territorial, salvando así el edificio
de tanta solera jurídica y conservado para su historia.
No ocurrió así con el edificio
correspondiente a la Chancillería de Ciudad Real. Según la tradición ésta
estuvo instalada en la calle de los Reyes, en el palacio de los marqueses de la
Casa de Treviño, después Escuela de Comercio y hoy bloque de viviendas
modernas. Hasta hace poco tiempo, a pesar de su estado ruinoso, existió este
palacio, en cuyo solar, por su gran extensión y por el recuerdo histórico,
hubiera sido un gran acierto haber levantado el moderno Palacio de Justicia,
recientemente edificado en la calle de Caballeros y en donde en una lápida se
hubiera conmemorado el primero y más importante organismo fiscal que hubo en
nuestra ciudad.
En los referidos documentos que se
conservan en el archivo municipal, referentes al tema que nos ocupa, figura la
mención de los cargos que debía tener la naciente Chancillería. Estos eran:
presidentes, oidores, fiscal, alcaldes, oficiales, encargados del sello y
registro etcétera, dando sobre todos ellos minuciosas instrucciones dictadas
según las ordenanzas de la Chancillería de Valladolid las que fueron enviadas
por mandato de los Reyes fundadores.
Durante la década que estuvo la
Chancillería en Ciudad Real se sucedieron tres presidentes. El primero fue don
Iñigo Manrique Obispo de Córdoba, uno de los que confirmaron la capitulación de
la rendición de Granada; el segundo, don Alfonso Carrillo de Albornoz, obispo
de Ávila, designado para dicho cargo el 14 de abril de 1497 y el tercero y
último, don Juan Ruiz de Medina, obispo de Cartagena, inquisidor de Castilla y
luego presidente de la Chancillería de Valladolid.
Ciertamente que un Tribunal de tan alta
categoría y la presencia de personajes tan importantes, revestiría a la ciudad,
en aquellos tiempos de gran resonancia a nivel nacional. De todo ello sólo nos
quedó el recuerdo conservado en la Historia.
Hermenegildo
Gómez Moreno, Diario “Lanza” 19 de septiembre de 1982, página 16
Edificio
de pisos que fue levantado en el solar de la antigua chancillería en los años
sesenta del pasado siglo XX
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